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Imagen: Animales Fantásticos

"Animales Fantásticos y dónde encontrarlos": similitudes y diferencias con Harry Potter

“¡Lumos!” grita Andrés “Chaya” Muñoz para iluminarte sobre la nueva experiencia fílmica basada en el mágico universo de J.K Rowling: de qué trata, en qué se parece a las películas del ya famoso hechicero adolescente y por qué debe ser tu imperdible en las carteleras locales. Varita en mano, embrujo en la mente y prepárate.

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En las calles hay afiches con una foto musculosa de Criss Angel anunciando que, en un mes más, el mago más increíble de los últimos tiempos llega a Chile. Con respeto, don Criss, pero no. Porque ese título le pertenece a un joven con cicatriz en rayo que por casi 15 años hechizó a toda una generación alzándolo como una verdadera religión literaria y fílmica. Sí, en el nombre de Harry, Hermione y Ron, amén. Y es que quizás no físicamente en pantalla, pero sí en espíritu, Animales Fantásticos y dónde encontrarlos marca el regreso –y negocio redondo- de todo el universo del adolescente huérfano creado por J. K. Rowling. Con nuevos protagonistas, historias, acentos; pero la misma magia que ha tantos ha conquistado.

El encantador de monstruos

Imagen en negro, y de una brumosa y oscura neblina comienzan a surgir los créditos, resuena esa clásica melodía que fue ringtone de toda una era, los pelos se erizan, Harry Potter está de vuelta, y en seguida desde la butaca leemos Animales Fantásticos y dónde encontrarlos, la música cambia, aún no es memorizable, pero hay esperanzas. Así comienza la nueva cinta de David Yates, director que estuvo a cargo de los cuatro últimos films de Potter, por lo que los códigos, ritmos, pócimas y el sello de lo mejor de esta cinematografía (que fue marcada por Alfonso Cuarón al dirigir “Harry Potter y el prisionero de Azkabán”) los maneja al dedillo. Cuenta además con la colaboración en guión de la propia J.K. Rowling, quién por primera vez escribió en este formato para una producción. Gracias, en serio.

Estamos en 1926, Nueva York, 70 años antes de las aventuras de los tres amigos de Hogwarts y su lucha contra el señor del mal, el que no se puede nombrar, el brígido Voldemort. En esta historia lo central es la relación entre humanos y magos, la tolerancia, barreras y hasta las políticas migratorias existentes, tema pujante y contingente pensando en los recientes contextos electorales de la Gran Manzana y la tierra del Tío Sam. Los brujos no dudan en “desmemorizar” o usar el encantamiento obliviate ante cualquier humano sospechoso; y éstos quieren erradicar a las razas malignas o “demoníacas”.

Newt Scamander (Eddie “La Teoría del Todo” Redmayne) es nuestro protagonista, que con una maleta de sueños –y animales fantásticos- pisa suelo norteamericano en busca de rescatar a toda criatura sobrenatural. Esa es su misión y motor en la vida, pues sabe poco y nada de amistades, relaciones afectivas y lo invade una timidez, acento británico y distancia por, al parecer, un tortuoso pasado amoroso (ojo en el apellido de la muchacha), además de ser el nerd de su familia maga. En síntesis, una suerte de maestro Pokémon Go pero de seres místicos, que tiene el sueño de escribir un libro-guía de cómo cuidar y tratar a cada mascota sobrenatural que exista.

Ojo, publicación de 128 páginas que es mencionada en Harry Potter y la piedra filosofal (1997). Sobre los bestias, él tendrá que lidiar con Bowtruckle (arbusto viviente citado en Harry Potter y las reliquias de la muerte I y que recuerda al querido “Groot” de Guardianes de la Galaxia), la mega rinoceronte Erumpent, el cleptómano y tierno Niffler, un invisible Demiguise, y la preciosa águila dorada, Thunderbird, que evoca al ave emblema de la nación gringa (¿será casualidad?); entre otros.

Entonces nuestro menudo y abrumado “zoologomago” se topará accidentalmente con Tilda Goldstein (Katherine Waterston), policía o aurora del Mágico Congreso de EE.UU (MACUSA) que por haberse dejado ver ante humanos (una aberración en esta cuestión) es castigada a trabajar en aburridos papeleos; y con el robusto, chistoso y “no-humano” de Jacob Kowalsky (Dan Fogler) cuyo sueño americano es tener su pyme de pastelería y escapar de la fábrica de enlatados en la que trabaja y “muere día a día”.

Los tres se conectan y encarnan esta historia que tiene a un mortal y poderoso ente que está asolando las calles de Nueva York, complicando a la policía hechicera desde su presidenta Seraphina Picquery (Carmen Egojo) hasta el misterioso Percival Graves (Colin Farell), director del Departamento. Esto sumado a lidiar contra una agrupación-secta del corte Ku Klux Clan que cual caza de brujas anhela expulsar y erradicar a cada mago del país, comandada por la colérica Mary Lou (Samantha Morton) y su grupo de niños huérfanos, con el atormentado Credence (Ezra Miller) como mano derecha.

