Todos los años es lo mismo. Muy cerquita de la entrega de los Oscars, las distribuidoras aprovechan y llenan la cartelera con las películas nominadas. Si miran los afiches en los cines por estos días, verán mucho laurel y autoadhesivo pegado a última hora, indicándonos que la película en cuestión se viene con prestigio, cabrito, la última chupada del mate, no saben con la chichita de película que se están curando. Hay que decir que esto no es cosa de Chile no más, pasa en todas partes, y en Hollywood incluso estrenan este tipo de películas en la época previa a las nominaciones, para que los viejitos de la academia las tengan frescas en la memoria, porque la mayoría de los votantes son ancianos y seguro están chapoteando en Alzheimer.
En Chile, durante las últimas semanas, se estrenó casi todo lo que estaba nominado a cualquier cosa. La vida de Stephen Hawking (La teoría del todo), de Alan Turing (El código Enigma) y la del francotirador patriota (American Sniper). Se estrenaron también la película de la caminata de Reese Witherspoon a tirar el anillo emocional a Mordor (Wild), la película de Michael Keaton caminando (Batman digo Birdman) y la del pobre batero torturado por J. J. Jameson (Whiplash, obra maestra). Incluso estrenaron una polaca en blanco y negro (Ida) y re estrenaron la argentina que la rompió (Relatos Salvajes). Todo esto está muy bien, si me preguntan a mí. Es la época en que todos quieren ver las películas para hacer barra y no estar ahí las diecisiete horas de transmisión de la ceremonia rascándonos la cabeza u otras partes del cuerpo, ustedes me entienden. La cosa es que estrenaron todo… Todo menos Boyhood.
Boyhood era la película favorita de los críticos. Un proyecto cuático de Richard Linklater, el cineasta independiente famoso por la trilogía Hablando Hasta el Amanecer. El compadre hizo una película en un transcurso de doce (12) años, registrando en cámara cómo su protagonista (y todos los demás actores) envejecían de verdad, frente a nosotros. Como los protagonistas de Harry Potter o como Delfina Guzmán, la transformación es sorprendente. Y es filete la película, para qué estamos con cosas. Aunque la “gracia” es mucho más simple y piola que el plano “eterno” de Birdman, esta Boyhood tiene ese toque muy real que hace que uno quiera más a los personajes y se sienta sapeando una familia muy normal, como la propia. Bien ahí, Boyhood.
La cosa es que prometía ganarse todos los premios, y por eso la distribuidora chilensis Andes Flims decidió programar su estreno en salas para DESPUÉS de los Oscars, con la esperanza de aprovechar toda la anticipación que generan los Oscars, pero una vez agotada la anticipación. O sea, una estrategia retroactiva Marty McFly que te la encargo. La apuesta de la distribuidora era que Boyhood se iba a ganar todos los premios de la Academia, y que el estreno en cines llegaría en el momento justo en que todos estuvieran dispuestos a matar por verla. Igual bien, jugada la apuesta. Lamentablemente esta movida no consideraba dos aristas: Uno, que la película estaba disponible en Internet hace rato y dos, que terminó ganándose un puro Oscar piñuflo, el de Mejor Actriz de Reparto. Otras películas ganadoras del premio Oscar a la Mejor Actriz de Reparto incluyen Chicago (Catherine Z Jones), Cold Mountain (Renée Zellquetepasoenlacara) y Ghost La Sombra del Amor (Whopper Goldberg), así que se imaginarán la cantidad de gente que está corriendo a hacer filas en este preciso instante con los billetes en la mano.
A mí no me vengan con pescadas. Mi versión es que la distribuidora NUNCA QUISO ESTRENAR BOYHOOD. Dos horas cuarenta de película sobre un cabro chico que crece hasta convertirse en un modelo Calvin Klein que actúa mal, donde no hay explosiones, ni superhéroes, ni muertes (spoiler). ¿Quién va a querer ver eso? Chao, estrenemos Annie mejor, total ahí actúa Cameron Díaz y Ray Charles. Lleva meses en Internet igual que Boyhood, pero tiene canciones alegres, Boyhood tiene una canción de Coldplay, pffft.
Normalmente el no-estreno de Boyhood hubiera pasado piola. Muchas veces se decide no estrenar en Chile películas buenas pero sin atractivo comercial, y yo apostaría mis riñones a que esa era la idea con Boyhood, hasta que la muy maldita empezó a ganar premios. Esa falta de cariño y de fe en la película se notó, porque ni con toda esta presión y posible beneficio económico atinaron. Estoy especulando (no me demanden), pero está claro que Boyhood era la película cacho. Esa por la que hinchan en Tuiter y que ahora tendrían que estrenar obligados. Así que ahora mi deber es tirarles la orejas a las distribuidoras para que quieran un poco más las películas. Es un negocio, sí, pero también es arte la cosa, es un producto que nos llega al alma (es la idea) y que necesita el empujoncito de distribuidores comprometidos. Les juro que no es lo mismo ver las dos horas cuarenta deBoyhood en una sala oscura sin interrupciones y de corrido, que verla en la casa parando la película para ir al baño o a buscar un pancito, por muy 1080p HD que sea la copia pirateli y/o el Bluray adquirido de forma legal.
Y está peluda la cosa, señores. Por una parte tenemos a las cadenas de multicines que ya les importa una raja cómo proyectan las películas, y por otra están las distribuidoras poco cariñosas y comprometidas con los flims. Una combinación que le está entregando las llaves del reino en bandeja a los piratas y el Home Video. Así que córtenla, ¿quieren? No somos tontos. Tenemos Internet y los piratas están haciendo mejor la pega que ustedes. Las copias HD aparecen muy rápido y la ventana entre el estreno en Hollywood y la Internet está cada vez más chica. Así que aprovechen, no se sienten en los estrenos ni vuelvan a mandarse una Boyhood. Ah y cuando hagan un balance y vean que nadie fue a ver la ganadora del Oscar a Mejor Actriz de Reparto, no lo interpreten como que estaban en lo cierto al no querer estrenarla. No crean que fue por la película. Asuman el condoro y busquen maneras de llevar gente al cine.
Ahora están haciendo todo lo contrario.