Micrófonos abiertos en plena Plaza de la Revolución de La Habana era la última intervención llamada “El susurro de Tatlin #6”, que la artista cubana residente de Estados Unidos, Tania Bruguera (46 años) tenía pensado llevar a cabo el 30 de diciembre pasado, con el fin de que la gente discutiera respecto al futuro de Cuba y comentara sus impresiones sobre la decisión de normalizar las relaciones diplomáticas suspendidas hace más de medio siglo con Estados Unidos.
La iniciativa de generar un espacio público de discusión se vio frustrada y no pudo realizarse ya que la artista fue detenida en su casa por agentes de Seguridad del Estado por considerar el hecho como una provocación política y una alteración al orden público. Actualmente, tras tres arrestos sucesivos, Bruguera se encuentra en libertad, pero deberá permanecer en Cuba por los próximos 60 días hasta que se decida si se abrirá o no un juicio en su contra.
La idea de la performance surgió a partir de una carta que Bruguera escribió a los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, y al Papa Francisco; en la que exigía que los cubanos tuviesen un espacio de participación y el derecho a tener una opinión diferente que no sea castigada y de poder manifestarse pacíficamente en la calle a favor o en contra de una decisión del gobierno.
“Hoy como artista te propongo, Raúl. poner la obra El susurro de Tatlin #6 en la Plaza de la Revolución. Abramos todos los micrófonos y que se escuchen todas las voces; que no sea sólo el resonar de las monedas lo que se nos ofrezca para llenar nuestras vidas. Que los micrófonos no sigan apagados. Aprendamos a hacer algo con nuestros sueños”, escribió la artista en la carta, argumentando que la intención era propiciar la libertad de expresión entre los cubanos, ya que pensaba que Cuba estaba lista para las diferencias de opinión, la tolerancia y el perdón.
Tania lleva años dedicándose al arte político y social, convirtiéndose en un referente internacional en el arte del performance. ¿Quién es esta mujer?
La artista cubana realizó sus estudios en la Escuela Elemental de Artes Plásticas 20 de Octubre, en el Instituto Superior de Arte de La Habana y en el Instituto de Arte de Chicago, donde también dictó clases entre 2003 y 2010.
Su obra se centra en la interpretación de temas políticos y sociales y en la crítica sobre los fenómenos políticos y las disyuntivas entre la sociedad y el Estado; utilizando la performance con el fin de llevar una experiencia íntima y personal a un espacio colectivo, considerando el arte como actitud vital y de reflexión crítica.
Entre sus principales obras se encuentran:
Homenaje a Ana Mendieta:
Esta obra fue la que le permitió la consolidación en el mundo de la performance y consistía en rescatar la obra de la artista cubana Ana Mendieta, fallecida a temprana edad, quien se enfocaba en temas como el feminismo, la violencia, la vida, la muerte, el lugar y la pertenencia, a través de representaciones corporales mezclando la naturaleza y la tierra con el cuerpo.
Tania Bruguera en su homenaje rehízo objetos y performances creados por Mendieta, con la intención de reubicar, en la historia de la cultura cubana y el imaginario colectivo, la figura de esta artista que durante los años de emigración masiva de la población cubana, luchó por mostrar esta realidad que era silenciada por los medios de comunicación.
Este homenaje terminó convirtiéndose en una reflexión en torno al proceso de emigración forzada que sufría Cuba en los ochenta.
Memoria de la Postguerra:
Esta serie de tres ediciones se inicia en 1993 como producto de la migración masiva de artistas plásticos cubanos hacia el extranjero debido a la falta de libertad de expresión y al cierre cultural impuesto; y consistía en la publicación de un periódico autofinanciado que tenía como objetivo la reanimación cultural y el encuentro, reuniendo ideas de artistas y críticos de quienes permanecieron en Cuba, con los que se marcharon.
Escritores y artistas compartieron ensayos, reportajes, testimonios e ilustraciones dentro de una amplia propuesta de secciones típicas de un diario: deportivas, noticias nacionales e internacionales, culturales, sociales, horóscopo, cartas al editor, anuncios comerciales, etc.
Lo que me corresponde:
En 1995 la artista construyó en su propia casa una tribuna en la que entran a dialogar lo público y lo privado.
Fueron cinco los espacios intervenidos. El salón se convirtió en un espacio público donde se exponían obras de arte; a través de un hoyo, se podía ver a una modelo desnuda en el baño; una habitación cerrada con una declaración de angustia, débilmente iluminada, acolchada y llena de ojos que miran a todos lados; una habitación repleta de elementos cristianos como manifestación de una espiritualidad transculturada; y el estudio de Bruguera que permitía ser observado por el público a través de un cristal, dando la posibilidad de ver a la artista trabajando.