Hogwarts versus Ilvermorny

- Similitudes

De partida tenemos la tríada heroica (dos hombres, una mujer), quizás sin todavía la chispa de Harry-Hermione-Ron, pero con una complicidad y humor que va en buen camino. También contamos con el sino de un villano que está por sobre todo y todos, generando terror y un creciente imperio de maldad, así, en reemplazo de Voldemort nos llega Gellert Grindelwald (cuyo actor prefiero no nombrar, cosa de no adelantar el salto en el asiento), buscado por todo el globo y supuestamente con una conexión con las reliquias de la muerte y Dumbledore.

La estructura y pulso de la historia es otra carta ya conocida, la idea de mostrar un caso con aires detectivescos donde hacia al final se devela sorpresivamente, casi al modo Scooby Doo, al culpable y su abominable plan; situación que en general se observa en todas las cintas del buen Harry. Finalmente, y uno de los puntos altos del film, es la maravillosa visualidad y sus efectos especiales, encontrándonos con soñadas bestias repletas de detalles y movimientos; además de la construcción de una Nueva York de época que brilla y se cree cual postal en sepia. Característica que también marcó un antes y después en el cine pop con las anteriores películas.

- Diferencias

Además del periodo histórico y la ciudad, que permite un elenco no puramente británico en comparación con la franquicia inicial, destaca lo modular de su idea central. Ahora el paso de la infancia a la adultez de un estudiante elegido y sus amigos contra sus miedos y pasado no es la prioridad; sino la interacción macro entre el mundo humano y el mundo brujo.

Los protagonistas son adultos, que si bien parecen niños, tienen un norte pensado en el bien de la humanidad y la magia, sin caer en la historia personal o mínima, es global, cosmopolita. Ya no aprendemos a cómo se hacen los conjuros en la sala de clases, más bien descubrimos cómo capturar y querer un animal fantástico en Central Park, somos ecologistas sobrenaturales.

También se rodean de un eco y espíritu del cine gánster, citando a El Gran Gatsby o incluso Los Intocables (fíjense en la vestimenta de los auorores), desde las baladas jazzeras en piano hasta los tonos y locaciones citadinas. Destacan las diferencias de idioma y actitud entre los personajes de Hogwarts y Ilvermorny (símil norteamericano), compitiendo por cuál es la mejor escuela y el porqué unos dicen “muggles” y otros “no-magos” a las personas comunes y corrientes; o porqué los afectos y vínculos entre humanos y hechiceros para unos es quebrantar la ley mereciendo castigo y para otros algo simple, lógico y natural.

No por nada por primera vez hay un protagonista humano (Jacob Kowalsky). Finalmente, y para las y los más fanáticos, se agradece que en esta nueva hazaña el paladín pertenezca a la casa de Hufflepuff, dejando de la lado la soberanía de Gryffindor, y demostrando que en esta casa son más que magos gentiles, cuicos y ñoños.

¿Espectro Patronus o Abradacadabra?

En conclusión Animales Fantásticos y dónde encontrarlos cumple. Es una película entretenida, que emociona y conecta con lo ya visto y querido, esbozando que en sus secuelas venideras se ligará aún más a este gran evangelio mágico creado por J.K. Rowling, aportando esa nostalgia, pero también cariño por estos nuevos magos y escenarios.

Quizás para los fans acérrimos disgrega mucho del “Potterismo”, pero vale la pena abrir el campo y abrazar a este presente “Scamanderista”. Pues son películas distintas en un universo en común, saliendo airosa de ejemplos realmente erráticos de otras franquicias como los episodios I y II de Star Wars o El Hobbit en el caso de El señor de los Anillos. Así que guárdese la mala onda, el mortífago que lleva adentro, y disfrute.

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Comentarios
Felipe Núñez | 2016-11-18 | 18:06
1
Okey, puedo entender que Voldemort es un personaje sumamente desalmado y que su afición a crear horcruxes lo haya despojado de su apariencia humana (el hecho de que haya vivido en el cuero cabelludo de un profesor y que se haya convertido en una especie de feto también pueden haber ayudado), pero me parece sumamente injusto que a partir de esto se generalice y se le quite su condición de humanidad a toda la comunidad mágica cuando el autor dice "En esta historia lo central es la relación entre humanos y magos [...]". Los magos somos tan humanos como el resto de las personas y eso no debería olvidarse en tiempos en que el odio hacia la diferencia empieza a ganar cada vez más espacios de poder.

Es por esto que sugeriría usar el término muggle o no-maj, ya que andamos en la onda "americana" para contribuir a la buena onda entre las comunidades mágica y no-mágica.

PD: todavía no veo la película, pero me alegra que desde ya esté recibiendo buenas críticas :)
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María José Salazar | 2016-11-19 | 11:05
1
Oh sabio señor Chaya,necesito hacerle una consulta: esta película la disfrutarán de igual manera un potterhead y un muggle? Quiero ir a verla con alguien que no sabe nada del mundo mágico y que con suerte ha visto los trailers de las anteriores películas, y no quiero que se vaya a aburrir o no vaya a entender.
Agradecería su apreciación, para saber si invitarlo o ir sola =D
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María José!! disculpa la mega demora, mira, anda con toda la fe acompañada de fanáticos o no fanáticos de la saga. La película entretiene por sí sola, por ende no hay problema en saber o no del mundillo Harry Potter.
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