modificación genética, ciencia, ADN, VIH
Imagen: César Mejías

Nacen los primeros bebés modificados genéticamente, resistentes al VIH: ¿jugando a ser dioses o revolución médica?

He Jiankui acaba de lograr una hazaña que despertó resquemores en la comunidad científica: nacieron dos niñas que habrían sido modificadas genéticamente. Hoy serían resistentes al VIH. Daniel Norero, nos explica los detalles.

Por Daniel Norero @danielnorero?lang=es | 2018-11-30 | 07:00
Tags | modificación genética, ciencia, ADN, VIH
Durante milenios, el ser humano ha mejorado genéticamente plantas y animales para poder sustentar su seguridad alimentaria. Bajo ese prisma, ¿qué nos impediría aplicar el mismo mecanismo en nuestra especie para mejorar nuestra resistencia o evitar enfermedades?
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El pasado día domingo 25 de noviembre, el científico chino He Jiankui, subió a su canal de YouTube una serie de cinco videos donde anunciaba el nacimiento de los primeros bebés humanos modificados genéticamente: una pareja de gemelas chinas (apodadas Lulu y Nana, para resguadar su privacidad) cuyo material genético había sido modificado en etapa embrionaria, para dotarlas de resistencia al VIH. Según He, ambas bebés nacieron sanas y sin ninguna complicación.

Durante el mismo día, la revista MIT Technology Review, publicó un reportaje sobre el anuncio, marcando el inicio de una polémica global. Desde la primera hora del día lunes, tanto medios de prensa como revistas científicas de todo el orbe, no han parado de publicar columna tras columna, condenando al acontecimiento con una lluvia de críticas, que vienen incluso de especialistas en bioética, científicos de renombre y hasta un Premio Nobel. ¿A qué se ha debido este rechazo generalizado? ¿Podrían procedimientos como este ayudar al desarrollo de la salud humana?

“Tijeras” moleculares

Para lograr generar resistencia al temido VIH en el ADN de ambas bebés, He Jiankui recurrió a una reciente y revolucionaria técnica de “edición genética”, conocida como CRISPR. En palabras simples, es una “tijera molecular” (compuesta de una hebra de ARN y una proteína) que permite “cortar, copiar y pegar” trozos de ADN dentro del genoma de cualquier organismo [ver primera imagen].

CRISPR, como tal, es un sistema de “auto-vacunación” que poseen las bacterias para protegerse de la infección por virus (copiando y pegando trozos del ADN del virus en su propio ADN), algo que recién se estableció con claridad a mediados de la década pasada. Recién en 2012, dos grupos científicos de Estados Unidos, de manera paralela, aprendieron a adaptar y aplicar este sistema de “edición de genes” en laboratorio para editar el genoma de cualquier organismo vivo; lo que de paso, generó una ardua pelea por llevarse la patente.

A diferencia de otras técnicas de ingeniería genética más antiguas para modificar el material genético, CRISPR es más fácil y rápido de usar, más eficiente en su objetivo y mucho más barato, al punto que hoy puedes comprar kit caseros para editar el ADN de bacterias en tu propia casa. Otra ventaja, es que trabaja modificando el mismo genoma del organismo, sin la necesidad de agregar genes de otra especie (como en los polémicos y demonizados transgénicos).

Desde 2012, se han editado una gran variedad de organismos vivos como prueba de concepto y se han logrado desarrollos útiles como: maíz tolerante a sequía, trigo de mayor rendimiento, vacas sin cuernos, cerdos resistentes a mortales virus, mosquitos que evitan la transmisión de la malaria y virus que eliminan bacterias resistentes a antibióticos, entre otros.


Nature News/Carl Zimmer/Business Insider/ChileBio

El turno del Homo sapiens

Después de editar cuanto organismo se pudiera, era “cosa de tiempo” para que algún científico aplicará CRISPR en el ser humano, lo cual se reportó en abril de 2015, cuando científicos chinos publicaron un estudio donde intentaron corregir una mutación dañina causante de beta-talasemia, un trastorno sanguíneo mortal, en embriones humanos inviables (se pueden usar para investigaciones, ya que son descartados por acarrear problemas que no les permitirían resistir el parto o fallecerían luego de nacer).

Esta noticia, al igual que la de He hace unos días, causó polémica mundial y llevó a que a fines de 2015, las Academias de Ciencias de Estados Unidos, Reino Unido y China, realizarán una cumbre internacional donde se acordó seguir avanzando en la edición génica de embriones humanos en laboratorio, pero que sería irresponsable realizar ensayos clínicos que terminen en el nacimiento de embriones editados, antes de resolver temas como eficacia y seguridad.

