Debido al revuelo que provocado este diagnostico en los niños, pareciera que la palabra Autismo fuera una creación de estos últimos años, pero no es así. Fue utilizada por primera vez en 1912, pero no fue hasta 1943 cuando el Dr. Leo Kanner, del Hospital John Hopkins, estudió a un grupo de 11 niños y obtuvo una clasificación médica.
Las principales características que podemos detectar en una persona con autismo y que van apareciendo en los tres primeros años de vida, son:
La evidencia científica plantea una visión multifactorial compleja, por interacción de diversos factores, genéticos y ambientales, sin que todavía se conozca exactamente cuáles son y cómo interactúan los posibles factores ambientales sobre la susceptibilidad genética.
A través de una evaluación multidisciplinar que incluye la participación de padres y docentes. Se aplican test psicométricos que evalúan el funcionamiento cognitivo, la comunicación, el funcionamiento adaptativo, las habilidades motoras y viso-motoras, las habilidades de juego y la cognición social.
La educación y el apoyo social son los principales medios de tratamiento. Estos aspectos han de ser complementados, en ocasiones, con la medicación y con otros programas terapéuticos, como los programas para problemas específicos de conducta o la terapia cognitivo-conductual
Existen diferentes terapias ya sea con música, animales o dietas alimenticias. El éxito de estas dependerá de la persona, pero ninguna tiene garantía comprobada sobre su eficacia terapéutica. También influirá el pronto diagnóstico y las ayudas entregadas en el ámbito familiar como escolar.