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Microcampamentos en Chile: la pobreza oculta en el desarrollo

Para salir de un microcampamento, se necesita algo más que un subsidio habitacional. En Trabajo en La Calle apuestan por lograr que las personas sean protagonistas de su propio proceso de desarrollo.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2013-09-04 | 11:00
Tags | pobreza, campamentos, segregación, comunidad, vecinos, oportunidades, subsidio habitacional, microcampamentos

No es una denominación oficial. Es cómo han querido distinguir Trabajo en la Calle a los campamentos conformados por 2 a 25 familias. Son asentamientos precarios y no es fácil reconocerlos. Son disgregados y muchas veces no se sabe que están ahí. La fachada puede ser un portón y no se nota que adentro hay personas viviendo… por eso lo invisible.

Ahí se comparte el acceso a servicios básicos, tienen instalaciones eléctricas peligrosas, no todos tienen agua potable, el alcantarillado está construido de forma deficiente y falla frecuentemente, son áridos en términos territoriales. La mayoría de las personas ha ido armando su casa con cosas botadas que encuentran. Son de madera la mayoría, zinc y materiales ligeros. A primera vez se ven muchos cachureos, ya que recolectan cosas para vender o usar ellos mismos y los van acumulando o los ponen en los techos para que no se lluevan. En algunos casos hay también acumulación de basura.  Eso es vivir en un microcampamento.

¿Cómo puede haber todavía tanto contraste? Se dice somos uno de los países más estables hablando en las últimas décadas. Dentro de Latinoamérica y occidente estamos ocupando un puesto privilegiado en el desarrollo económico y las fuentes de trabajo han aumentado. Pero la pobreza extrema se esconde entre los grandes números. 

Con los pies en la calle

Lo que partió siendo un trabajo social de voluntarios se convirtió en Trabajo en la Calle. Joceline Meléndez es sicóloga con magister en Antropología y Desarrollo y desde hace tiempo que trabaja en ONGs. Llegó a principios de este año a ser la Directora Ejecutiva de la fundación. Hablamos a partir de su experiencia sobre esta realidad que es fácil de ignorar y nos contó cómo atender las necesidades reales de quienes viven en los microcampamentos. 

Sin considerar los lugares más periféricos de la Región Metropolitana, hicieron un catastro que mostró que el 70% de las comunas tiene microcampamentos. Encontraron alrededor de 70. "El entorno interno de estos campamentos es súper agresivo para las familias, más allá del barrio, en términos de estética, servicios básicos, seguridad", explica Joceline.

En Trabajo en la Calle se afanan por esta pobreza invisible. Trabajan junto a las familias que habitan ahí para darles la oportunidad de volver a creer. Ayudan a las personas a salir de los microcampamentos mediante la obtención del subsidio habitacional, pero junto a eso impulsan un proceso de desarrollo personal y colectivo en los pobladores. Buscan generar confianza, hacerles darse cuenta que están habilitados y que son capaces de superar la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran.

¿Qué es lo que más te ha impactado en el encuentro con las personas que viven en microcampamentos?

"Cuando nosotros llegamos nos encontramos con una desesperanza aprendida a partir de sus experiencias de fracaso, un núcleo súper duro de roer.  Es una cosa que llama mucho la atención. La pobreza tiene esta cara fea de las barreras sociales, de las barreras más estructurales que hace que las personas vayan desdibujando de su horizonte la posibilidad de surgir, la posibilidad de que sus hijos superen la condición en la que ellos están (…) En la medida en que se van cerrando puertas o que no se sienten capaces de ir a golpear puertas porque no les ha ido bien, se va generando esta sensación de imposibilidad, de invisibilidad".

¿Cuáles son las herramientas que pueden cambiar esta desesperanza aprendida?

El objetivo es que las personas puedan salir de la situación de precariedad en la que viven. Joceline nos cuenta que el camino es en primer lugar "generar confianza con nosotros y en ellos mismos. La principal herencia que queda de nuestra intervención es que ellos se empoderen de su propio proceso de desarrollo, siempre pensando en la vivienda como un escalón desde donde ellos puedan desarrollarse a futuro más allá de la casa. 