Entre el camino recorrido desde esta cumbre hasta la reciente polémica de He, se otorgaron permisos para experimentos de edición de embriones humanos (solo en laboratorio) en Suecia, China, Reino Unido, Estados Unidos y Japón. Además, otro equipo chino logró con éxito inducir resistencia al VIH, pero en embriones inviables, y un equipo internacional corrigió una mutación dañina que produce muerte súbita en personas jóvenes.

“Troleando” al VIH para impedirle infectar

El enfoque de He Jiankui no tenía mucha novedad, ya que apuntó a replicar una mutación natural que otorga inmunidad contra el VIH a alrededor del 10% de la población de Europa (además de Sudáfrica, Chile y Argentina). Las personas que poseen esta mutación en su ADN, no presentan la proteína CCR5 en la membrana de las células del sistema inmune, proteína que el VIH necesita para poder acoplarse e infectar. De esta manera, el VIH no se puede replicar y desaparece del torrente sanguíneo; según algunos académicos, esta mutación se habría fijado siglos atrás en los europeos al dotarles de inmunidad contra la peste negra y la viruela.

Entendiendo esto, He utilizó CRISPR para editar los genes (o en palabras de He, una “cirugía genética”) de embriones eliminando la misma proteína CCR5, lo cual impediría la infección por el virus. Trabajó en un ensayo clínico con ocho parejas de padres voluntarios (aunque una se retiró), en las cuales solo el padre era portador de VIH. Afirma haber editado el 70% de 31 embriones que obtuvo de las siete parejas, siendo Lulu y Nana las primeras en implantarse en el útero de la madre mediante fecundación in vitro hasta llegar al parto; y al parecer, habría otro embarazo en curso.

Incertidumbre, críticas y escepticismo

Los medios han cubierto una serie de comentarios de la comunidad científica global al respecto, donde la reprobación es cuasi unánime y se leen reacciones que califican el trabajo de He Kiankui desde “irresponsable”, “antiético” y “peligroso”, hasta “monstruoso”, “irracional” y un “grave abuso a los derechos humanos”. Mientras que Jennifer Doudna, co-creadora de la tecnología CRISPR en 2012, afirmó que “es un desarrollo verdaderamente inaceptable", Feng Zhang, científico que desarrolló la misma tecnología en forma paralela, mencionó estar a favor de una moratoria (o aplazamiento) global en la implantación de embriones humanos editados.

Se hablaba mucho de posible fraude y había un fuerte escepticismo frente a lo anunciado por He, debido a que no publicó los resultados en una revista científica (revisada por pares) antes de hacer su anuncio vía YouTube, y por el amplio historial de China con publicaciones científicas fraudulentas. Más allá de los videos, no se sabía qué hizo exactamente, ni tampoco había claridad respecto al consentimiento informado de los padres que se enrolaron en el ensayo clínico.

El mayor rechazo vino de su propio país, a pesar de que la comunidad científica china tiene una ética bastante más laxa que sus pares occidentales, y que su gobierno ha gastado miles de millones para convertirse en potencia científica y líder en edición genética.

Por un lado, tanto la Universidad del Sur de Ciencia y Tecnología (donde trabaja como profesor asociado) y el Hospital Harmonicare de Shenzhen (donde llevó a cabo el experimento), han renegado de nexos o sobre saber del trabajo de He cuando comenzó el escándalo. Además, el hospital lo acusa de haber falsificado los documentos para proceder con el ensayo clínico. Y el asunto no quedó ahí, ya que las autoridades chinas abrieron una investigación y lo amenazan con castigos.

Siguiendo con la polémica, 122 académicos y científicos chinos firmaron una carta pública en la que condenan este experimento y piden a las autoridades establecer un marco regulatorio para la edición de genes. “Esto representa un gran golpe para la imagen y el desarrollo de las ciencias de la vida chinas en el escenario mundial. Es extremadamente injusto para los muchos académicos honestos y sinceros que trabajan para adherirse a las prácticas morales en las ciencias" afirmaron.

Para rematar la mala semana de He, ayer, jueves 29 de noviembre, el gobierno de China decidió suspender su trabajo con embriones humanos. No solo "se saltó los principios éticos y de moralidad por los que se rige la comunidad académica... violó descaradamente nuestras leyes y normas", declaró el viceministro chino de Ciencia y Tecnología, Xu Nanping. “Hemos exigido a los departamentos responsables que suspendan las actividades científicas del personal que ha participado” agregó.

¿Efectos secundarios?

El día miércoles 28 de noviembre, apenas tres días después del inicio de la polémica, se llevó a cabo la 2° Cumbre Internacional sobre Edición del Genoma Humano en Hong Kong, instancia donde He Jiankui, el expositor más esperado, podría romper su silencio y resolver muchas dudas.

