Siguiendo la tendencia de los últimos años, el recién despachado 2017 fue un año lleno de movimiento para la música chilena.
Y es que no solo fue el año de Mon Laferte. Tras el exitoso reencuentro de la cantante y compositora radicada en México con el público chileno, una serie de acontecimientos remecieron la agenda nacional a lo largo del 2017: la despedida de Jorge González de los escenarios, el regreso discográfico de Aguaturbia, el galardonado paso de Álex Anwandter por los Premios Pulsar y el merecido despegue de músicos de larga trayectoria underground, como Kuervos del Sur y Demian Rodríguez.
El 2017 fue también el año de los escándalos por abuso sexual y violencia de género. ¿Se acuerdan del 2016, cuando lo peor que le podía pasar a nuestros ídolos era morirse? Ahora, y desde que aparecieron las primeras denuncias contra Harvey Weinstein por abuso sexual, las víctimas se han atrevido a hablar y a desenmascarar a quienes han cometido abusos. En todo el mundo, la industria del entretenimiento se ha visto obligada a reflexionar sobre los actos reprochables que ocurren bajo su alero, y la música chilena no ha sido la excepción.
En junio de 2017, Valentina Henríquez denunció públicamente a Camilo Castaldi, el famoso MC de Los Tetas conocido como Tea Time, por agresiones, violencia de género y robo de instrumentos. La publicación, que incluía crudas imágenes de moretones y heridas, se viralizó rápidamente y causó un gran revuelo tanto en medios tradicionales como en redes sociales. Como resultado de aquello, Castaldi fue expulsado de Los Tetas y se abrieron en paralelo dos casos judiciales en su contra: uno por robo de instrumentos, el otro por violencia doméstica.
Similar escarmiento público es el que debió enfrentar el director del Sello Invierno, Pablo Gálvez tras una denuncia por acoso sexual interpuesta por Camila Oyarce. El caso llegó a impactar a artistas como Alex Anwandter y (me llamo) Sebastián, de quien Gálvez es guitarrista, quienes fueron duramente criticados por sus reacciones, consideradas demasiado débiles y permisivas.
Pero esa no fue la única razón por la cual los artistas chilenos hicieron noticia durante el año recién pasado. El 2017 estuvo lleno de esperados lanzamientos discográficos que sacaron aplausos en la crítica y entre los fans: el EP Santiago de Nano Stern, el disco Dimensiones de Amarga Marga y el esperado disco Púrpura Esencial de la banda de stoner Icarus Gasoline son algunas pruebas de ello.
La música chilena avanza rápido y, aunque todavía tenemos en la boca (o en los oídos) el buen sabor de los discos lanzados en el año recién pasado, la máquina no para. Apenas hemos entrado en el 2018, y ya se comienza a sentir la impaciencia por escuchar los nuevos discos anunciados para los próximos meses.
Podríamos pensar que no queda otra que esperar, pero en El Definido somos impacientes, así que hicimos una selección de cuatro discos que estamos esperando para este recién estrenado año.
Tras el lanzamiento de su disco debut Nonato Coo (2015), el despegue de la joven banda de indie y pop rock Niños del Cerro ha sido explosivo. En 2016 obtuvieron el Premio Pulsar en la categoría de Artista Revelación, y desde entonces se han presentado en importantes escenarios, entre los cuales se encuentran los festivales En Órbita, Festival Neutral y Nuevoverano.
El nuevo disco de Niños Del Cerro estaba originalmente previsto para ser lanzado en 2017, pero como ha dicho en entrevistas su líder Simón Campusano, el proceso está siendo llevado con calma, por lo que se espera que recién este año el disco vea la luz. No hay nombre, fechas ni adelantos. Por el momento solo hay expectativas.
Con casi siete años de trayectoria desde su primer disco, La Big Rabia es una de esas bandas que ha sabido madurar naturalmente su estilo.
Con una peculiar mixtura de blues, boleros, punk y garage rock, la dupla compuesta por Sebastián “Puñete” Orellana en guitarra y voz e Iván “Vaniv” Molina en batería, se ha hecho de un puesto en la escena musical chilena e internacional.
