educación, Nobel de educación, profesora, clases
Imagen: Maggie Macdonnell

3 cosas diferentes que está haciendo la "Nobel" de Educación en su escuela (y que deberíamos imitar)

Maggie MacDonnell se llama la profesora canadiense que recibió 1 millón de dólares por su labor con jóvenes esquimales aislados, a quienes ha ayudado a dejar de lado sus vicios dañinos, intercambiándolos por deporte y alimentación saludable.

Por Macarena Fernández | 2017-03-20 | 17:28
Tags | educación, Nobel de educación, profesora, clases
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*Esta nota fue originalmente publicada en 2017.

Maggie MacDonnell es una profesora canadiense de 37 años que trabaja en Salluit, una comunidad esquimal de la etnia Inuit del estado de Québec, remoto pueblo ubicado en el Ártico canadiense, en donde las temperaturas pueden llegar a los -25° C, y donde sus 1.300 habitantes conviven a diario entre el hielo y la nieve.

El mal clima y el aislamiento (no se puede llegar por tierra a esta localidad) provocan graves consecuencias en su población, por lo que los vicios como el alcohol y las drogas, altas tasas de suicidio, altos índices de criminalidad, abuso sexuales, violencia de género, embarazos adolescentes y depresiones, suelen ser conductas habituales en los jóvenes.

Las razones anteriores fueron justamente las que impulsaron a MacDonnell a trasladarse a Salluit, ya que consideró que para hacer honor a su título de profesora era necesario dejar la comodidad de las grandes ciudades y enseñar donde es verdaderamente necesario, donde la gente está aislada y donde no llegan especialistas de ningún tipo. Hoy, ya lleva seis años viviendo en ese lugar y ha logrado, entre otras cosas, que los jóvenes y sus familias cambien sus vicios dañinos por deporte y alimentación saludable.

El año pasado, en una ceremonia realizada en Dubái, Maggie MacDonnell recibió el premio "Nobel" de la Educación, impartido por Global Teacher Prize de la Fundación Varkey, premio al que habían nominado a más de 20.000 docentes de 179 países. Los jurados dijeron que la principal razón para que McDonnell fuera destacada como “la mejor profesora del mundo”, fue que está “cambiando la vida de sus estudiantes y transformando a su comunidad”, y “por convertir los problemas de los alumnos en soluciones”.

Por su parte, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, felicitó a la profesora, destacando su valor para “realizar cosas extraordinarias en circunstancias excepcionales”, y agregando que “Has hecho una demostración de grandeza de corazón, de voluntad y de imaginación”.

¿Qué hace tan especial a esta profesora canadiense? ¿Qué métodos ha implantado para sacar adelante a la comunidad? Te lo contamos a continuación.

Transformando vidas desde la educación

MacDonnell, al llegar a Salluit notó que los niños, especialmente las mujeres, vivían con muchos traumas, ya que viven muy solas y presentan un gran ausentismo escolar. Esto porque, por ejemplo, cuando deben llevar a un anciano al médico, las madres dejan la villa por dos semanas, y son las niñas las que quedan a cargo de cuidar a los hermanos menores, comprar la comida y hacerse cargo de que todo en la casa funcione. A esto se le suma que el 50% de las adolescentes ha sufrido abuso sexual, muchas veces por parte de sus propios compañeros de escuela, entonces es muy difícil que ellas sientan alguna motivación para asistir al colegio.

Para revertir esta falta de ganas de las alumnas y modificar las conductas de los jóvenes (suicidios, embarazos adolescentes, adicciones, violencia, abusos sexuales y delincuencia), la propuesta de MacDonnell fue crear un programa de habilidades blandas, que ha logrado un aumento en la inscripción de niñas al colegio en más de un 500%, y que se basa en tres líneas generales:

1. Motivar a los jóvenes a estudiar: integrándolos en programas que sean de su interés personal, como la cocina, la construcción o la mecánica, MacDonnell logró reincorporar a muchos jóvenes al colegio. De esta forma, los adolescentes se motivan a ir al colegio, ya que saben que están aprendiendo un oficio que el día de mañana les servirá como fuente de trabajo, y además se entretienen en labores de su interés.

2. Que sus talentos sirvan para mejorar la comunidad: la profesora desarrolló, junto a sus alumnos un comedor comunitario, en el que todos los días los alumnos del Iksuik School preparan menús saludables para toda la comunidad escolar y también para las personas más necesitadas del pueblo.

Juntos crearon también un centro de deportes, el que se ha convertido en un centro de distención y pasatiempo para jóvenes y adultos, promoviendo la adopción de un estilo de vida más saludable, a botar el estrés a través del deporte, y a dejar los vicios de lado, intercambiándolos por la endorfina proveniente de los ejercicios.

Por último, como al pueblo llegan solamente productos cosas importados por aire, los precios suelen ser muy elevados, entonces MacDonnell los ayudó a abrir una tienda de segunda mano. Aquí los jóvenes aprenden sobre emprendimiento, liderazgo, manejar dinero y efectivo; y además beneficia a toda la comunidad con productos en perfecto estado, los que pueden adquirir a un precio muy conveniente.

3. Devolverles la seguridad en sí mismos: todo lo anterior tiene como fin, devolverles el autoestima a los jóvenes de la localidad, otorgándoles las herramientas necesarias para empoderarse, aprender oficios, disponer de sus conocimientos por un fin mayor que beneficia a la comunidad entera, y además les enseña a cuidar sus cuerpos y mentes a través del deporte y la alimentación saludable.

Finalmente, para tratar los temas de abuso sexual, violencia de género y embarazos adolescentes; MacDonnell trabaja directamente y de forma personalizada con las niñas, donde busca empoderarlas, entregarles educación sexual, métodos anticonceptivos y distintas materias para derribar el machismo y para fomentarles la educación y el trabajo a ellas también.

"Como maestra en una pequeña comunidad del Ártico, tu día nunca termina. Las puertas de la escuela pueden cerrarse, pero la relación con tus alumnos es continua, ya que compartes la comunidad con ellos", dijo MacDonnell al recibir el premio que constó de 1 millón de dólares, y que espera destinar a programas que ayuden a mantener las tradiciones culturales de la población esquimal de la zona. Y agrega que “mi rol es mostrarles que las oportunidades están para crearlas y que ellos pueden alcanzar sus ambiciones. Me siento muy orgullosa de mis estudiantes”.

¿Qué te parece la historia de esta mujer? ¿Conoces algún profesor con una historia digna de contar?

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Comentarios
Mauricio López | 2017-03-22 | 14:25
1
Da gusto leer de estas historias, donde el interés en la calidad de vida de personas vulnerables es superior a las necesidades personales. Muy digno de imitar.
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