"Pido disculpas porque el resultado se filtró de manera inesperada. Mi intención era informar a las autoridades de China y EEUU”, inició el discurso He en referencia a los vídeos publicados. Como justificación, aseguró haber enviado toda la investigación y datos del ensayo clínico a una revista científica, aunque no mencionó el nombre de la publicación.

En su presentación, abarcó ampliamente la preocupación técnica sobre los efectos “off-target” (fuera de objetivo), un potencial riesgo de que CRISPR pueda generar cambios en segmentos de ADN más allá de la zona o gen que se pretende editar; un problema que cada vez se va controlando mejor con diversas tecnologías.

Explicó el extenso trabajo que realizó previamente con embriones de ratones, macacos y más de 300 embriones humanos (viables y no viables), tanto para adaptar la técnica como para estudiar y descartar el riesgo de cambios off target. El único potencial efecto de este tipo que predijo, se podía dar en una zona de ADN de bajo riesgo, y tanto en la gestación como después del parto de ambas bebés, se comprobó que no hubo ninguna mutación fuera de lugar ni cambios en genes relacionados a cáncer (y este punto no ha sido destacado en ninguna de las noticias revisadas que han salido publicadas tras su charla).

Sin embargo, hay estudios que indican que las personas que tienen la mutación en el gen CCR5, pueden ser más susceptibles a otras infecciones, como la del virus del Nilo Occidental o la encefalitis japonesa, y tienen más probabilidades de morir si contraen influenza. Es un efecto secundario que podrían enfrentar futuros seres humanos editados para resistencia al VIH.

Respecto a por qué decidió trabajar con VIH, He mencionó que se debe a las altas tasas de infección del virus en ciertas regiones del planeta, especialmente en algunos pueblos de China, donde hasta un 30% de los habitantes está infectado. Otro de sus objetivos fue entregar una herramienta que evite la transmisión de VIH a recién nacidos por parte de padres infectados. “Estoy orgulloso de lo que he hecho. Si los pacientes necesitan y tenemos la tecnología, debemos ayudar a la gente que lo necesita”, afirmó.


He Jiankui exponiendo durante la cumbre en Hong Kong. Fuente: BBC

¿Eugenesia 2.0?

Otro punto a considerar, son las opiniones que surgen respecto al hecho mismo de modificar, ya sea la línea germinal humana (espermios en el hombre y óvulos en la mujer) que transmite la información genética a la descendencia; o un embrión, que vería modificada su “identidad genética”, como mencionan algunos bioeticistas.

Durante milenios, el ser humano ha mejorado genéticamente plantas y animales para poder sustentar su seguridad alimentaria. Bajo ese prisma, ¿qué nos impediría aplicar el mismo mecanismo en nuestra especie para mejorar nuestra resistencia o evitar enfermedades?

Lamentablemente, el debate suele opacarse o sesgarse por los nada éticos programas de eugenesia (que tenían la finalidad de “mejorar” la especie humana) que se dieron durante la primera mitad del siglo XX. Países como Estados Unidos y Reino Unido, tuvieron sus propias federaciones de eugenesia, y forzaron la esterilización de miles de ciudadanos contra su voluntad. Posteriormente, Hitler se basó en tales experiencias y las desvirtuó aún más con enfoques raciales y eutanasia. Con eso, cualquier idea de “mejoramiento genético” humano quedó manchada y mal vista por largo tiempo.

Sin embargo, hoy vivimos en un contexto donde el mundo ha avanzado en tratados internacionales, protocolos de bioética y mayor respeto por los derechos humanos. En este contexto, ¿podría darse un debate serio sobre aplicar herramientas de mejoramiento genético humano en programas de salud pública?

CRISPR permitiría en un futuro cercano ayudar a erradicar más de 4.000 enfermedades causadas por mutaciones dañinas en el ADN y evitar más de 300 mil muertes anuales en recién nacidos por anomalías congénitas, sin necesidad de recurrir a esterilización o al polémico aborto.

Ni siquiera estaríamos hablando de mejoras “estéticas”, o de mayor rendimiento físico/intelectual, eso es harina de otro costal. Simplemente estaríamos acotando esta herramienta a algo fundamental como la salud humana. Ya dejamos de estar 100% a merced de la selección natural con la medicina moderna y controlando infinidad de enfermedades (hasta erradicado un par) a punta de vacunación obligatoria. Ahora, herramientas como CRISPR, nos permitirían “dirigir” con mayor precisión y éxito la evolución y adaptación humana contra enfermedades.