Y aunque en nuestro país cuentan con una base de seguidores que crece día a día, es sabido que el medio nacional es ingrato. Por ello, como parte de una búsqueda de mejores oportunidades musicales para seguir desarrollándose como banda, La Big Rabia se encuentra actualmente radicada en España. Desde allá se encuentran trabajando en su nuevo disco que, al igual que su celebrado disco homónimo de 2016, será producido por el músico español Pedro de Dios, de la banda Guadalupe Plata.
Cómo Talar Un Alerce es un proyecto de música instrumental de neofolk que fusiona influencias del folklore latinoamericano con jazz, pop y música progresiva. Su bella propuesta artística y la forma de sus composiciones, que a pesar de no tener letra poseen un marcado carácter narrativo, han dado a la banda un valioso reconocimiento en la escena nacional.
Su disco debut homónimo, lanzado en 2017, fue producido por Camilo Artigas, y contó con la participación de destacados músicos nacionales, como Alfonso Vergara, Cristian Bravo y Raimundo Santander.
Una de las gracias de Cómo Talar Un Alerce es que muchas de las cosas que ocurren (partiendo por su nombre) carecen de explicación, y solo tienen sentido cuando el espectador se lo otorga. Aunque su líder José Antonio Mena es abierto en lo que a influencias respecta, la música que hace no tiene sentido sin la participación del oyente.
“La intención de cada canción es provocar en la persona que escucha un viaje muy subjetivo, muy personal. Cada persona completa lo que está escuchando desde sus vivencias”, cuenta a El Definido. “A nosotros nos gusta hablar de impresionismo musical, como en la onda de Claude Debussy, de Ravel… Ellos no trataban de hacer un tratado científico con su música, no buscaban la exactitud en la interpretación, más bien buscaban una subjetividad declarada en la interpretación. Había cierta arbitrariedad artística muy rica, que a mí me ha interpelado mucho siempre”.
Si bien su nuevo disco todavía no tiene nombre, el plan es lanzarlo con bombos y platillos el 9 de noviembre de 2018. Su primer single promocional, Desierto Florido (2017) ya está disponible en Spotify.
Diez años han pasado desde el celebrado disco 770 (2008) de la banda de blues rock y fusión latinoamericana El Cruce. Tras el lanzamiento de su último disco, la explosiva carrera que comenzaron en 1998, que los posicionó como uno de los números rockeros más importantes de nuestro país, comenzó a desinflarse. Durante los años posteriores la banda deambuló con poca claridad entre las amenazas de una separación definitiva, reuniones esporádicas y, finalmente, el anuncio de su regreso, de su disco nuevo y su participación en la Cumbre del Rock Chileno 2018.
La banda, famosa por canciones como La chinita y yo, Me tienes loco y Blues al desaparecido había programado el lanzamiento de su disco nuevo para fines de 2017, pero por compromisos de sus integrantes y del estudio en el que están grabando, este tuvo que postergarse.
Uno de los problemas que han tenido que enfrentar es el proceso de recuperación vocal que ha debido llevar a cabo Felipe Toro, vocalista y guitarrista. “Por toda la carga del 2017 terminé bastante resentido y tuve que darme un descanso obligatorio para poder seguir, así que no sabemos exactamente la fecha de lanzamiento, pero lo ideal es tener un show importante durante el primer semestre de 2018”, nos cuenta.
Con respecto al estilo del próximo disco, Felipe nos explica que en este nuevo disco comenzarán a aparecer nuevas influencias ligadas al soul y el funk, y que la incorporación del tecladista brasileño Gustavo Albuquerque ha sido clave en este proceso.
“Creo que nos atrevimos a explorar en esas vertientes sin perder, por supuesto, el rock and roll y el blues. Tiene mucha influencia también de lo que ha aportado Gustavo desde la composición: él llegó con mucha energía y muchas ideas nuevas que rayan en ese estilo.”