A lo largo de las últimas décadas, los Archivos Secretos del Vaticano se han vuelto controvertidos, principalmente debido a su nombre secretum (íntimo) y a su acceso privado. Es por esta razón que el anuncio hecho por el papa sobre la apertura del período 1939-1958, sorprende y entusiasma a muchos investigadores, pues indica la intención de que archivos pertenecientes a una época difícil de nuestra historia mundial (la Segunda Guerra Mundial y los años que le siguieron), se hagan accesibles.
Es controversial también porque coincide exactamente con el pontificado de un papa que ha sido altamente cuestionado a causa de su actuar durante este período, Pío XII. BBC indicó que ha sido acusado de tolerar el ascenso de la Alemania Nazi y de no hacer lo suficiente para proteger a los judíos que sufrieron el Holocausto.
La prohibición de acceso a los documentos de ese período específicamente, ha causado polémica, por ello, académicos y grupos judíos han venido presionando para que los archivos se abran a la brevedad, según afirma el sitio noticioso del centro de educación e investigación estadounidense, Smithsonian.
NY Times informó en 2016, que el Vaticano es el único país de Europa que se ha negado a dar acceso a todos sus archivos de la Segunda Guerra Mundial, los que podrían contener información relevante sobre las políticas del Vaticano durante la época del Holocausto, para historiadores e investigadores independientes.
Luego del anuncio de Francisco, se pretende saber si Pío XII hizo la vista gorda o no ante el desastre que estaba quedando bajo sus narices, sobre todo, porque había un gueto a pasos del Vaticano. En El Definido te contamos cómo se gestó y de qué se trata este acceso a los Archivos.
Después de que se abrieran los archivos de Pío XI en 2006, el Vaticano siguió con los esfuerzos ya empezados para preparar el archivo de Pío XII, acorde a las órdenes del Papa alemán Benedicto XVI. Esto implicó que empleados del Vaticano debieron inventariar y organizar los diferentes papeles. Estos contendrían 86 volúmenes de índices, 538 de temas o instituciones diferentes, 76 discursos del Papa Pío XII y 81 índices de más de 5.100 sobres de representaciones pontificias.
En 2014, el papa Francisco mencionó a un medio israelí, “un acuerdo entre el Vaticano e Italia de 1929 nos impide divulgar los archivos en este momento. Pero debido a que ha pasado tiempo desde la Segunda Guerra Mundial, no creo que haya problema para abrir los archivos en cuanto resolvamos ciertas cuestiones legales y burocráticas”.
El acuerdo al que se refiere, son los Pactos de Letrán entre el Vaticano y la Italia de Benito Mussolini, que dieron a la Iglesia autoridad total sobre la ciudad del Vaticano. Además, establecían que el papa tenía la misma autoridad que un monarca no religioso, así como también era reconocido con derechos divinos.
Francisco indicó en aquella oportunidad, que más evitar que la Iglesia publique sus archivos, los pactos principalmente dan al Vaticano facultades intocables para establecer sus propias políticas sin intervención de Italia. Por ello, lo único que se necesita para abrir los archivos, es un decreto papal. Parece muy simple, pero al parecer no lo es.
Los archivos contienen unos 16 millones de páginas de material, que los investigadores han estado organizando de forma diligente durante los últimos 13 años para poder hacer públicos los archivos.
El proceso para quienes deseen obtener acceso a los Archivos no es fácil. Según CNN, el Vaticano expresó que estarán abiertos a investigadores calificados que deben presentar una solicitud a los Archivos Secretos del Prefecto del Vaticano, especificando el período de estudio que desean pasar en el lugar para estudiar los documentos.
Sin embargo, los tiempos de trabajo no podrán superar los tres meses continuos. Todos los investigadores deben tener un título universitario o su equivalente y el clero debe poseer un título de licenciatura o doctorado. No podrán acceder, a menos que su solicitud haya sido aceptada, al igual que el período de estudio propuesto. Cuando el tiempo autorizado termine, los investigadores pueden enviar una nueva solicitud y deberán esperar su aceptación para volver.
En cuanto a la próxima apertura, agendada para el 2 de marzo de 2020 (pontificado de Pío XII, 1939-1958), las reservas de investigadores relativas a esos documentos se recibirán a partir de 1 de octubre próximo. Quienes estén interesados pueden contactarse a través del sitio web del Archivo para obtener información sobre los métodos de reserva, acceso y consulta, horarios y días de apertura.
Cada año, el Archivo Secreto del Vaticano recibe a alrededor de 1.500 académicos de más de 60 países, en cuatro salas de estudio disponibles: una para consultar los documentos originales, dos para consultar documentos impresos y visualizar reproducciones digitales de documentos y otra es para consultar inventarios y otras herramientas de investigación. Cada día pueden ser admitidos un máximo 60 investigadores en las salas de estudio.
