Ya, Hollywood. Se acabó. Hubo un tiempo que era simpática la tonterita, pero ya no. Claro, películas como el Episodio I de Star Wars, Batman Begins y Casino Royale llenaron las cuentas corrientes de los taimados productores de Hollywood y empezó así el Apocalipsis Chiste Repetido que nos tiene ya más de diez años viendo secuelas, remakes, reboots, spin-offs, y adaptaciones. Igual es fácil de entender por qué pasan estas cosas: la inversión de hacer películas es demasiado grande, y nadie se quiere arriesgar a hacer cosas nuevas y originales, todo necesita tener un nombre conocido, una audiencia ya “cautiva” (palabras de mercado, posom), o cualquier cosa que de alguna forma garantice público… Irse a la segura, en buen chilensis.
Por eso que no paran las películas sobre cosas que “ya existían”. Por eso hay Transformers, por eso tanto superhéroe, y por eso veremos este año el regreso de sagas de nuestra infancia como Mad Max, Jurassic Park y la ya mencionada Star Wars. Si seguimos a este ritmo, muy pronto viviremos en un futuro donde todo se va a haber hecho más de una vez, donde habrá remakes de absolutamente todo lo que conocimos, y donde tendremos que especificar si hablamos de la original, o del remake, o del remake del remake del spin-off basado en los monitos animados de un cómic que leímos alguna vez. Declaración: esto no me molesta, necesariamente. Como buen nerd probablemente estaré sentadito el día del estreno para cada uno de estos refritos, y con la cara llena de risa. Porque a todos nos gusta recordar que alguna vez fuimos niños y más felices, así que soy parte del problema.
Pero lo que ya me tiene hasta la coronilla es la maldita “precuelitis”.
A ver, bien simplificado, las “precuelas” son esas películas que transcurren ANTES de las cosas que pasaron en otra película, usualmente popular y/o exitosa. Como cuando nos cuentan “el origen” de algún personaje (como Phantom Menace), o los “hechos” que pasaron antes de otra cosa (como la precuela de The Thing), ustedes me entienden. La clave es “lo que pasó ANTES DE”. Todo esto aprovechando nuestra curiosidad y ganas de saber cómo partió algo que nos gusta, o que conocemos, con la esperanza de que estas historias secretas sean tan pulentas como la original. Cosa que lamentablemente nunca es así.
NUNCA.
Es cierto que hay precuelas buenas. Por algo la gente prendió y las fue a ver, claro. Están Batman Begins, Star Trek y El Planeta de los Simios: (R) Evolución. Pero por cada precuela buena hay setecientos millones malas (número real). Puede que esté equivocado, pero apostaría que nadie en el planeta quedó feliz descubriendo que Dark Vader en realidad era un péndex llorón que en su tiempo libre construía androides de protocolo. A nadie le gustó tampoco que en la Halloween de Rob Zombie el Michael Myers fuese en realidad un niñito al que le habían hecho bulin. O cuando conocimos la historia de Hannibal Lecter en Hannibal Rising y descubrimos que el loco lo hacía todo por venganza porque unos flaitongos se comieron a su hermana chica.
Claro, están todos estos personajes maestros que nos gustan y nos han gustado siempre, y lo único que se le ocurre a Hollywood es hacer justamente eso que le quita completamente la gracia a los personajes: Explicarlos. Mostrar cómo se transformaron en lo que son. Básicamente matar el misterio.
Últimamente el género del terror es el más dañado, especialmente cuando se supo que harán precuelas de The Texas Chain Saw Massacre, The Blob y El Aro. La primera se trata de una familia de caníbales completamente dementes que viven en Texas y que se dedican a raptar, torturar y comerse a la gente que se topan, así que por supuesto que los de Hollywood quieren hacer una película para contar cómo nació uno de los integrantes de la familia: el gordito enfermo mental que le saca las caras a la gente para hacerse máscaras y usa una motosierra como su arma favorita, el mundialmente conocido “Leatherface”. ¿No te das cuenta, Hollywood, que la gracia de Leatherface es verlo a través de los ojos de sus víctimas? Claro, eres un joven común y corriente paseando por Texas y de pronto OH MY GOD, un guataca desquiciado usando una máscara hecha con la cara de tu amigo muerto te empieza a perseguir. ¡Esa es la gracia! Así que ahora, para capitalizar el éxito y la marca, los compadres decidieron contratar a un modelito GAP para que haga de Leatherface en su adolescencia, seguro lo veremos sufriendo, con padres abusivos, y un día se va a encontrar una motosierra tirada y va a descubrir que tiene mucho talento, hasta que la minita del colegio que le gusta lo va a humillar en público, y él la va a matar y va a descubrir que esa es su vocación. ¿Les importa esta historia? A mí tampoco.
Con The Blob y El Aro también la van a hacer de oro. Los peliculastas han dicho en entrevistas que en ambas películas van a EXPLICAR de dónde vienen sus personajes principales. Da lo mismo que en las películas anteriores YA EXPLICARAN DE DÓNDE VENÍAN, filo. Nadie está prestando atención. Así que olvídense de la explicación de que The Blob es una masa informe extraterrestre que cae en un meteorito y empieza a dejar la mansaca. Olvídense que Samara era una niñita mala que los papás tiraron a un pozo. Ahora habrá más explicación. Seguro veremos a los papás de The Blob en su planeta conociéndose en una cita romántica donde van a un tenedor libre, o veremos el día en que los papás de Samara se compran una casa que tiene un pozo en el patio. ¿Otra perla de Hollywood? Van a hacer una nueva Viernes 13 en la que piensan explicar por qué Jason no muere nunca. Jason, uno de los personajes más simples y directos de toda la historia del cine, que con suerte tiene personalidad, ahora va a tener una película que va a explicar sus orígenes.
Hollywood, les juro que los entiendo. Yo también querría encontrar la forma de reciclar personajes famosos para ganar más plata, pero les pido que por lo menos se den la pega de tratar de entender por qué esos personajes y esas historias nos gustaban. ¿Leatherface nos gusta porque su historia pasada es muy emocionante? ¿O The Blob por su personalidad? ¿O El Aro por todo lo que vivió Samara desde su concepción hasta que aprendió a salir de las teles? Respuesta: No, era una pregunta retórica.
Como están las cosas, es cuestión de tiempo para que nos llegue una película con el origen de El Chapulín Colorado: un científico mexicano que experimentaba con grillos, saltamontes y langostas para estudiar su sistema de comunicación y usarlo en el ejército. Justo cuando está a punto de perfeccionar el sistema sónico capaz de congelar a los insectos depredadores (prototipo de la chicharra paralizadora), el científico queda atrapado en una cámara de miniaturización de ampolleta roja y se transforma en… Bueno, ya me entienden. Nadie quiere ver esta película. Así que Hollywood, paren. Hagan cosas nuevas para que así las generaciones futuras tengan de dónde sacar precuelas. Así como estamos, no les va a quedar otra que inventar cosas originales.