En el año 1978, se utilizó la pionera “fertilización in vitro” del actual Premio Nobel Roberts Edwards, que permitía controlar la fecundación en laboratorio y ayudar a parejas con infertilidad, lo que tuvo como consecuencia el nacimiento de la primera bebé probeta del mundo. En esos momentos, enfrentó duras críticas y los bioeticistas hablaban en términos muy parecidos a las críticas al trabajo de He. ¿Logrará el científico chino ser reivindicado por la historia al igual que Edwards y hasta ganar un Nobel? ¿O será condenado al oprobio en su país y el mundo?

Al menos en China, los sondeos públicos muestran que el 70% de la población apoya la edición genética en embriones humanos, ya sea para corregir mutaciones dañinas o para evitar el desarrollo de una enfermedad. Si tuvieran la posibilidad de corregir en la etapa embrionaria alguna mutación que con alta probabilidad causará cáncer en sus hijos, o dotarlo de protección contra un virus mortal ¿Lo harían? He Kiankui lo tiene claro: “Si mi hijo pudiera tenerlo (el virus del sida), también lo hubiera hecho con él”, respondió antes de marcharse tras una larga interpelación de los moderadores y el público en la cumbre de edición genética en Hong Kong.

No obstante, se trata de una herramienta que, de usarse, deberá hacerse con precaución extrema, en procedimientos que sean amparados por la ley y legitimados por una mayoría que en el futuro entendiese y aprobase a cabalidad este sistema de edición genética. Al parecer, He Kiankui se saltó varios de estos pasos y dio una larga zancada, convirtiéndose en el primero en intervenir y ver nacer a estas dos bebés, resistentes al VIH. Es de esperar que, en el futuro y si estas técnicas se masifican, se desarrollen a la luz pública y dentro de un marco regulatorio que vele por la absoluta seguridad de ese ser humano que crecerá como fruto del procedimiento.

¿Intervendrías el genoma de tu hijo, en su etapa embrionaria, para evitar que desarrollase una enfermedad en el futuro?

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Comentarios
Javier Æøå | 2018-11-30 | 13:01
0
Si a un Javier hipotético le hubiesen ofrecido mutarlo genéticamente para no tener apéndice, y de ese modo no haber estado al borde de la muerte en 2003 por peritonitis, mi respuesta habría sido sí: háganme la modificación. Pero con la garantía certeza y sin lugar a dudas de que sólo habría afectado esa parte de mi cuerpo, ni un ápice más.

Y he ahí el problema. El CRISPR con todo lo genial que ha sido en los estudios con bacterias y "organismos inferiores", tiene menos % de seguridad en individuos como nosotros, porque nos demoramos más en reproducirnos, en tener descendencia y en comparar resultados. Y, por supuesto, tenemos una ética y unos Derechos Humanos que nos evitan generarle dolencias a otro de los nuestros, y la incertidumbre de no saber qué le hicimos a su ADN podría ser una violación a esa ética y esos DDHH. Y creo que está demasiado bien que sea así.

Y por último pero DEMASIADO importante, ser trucho con los resultados es peligrosísimo y esa es la principal crítica que le haría al He. Sí, es cierto que la fertilización in vitro fue polémica, pero estuvo respaldada por páginas y páginas de papers que podían ser replicados. Acá es "hice esto y funcionó :D", y ese mismo espíritu pasó a principios de milenio con la estupidez de las vacunas y el autismo, y nos ha tomado más de 18 años enmendar ese error.
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Javier Æøå | 2018-11-30 | 15:32
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Si a un Javier hipotético le hubiesen ofrecido mutarlo genéticamente para no tener apéndice, y de ese modo no haber estado al borde de la muerte en 2003 por peritonitis, mi respuesta habría sido sí: háganme la modificación. Pero con la garantía certeza y sin lugar a dudas de que sólo habría afectado esa parte de mi cuerpo, ni un ápice más.

Y he ahí el problema. El CRISPR con todo lo genial que ha sido en los estudios con bacterias y "organismos inferiores", tiene menos % de seguridad en individuos como nosotros, porque nos demoramos más en reproducirnos, en tener descendencia y en comparar resultados. Y, por supuesto, tenemos una ética y unos Derechos Humanos que nos evitan generarle dolencias a otro de los nuestros, y la incertidumbre de no saber qué le hicimos a su ADN podría ser una violación a esa ética y esos DDHH. Y creo que está demasiado bien que sea así.

Y por último pero DEMASIADO importante, ser trucho con los resultados es peligrosísimo y esa es la principal crítica que le haría al He. Sí, es cierto que la fertilización in vitro fue polémica, pero estuvo respaldada por páginas y páginas de papers que podían ser replicados. Acá es "hice esto y funcionó :D", y ese mismo espíritu pasó a principios de milenio con la estupidez de las vacunas y el autismo, y nos ha tomado más de 18 años enmendar ese error.
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