Este misterioso lugar está compuesto por un laberinto de 85 kilómetros lineales de estanterías, que recorre el Archivo de dos pisos ubicado en el Bunker, lo que equivale a un poco más de la distancia que hay entre Santiago y San Felipe de Aconcagua. Sin duda, ¡una gran distancia! El recinto se encuentra contiguo a la Biblioteca Apostólica y justo debajo del Patio de la Piña, que es transitado por miles de turistas que visitan los Museos del Vaticano, y que no saben toda la historia que se almacena bajo sus pies.
La estructura de concreto reforzado comprende estanterías, fijas y giratorias, lo que permite el uso del espacio según criterios de alta densidad, racionalidad y eficiencia. Además, tiene una serie de elementos para su cuidado, como una protección que recorre todo el perímetro para la seguridad, control y aislamiento del edificio. Así mismo, posee un sistema de ventilación, de extinción de incendios y de iluminación de emergencia, así como también un sistema de búsqueda de personas. ¡Por descuidados no pasan!
La historia oficial del Archivo Secreto Vaticano comenzó en 1612, ahí fue fundado por el papa Paulo V Borghese. Pero... la historia extraoficial, ¡empezó antes! Según el mismo sitio, los documentos que se almacenan en este lugar comprenden un período cronológico de doce siglos aproximadamente (VIII- XX), lo que le da una gran importancia histórica, por ejemplo, ¡se encuentra el volumen del juicio inquisitorial contra Galileo Galilei!
La función del Archivo es custodiar y mejorar actos y documentos relativos al gobierno de la Iglesia, por un lado este servicio se lo presta al Papa y al Vaticano, y por otro, a los académicos, sin importar el país y la religión.
El lugar concentra documentos de la Santa Sede, así como conserva los archivos históricos de diversas instituciones públicas y privadas. Según el mismo Vaticano, el Archivo custodia varios fondos importantes de las Congregaciones y Oficinas de la Curia Romana, entre ellos, depósitos que pertenecieron a familias patricias romanas (las más antiguas de Roma), y la correspondencia de la Secretaría de Estado a partir de 1660. También hay documentos aportados por tribunales y negociados.
Desde que el Papa León XIII, en 1881, abrió sus puertas a los académicos, el Archivo se ha convertido en un centro de investigación histórica entre los más importantes y famosos del mundo por su valioso contenido.
Según la información que proporciona el mismo Archivo, “tener el culto de estos documentos, archivos, significa, como consecuencia, tener el culto de Cristo, tener el sentido de la Iglesia, darnos a nosotros mismos, dar a los que vienen el transitus domini [la historia del paso de la vida a la muerte] en el mundo”. Por supuesto, algo muy importante para quienes siguen la fe católica.
El prefecto del Archivo Secreto Vaticano, afirmó a National Geographic que el servicio es totalmente gratuito. El dinero que les entra es por la digitalización o fotocopiado de documentos que solicitan investigadores. Ya que, además de los que asisten cada día al lugar físico, el Archivo tramita todos los días decenas de correos y cartas con solicitudes de todo tipo.
Probablemente, pero como todos los buenos secretos, no podemos conocerlos, solo recurrir a rumores.
Existen teorías conspirativas sobre el contenido de los Archivos, fuentes extraoficiales (y bajo una primera mirada, no muy confiables) indican que habría información que no se quiere revelar. Se especula que parte de lo que podría estar guardado son dibujos del rostro de Cristo, el tercer secreto de Fátima, información sobre la misteriosa muerte del papa Juan Pablo I y el atentado al papa Juan Pablo II, entre otros. Sin embargo, no hay nada comprobado al respecto.
Tal como sucede con la mayoría de los archivos de Estado, los documentos no adquieren estado de consultables hasta que ha transcurrido el período de rigor desde que se producen los hechos. Bueno, pues en el Vaticano se trabaja por pontificados, y este lapso temporal es bastante extenso.
Es por ello que no es inusual que los documentos permanezcan sellados por largos períodos de tiempo. De hecho, el Vaticano abre los archivos papales, por lo general, alrededor de 70 años después de la conclusión del mandato de un Papa (algo así como el tiempo que ha pasado desde que se fundó la República Democrática Alemana hasta hoy). Aunque siempre hay una cuota de “depende”, pues es el papa actual quien decide cuándo abrir los archivos de un papa anterior. En la actualidad, se puede consultar hasta el final del pontificado de Pío XI (febrero de 1939).
Una decisión como la del Papa Francisco, de abrir por completo y hacer accesibles para la investigación académica internacional los Archivos de la época de Pío XII, es muy valiosa e importante para el mundo, especialmente para las relaciones entre los judíos y los católicos. Es una actitud que genera optimismo en los tiempos de incertidumbre que hoy vivimos a nivel de iglesia y laicos, y que esperamos que se mantenga también para abordar otros temas.