A pesar de que nosotros apoyamos el proceso del subsidio para obtención de la vivienda, nos interesa mucho el desarrollo de capacidades y competencias para la vida. Desde el ahorro, liderazgo, organización comunitaria… el foco es potenciar sus propias habilidades. Rescatar los recursos que ellos tienen para poder avanzar en este proceso de superación de la pobreza. 

Para nosotros es súper importante poder aportar a la 'sustentabilidad'. Que cuando nosotros nos vayamos de la intervención, las familias puedan ser efectivamente protagonistas de su proceso de desarrollo. Ellos llegan a su casa propia y ahí empieza una nueva etapa en sus vidas: en el barrio, con la comunidad, con otras responsabilidades".

El acompañamiento y la constancia son fundamentales

En Trabajo en la Calle están dos años junto a cada microcampamento, como mínimo. Y una vez a la semana van a visitar a los pobladores para trabajar desde la base con el tema comunitario y la generación de confianza. Junto a esto, la habilitación social, el liderazgo y emprendimiento y la generación de vínculos con las redes en la sociedad a las que ellos pueden acudir: municipalidad, escuelas, centros de salud, etc. Realizan asambleas donde ven cómo avanza el proceso de obtención del subsidio y talleres donde enseñan diferentes tipos de habilidades como liderazgo, emprendimiento, apresto laboral, entre otros.

Por la importancia del compromiso, el trabajo en la fundación se ha ido profesionalizando. Hoy cuentan con un equipo profesional permanente que hace  el trabajo, además de alumnos practicantes y un grupo de voluntarios que realiza ciertos talleres específicos.

¿Qué necesidades detectaron ustedes y cómo las trabajan?

"Un factor súper importante de la intervención, antes de decir nosotros qué vamos a hacer con ellos es saber qué es lo que ellos detectan como sus propias necesidades, que muchas veces no es sólo salir de ahí. Es mejorar las condiciones actuales en las que se encuentran, independiente de que mañana puedan acceder a una vivienda.  Primero el conversar y poder hacer un diagnóstico inicial. ¿Qué nos encontramos en la mayoría de los casos? 

Desorganización o no vinculación entre ellos, generación de desconfianza. La base de la intervención, partiendo del diagnóstico, muchas veces tiene que ver con el trabajo en comunidad. El mostrar que si se juntan, suman fuerzas para poder construir lo que sea. Por otro lado, es el tema de la confianza: en el del lado, en sí mismo, en las instancias pública y privadas de su entorno y en nosotros.

También el vínculo. Ser un ente válido para ellos y que a partir de eso podamos estrechar lazos, se movilizar, hay una sinergia súper potente (…) Ahí el tema del liderazgo es súper importante (…)"

Otra cosa muy importante para Trabajo en la Calle es la sustentabilidad económica. Por la precariedad de los trabajos de los pobladores, se busca generar un emprendimiento que les permita ahorrar y tener una economía doméstica más eficiente. Realizan también talleres de apresto laboral, donde les enseñan a realizar un currículum, dar una entrevista, mostrar sus competencias y dejarlos vinculados con empresas que los podrían necesitar como trabajadores.

Y cuando trabajan eso con las familias de los microcampamentos, ¿qué cambia?

"Cuando ellos ven la oportunidad de salir de esa situación o de ir mejorando la calidad de vida, se potencian. Se demuestran a sí mismos que son capaces, en conjunto con los demás, de poder hacer fuerza, de ser visibles, de tomar las riendas de su vida y dirigirlas hacia donde ellos consideran que es una oportunidad (…)", nos cuenta Joceline. 

¿Has observado alguna clave de éxito a nivel general?

"Es fundamental el trabajar desde las mismas necesidades de los pobladores. Si nosotros no creemos en ellos, no tienen ningún sentido. No somos dueños de la verdad, son ellos los que nos entregan la información, son ellos quienes nos dicen cuáles son sus problemas. Y tratar de hacernos cargo de manera responsable. Somos súper insistentes en que el compromiso y la responsabilidad con ellos es fundamental.

