¿A quién no se le hacía más corta la clase con el profe entrete? Ese que explicaba dinámicamente, te hacía llevar cartulinas, trabajar con tu grupo de amigos, armar maquetas, sentarte en el piso y pegar Post-it para organizar tus ideas. Pero por otra parte estaba el latero, que te explicaba en la pizarra y ni siquiera te daba espacio para las preguntas.

Ya sabemos que una buena educación preescolar es importante para el desarrollo cognitivo de un niño, que todos aprenden a ritmo diferente y que memorizar es poco efectivo. Tras todos estos avances en conocimiento educacional, ¿por qué seguimos enseñando de la misma forma? Esto es lo que explicaron expertos en el tema. 

Linda y Daniel: ¡Qué los estudiantes se expresen creando!

Invitados por el Centro de Estudios Públicos (CEP), Linda Nathan y Daniel Wilson, destacados expertos en educación de Harvard, vinieron a darnos importantes claves sobre la importancia de integrar la innovación artística en la sala de clases.

Linda es actualmente directora del Center for Artistry and Scholarship. Obtuvo un Doctorado de educación en Harvard, donde hoy es profesora, y fue la fundadora de la Boston Arts Academy. Entre otras cosas, también creó el primer liceo público de artes escénicas y visuales de Boston.

Daniel Wilson, es director del centro Proyect Zero de Harvard, el cual se dedica a investigar el arte en la educación. También es profesor asociado del Doctorado en Liderazgo Educacional de la Escuela de Graduados de Harvard. Entre otros proyectos, co-dirigió Leading Learning that Matters, investigación que documentó prácticas innovadoras en 25 colegios de Australia.

Ambos concuerdan y enfatizan lo mismo: cuando un estudiante manifiesta sus ideas a través de objetos o creando artefactos, aprende de una mejor forma. “El aprendizaje es visible, invita a los estudiantes a reflexionar, expresarse. Cuando su pensamiento y aprendizaje se traduce a objetos, también generan aprendizaje, porque al mismo tiempo es interpretado por otros”, dice Daniel.

Linda explica un ejemplo de creatividad en una escuela estadounidense con la que trabaja, conformada por niños de prekínder a octavo básico. Se propuso a los niños que para comenzar la unidad de estudio sobre el cambio climático, debían visitar una escultura de la artista Nathalie Miebach, quien construye obras tomando datos meteorológicos de tormentas y música para codificar y sistematizar todas sus esculturas.

Cuando realizaban sus proyectos, los alumnos no sentían que estaban en una sala de clases, sino en algo parecido a un estudio, donde los artistas comparten visiones o expresan sus ideas del trabajo de otro. La profesora encargada del curso decía que aquellos alumnos que más les había costado vincularse a la ciencia, fueron los mismos que se quedaron horas extras para seguir perfeccionando sus trabajos.Los estudiantes quedaron fascinados con cómo la artista podía crear arte a partir de una tormenta. Luego, fue el turno de ellos: crear esculturas y música para demostrar su aprendizaje sobre la ciencia del medioambiente.

¿Dónde y cómo enseñar?

Para Daniel lo importante no es solamente el qué se enseña, sino que también el dónde y cómo. Gracias al creciente acceso a la tecnología, los niños se han acercado mucho a las plataformas digitales, lo cual puede valioso. Pero según Daniel, el problema está cuando el contenido al que están accediendo es poco didáctico, lo que no los ayuda a desarrollar otras habilidades o capacidades.

Según el investigador, el tipo de enseñanza que se entrega actualmente fue diseñado a partir de escasa información, por lo que se ha repetido siempre el mismo esquema: roles, poderes, autoridades, jerarquía. Hay que aprender que hay otras maneras de enseñar efectivamente, como el no tener designado un profesor frente a un pupitre y dar espacio para que el resto de los compañeros también sean profesores. 

“Si mi casa está quemándose, no quiero que quienes vayan a apagarlo sean creativos, quiero que ejecuten, que hagan lo que saben hacer bien. Pero cuando el incendio no se comporta como lo esperado, ahí espero que exista creatividad, la cual se desarrolla con buenos métodos de aprendizaje”, explica.

Linda opina al respecto: “En Estados Unidos, al igual que en Chile estamos obsesionados con clasificar y separar a nuestros niños y escuelas basadas en pruebas estandarizadas. Se cree que más exámenes es más educación. Pero estoy acá para decir que es una mentira y que lo que hemos experimentado con el aumento de exámenes, es una de las razones por las cuales la educación va decayendo y la deserción aumentando”. 

Debemos ser conscientes que tenemos que desarrollar relaciones sociales donde la empatía y el aprendizaje cultural, son la meta. Y para eso no tenemos por qué gastar dinerales. Tal como en el caso de la Universidad de Iowa, que ha apostado por una práctica lowtech simple: que todas las sillas de la universidad puedan girarse. “Si se tiene la creencia de que aprender es algo social, deberíamos diseñar pensando en que los muebles puedan moverse, girarse para así poder hablar, compartir experiencias”, explica Daniel. 

Linda sabe que en Chile es obligatoria la clase de arte, pero cuestiona su efectividad tras evaluarlo según los parámetros de Habits of mind (Hábitos de la mente), desarrollados en el libro Studio Thinking, que utilizan escuelas y programas que se vinculan realmente con las artes.

Los ocho hábitos de la mente son: expresar, crear manualidades, observar, explorar, comprometerse y persistir, entender el mundo del arte, meditar y visualizar. 

Artcorelearning.org

Cada vez que linda comparte los Hábitos de la mente, los profesores de ciencias son los primeros en decirle que esta forma de instruir también se relaciona mucho a su campo, al enseñar el descubrimiento de métodos científicos. 

Entonces, ¿por qué es tan importante promover el aprendizaje del arte?

El arte es una muy buena herramienta para resolver problemas, porque a diferencia de lo que algunos pueden creer, ayuda a enfrentarse a los imprevistos, ya que involucra tomar riesgos y no temer ser vulnerable. “Creo que si logramos incorporar la creatividad y el poder del aprendizaje del arte, tendremos la oportunidad de construir salas de clases que alienten a nuestros jóvenes a ser ciudadanos considerados, compasivos, listos para tomar sus lugares en una sociedad democrática”, dice Linda.

La profesora de Harvard considera trascendental que este tipo de educación no sea accesible solamente a unos pocos. “En las escuelas privadas y con más recursos, la alegría, el descubrimiento, los juegos y la genuina resolución de problemas reales, son fundamentales para el aprendizaje. Así es como debería ser. Pero en un mundo donde solo algunos tienen ese tipo de educación y la mayoría no, estamos entregando lo mejor de nuestra sociedad y recursos a aquellos que ya tienen más, y eso es una receta para el desastre”.

Los expertos coinciden al decir que en el arte las respuestas correctas no son importantes. Los problemas pueden tener más de una solución y las preguntas más de una respuesta. Sin embargo, a nivel global nos falta mucho para que los colegios decidan evolucionar a un método más eficaz que el actual. 

¿Qué piensas de involucrar al arte en otras áreas del aprendizaje?