El peso de la culpa:
Considerada como una de las obras más polémicas de su carrera, esta puesta en escena consistía en mostrar a Tania parada delante de una enorme bandera cubana fabricada por ella misma con hilo y cabellos humanos. De su cuello colgaba un carnero degollado y luego la artista se arrodillaba frente a un cuenco mezclando tierra cubana con agua que comía lentamente, que según Bruguera correspondía a un ritual de suicidio que practicaban los indígenas de la isla frente a la presión de la invasión española.
Angola:
En la bienal de Johannesburgo de Sudáfrica, Bruguera realizó una dramática instalación que hacía referencia a la participación de Cuba en la guerra civil de este país africano; y que consistió en disponer sobre el suelo 2106 conchas de cauri, en representación del número de soldados cubanos muertos en Angola.
El silencio del cuerpo:
En 1998 la artista decide vestirse con un traje escultural cubierto de barro y de clavos adheridos que evocan a Nkisi-Nkonde, una deidad africana encargado de investigar las causas que subyacen en cualquier problema, y que lleva incrustado clavos que representan cada una de las peticiones.
Tania permaneció inmóvil por un largo rato dentro de una galería, y luego salió a la calle buscando el contacto con el público, buscando a aquellos que son “culpables”, logrando que la gente la siguiera como en una peregrinación.
Justicia poética:
Esta fue una instalación que se expuso en la bienal de Venecia que recreaba un estrecho y largo pasillo cerrado tapizado de bolsas de té usadas, y entre medio unos pequeños monitores de LCD que proyectaban imágenes de violencia y vejación humana de todas partes del mundo.
La idea era que entre lo visual y lo olfativo, entre el placer y la tragedia, entre el arte y la historia; el público lograra enfrentarse a un alto contraste poniendo sobre el tapete la condición humana.
La artista ha participado en eventos artísticos internacionales como Documenta de Kassel, Alemania y las bienales de Venecia (acto en el que abría la posibilidad de morir de un tiro frente al público), Sao Paulo, Shanghai, Santa Fe, Johannesburgo y La Habana; así como en museos, galerías y centros de arte como Tate Modern, Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, Museo de Santa Mónica, Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam de La Habana y New Museum de Nueva York.
El fin de su arte tiene que ver con generar críticas, incomodar a la gente con la intención de poner temas sociales en la palestra nacional e internacional, con denunciar actos que considera que atentan contra la libertad de expresión y los derechos humanos y principalmente con hacer un llamado a la reflexión y con usar el arte como agente de cambio social a través de un ensayo de la realidad al que ha llamado “arte útil”, y es por esto mismo que las reacciones son diversas: hay quienes la consideran una especie de heroína de la libertad de expresión, y otros que se inclinan más por la provocación política con intenciones puntuales y personales.
Pero de todas formas, su carrera la ha llevado a convertirse en un referente mundial de performance, llegando a ser consultada como experta en el informe de la ONU sobre el derecho a la libertad de expresión artística, y como una “maestra de la provocación” que experimenta con los límites entre el arte y la política para “transformar a audiencias pasivas en ciudadanos comprometidos”, según el proyecto global de videoconderenciasTED talks.
Ha recibido importantes reconocimientos como la Beca Guggenheim, el Meadows Prize a artistas emergentes, y el Premio Príncipe Claus en el tema Cultura y cuerpo humano, entre otros.
Pero no todos son reconocimientos; Tania Bruguera ha recibido también muchas críticas, censuras y ha sido incluso detenida en más de una oportunidad. Por ejemplo, la Presidencia de la Asociación de Artistas Plásticos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) denunció que el fallido evento de la Plaza de la Constitución era una “provocación política” que “no persigue otro propósito que el de situarse en contra de las negociaciones” entre EE.UU. y Cuba.
Para bien o para mal, lo que está claro es que su arte está llegando a la gente y la discusión que ella busca generar, se está generando. ¿La razón?, la intención funciona siempre. Tanto si logra realizar su performance o en el caso contrario de que la censuren, ya que de una u otra forma recibirá cobertura mediática, apoyo, alerta, diálogos, negociaciones, represiones, detenciones, liberación, etc; poniendo sus temas en la vista y oídos de la gente.
Para conocer su trayectoria en profundidad pueden visitar su página web, en la que comparte sus campañas, textos, trabajos, entrevistas y eventos mundiales.