Para nosotros lo más importante, junto con creer en ellos, es devolverle esa credibilidad. Cuando las personas se dan cuenta de que sus recursos sí son suficientes para poder generar un cambio, con todo este despliegue de recursos que nosotros les mostramos, es que hicimos bien el trabajo. Cuando son protagonistas de sus proceso de desarrollo. Ellos son los que van a decidir con nuestro apoyo y con las redes que ellos van generando después, hacia dónde quieren ir".

En tu experiencia trabajando acá, ¿qué has aprendido, qué te has dado cuenta?

"El nombre de la fundación hace una diferencia muy particular. Como concepto te muestra que hay cosas que no logras ver, pero que estando en terreno, recorriendo los entornos, trabajando con las personas las ves. El trabajo en la calle es una necesidad. 

Creo que te desafía en lo personal en salir de tu espacio cómodo. Como profesional de las ciencias sociales, creo que hay un tema de convicción de que no es una opción. Tú como ciudadano, yo como ciudadano con derechos y responsabilidades, no te puedes hacer el leso, no puedes dejar de ver tampoco y sumarte a estas invisibilidades más estructurales. Y desde ahí el trabajo en la calle te desafía a mirar esta realidad y no ser ajeno. Involucrarte en lo personas y en lo profesional (…)

También aprendes la humildad. Con todos los conocimiento teóricos que uno pueda tener… la realidad la construyen ellos, ellos te muestran el camino. La gente te muestra que todo lo que aprendiste son pequeños dispositivos de información, pero que la 'pega' y el aprendizaje es directamente desde ellos.

La responsabilidad como profesional y como ciudadano de no permitir que esto suceda, es una cosa que me queda para el resto de la vida. Obviamente puede haber otros que lo hagan, pero creo que mientras yo tenga la fuerza y la energía, es algo de lo  que hay que hacerse cargo como sociedad y como ciudadano es mi responsabilidad. Como persona es mi responsabilidad el obligarme a ver, a hacerme cargo, a decir 'esto no puede suceder y tiene que haber alguien que lo haga'. Y aquí estoy yo disponible para poder hacerlo".

¿Quieres ver los microcampamentos invisibles en la Región Metropolitana? Entra aquí.

Si te interesa participar del proyecto, revisa las ofertas que hay para profesionales, practicantes, voluntarios e investigadores aquí y para conocer y apadrinar un proyecto, entra aquí.

Microcampamentos con los que trabajan actualmente:

Microcampamento Nueva Vida, Pudahuel
Microcampamento María Angélica, Pudahuel
Microcampamento Luz de la Esperanza, Maipú
Microcampamento Arica 3000, Estación Central
Microcampamento Irene Frei, Estación Central

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Comentarios
Marco Canepa | Editor | 2013-09-04 | 12:11
5
Interesante como se repiten los temas. La mecánica que funciona parece ser siempre la misma (lo vimos con Mi Parque, Gestión Vivienda, Junto al Barrio): Generar confianzas, escuchar y empoderar a la gente para que vuelva a creer en su propia capacidad de salir adelante.
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Arlene Musume | 2013-09-09 | 09:21
1
a mi me tocó salir a censar en el 2002, en las casas que estan en los alrededores del parque la castrina, y me toco ver muchisimas casas en las cuales vivian 4 o 5 familias juntas, en ese entonces nos hacian hacer un "Censo" para cada familia por separado, como si fueran distintas casas.

Fue impactante, porque uno veia por fuera una casa pequeñita, y cuando entrabas te dabas cuenta que adentro vivian todos apretados y revueltos.
Que bueno que esten sacando esto a la luz, porque esa pobreza invisible es igual o mas terrible que esa que se ve a plena luz.
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Magdalena Araus | Colaboradora | 2013-09-09 | 09:34
0
Hola Arlene! Gracias por compartir tu experiencia. Relacionado con eso, Joceline nos comentó la importancia de encontrarse con esta realidad. Y que por eso la fundación se llamaba "Trabajo en la calle", porque tenía el sentido de estar ahí mismo, compartiendo con ellos, para ver y sobre todo escuchar sus necesidades.
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