A estas alturas ya no es secreto que no me gustó Interestelar (sorry). Y no es por seguir haciendo leña del árbol absorbido por el hoyo negro, pero una de las cosas que menos me gustó de esa película es lo charcha que son los diálogos expositivos.
¿Qué son los diálogos expositivos, dirán ustedes? Es cuando el espectador necesita saber algo para entender la trama de la película, y los peliculastas no encuentran otra solución que hacer que los mismos personajes lo expliquen a través del diálogo, ¿se entiende? Por ejemplo, en Interestelar, cuando un astronauta decide explicarle a otro astronauta cómo funcionan los agujeros de gusano usando un papel y un lápiz. O cuando Alfred explicaba la misión al McConaghuey y después otro personaje explicaba que esa explicación era una mentira de Alfred. O cuando Gatúbela se pone a hablar del amor a pito de nada solo porque necesitamos esa información para entender el mensaje de la película, y así sucesivamente.
Todas las películas (y series, etc.) necesitan exposición, obvio, pero en la ciencia-ficción es mucho más necesaria que en otros géneros porque los peliculastas tienen mucha información que transmitir para poder explicarnos de alguna manera el mundo en que estamos. Algunas historias necesitan tanta exposición, de hecho, que los pobres peliculastas recurren no solo al diálogo sino además a todos los trucos expositivos existentes, por ejemplo poner un cartel al principio del flim contando todo el cuento. Onda Blade Runner, ¿se acuerdan? Al principio salen las letritas y nos cuentan el año en que estamos, quiénes son los replicantes, quiénes son los blade runners y por qué siempre está todo tan oscuro (creo). Las de Star Wars son famosas también por sus cartelitos eternos, y hasta Gravity partía con letras que nos contaban lo terrible que es el espacio exterior, y uno queda listo para la foto.
Hay más trucos para entregar exposición en la ciencia-ficción, claro, como la típica de mostrar noticiarios o programas de televisión falsos. Como esa Surrogates con Bruce Willis que partía con un noticiario explicando qué onda el futuro. O como District 9 que se gasta como media hora en contar la historia de la nave y los bicharracos esos. La otra que usan siempre es cuando inventan un personaje “nuevo” o “inexperto” al que otro personaje le explica todo. Como en Minority Report cuando Tom Cruz le cuenta al Colin Farrell todo el sistema del Pre-Crimen (cuático) antes de que empiece siquiera la historia principal. O como en Días Extraños, cuando el Ralph Fiennes le explica todo el sistema de los recuerdos grabados a un “cliente nuevo” que se quiere calzar.
Pero bueno, se supone que los diálogos expositivos son lo peor que puede existir, y en las escuelas de peliculismo siempre hablan en contra de estos diálogos, pero saben qué, no estoy de acuerdo. Según yo, los diálogos expositivos son apestosos y aberrantes y desgraciados solo cuando están mal hechos y a uno le da lo mismo la información que están dando. Si están bien hechos, y uno necesita la información (y si esa información es alucinante, tanto mejor), entonces vamos a APLAUDIR los diálogos expositivos. Es más, ni siquiera nos vamos a dar cuenta de que estamos viendo una escena expositiva apestosa.
¿No me creen? Bueno aquí les tengo mis seis (6) momentos favoritos de exposición apestosa ciencio-ficciosa. En estos casos uno queda feliz con la exposición informativa latera, y la información nos sirve para la película, y disfrutamos todo sin cuestionar nada.
En otras palabras, aprende Interestelar. Vamos viendo.
Las películas de Terminator tienen que entregar caleta de información antes de que uno pueda empezar a disfrutarlas, partiendo por lo básico: En el futuro hay una guerra contra las máquinas, y las máquinas consiguieron mandar al pasado a un robot para que asesinara a la madre del líder etc. Como un TERA de información. Y como la película es filete, los peliculastas decidieron partir mostrándonos a los dos compadres que aparecen en Pelotillehue una noche cualquiera, y cómo empiezan su misión, sin explicarnos nada. Cuando por fin Kyle Reese (el humano enviado desde el futuro a proteger a Sarah Connor) decide explicar qué miércales está pasando, uno está con así cada pepa escuchando. Y la información es tan alucinante que da lo mismo que el loco hable y hable sin parar. Cuéntanos más, Kyle Reese.
Esta Abre los ojos es una película española sobre un compadre que tiene un accidente, queda deforme, tiene sueños cuáticos, se le aparece una muerta y cada vez vamos entendiendo menos. Es tan grande el misterio, que cuando el protagonista llega a una empresa de CRIOGENÍA, es decir, congelar cadáveres para una futura reanimación como Walt Disney, uno está con la boca abierta escuchando, porque por fin sabemos qué es lo que está pasando. El diálogo expositivo es cursi, descarado, y eterno… Pero NECESITAMOS TANTO la información que no nos damos ni cuenta, y hasta encontramos filete la película. Así se hace, señores.
Esta película también juega mucho con el misterio. Aunque uno sepa que el pobre Truman está adentro de un reality gigante (spoiler), de todas maneras hay muchos detalles que queremos saber sobre este mundo. Y toda esa información llega después de que hemos visto más de media película, cuando el compadre entrevista a Cristof, el creador del programa. Aquí los peliculastas simplemente nos dicen todo lo que queríamos saber hace rato: Que Truman fue adoptado por una corporación, que ha habido filtraciones en el set, cuántas cámaras hay, etc. La película para completamente mientras vemos esta entrevista, y da lo mismo, porque nosotros felices completando el álbum de láminas que es la historia de Truman (metáfora).
De todos los diálogos expositivos apestosos, los más entretenidos deben ser los de Volver al Futuro, básicamente porque esa saga tiene un PERSONAJE cuya principal función es la de ENTREGAR INFORMACIÓN. Todo lo que el Doc Brown le dice a Marty McFly es diálogos expositivos apestosos: Cómo funciona la máquina del tiempo, cómo se le ocurrió la máquina del tiempo, cómo las acciones de Marty están cambiando la historia y cómo puede arreglarlo. No debe ser fácil explicar tantas cosas y estar siempre apurado y estresado, pero el Doc Brown lo logra. Maestro.
Este es otro ejemplo de información tan necesaria, que uno se la traga sin ningún problema, y como si no hubiésemos comido en semanas (ando metafórico hoy día, sorry). Después de ver esos dinosaurios por primera vez, y cuando lo único que tenemos en la cabeza es la pregunta “¡¿De dónde salieron todos estos dinosaurios?!”, el viejito se lleva a los doctores a recorrer el parque y les muestra la película del Mr. DNA, un personaje apestoso que es como el primo del clip de ayuda del Word. Bien fácil, con dibujos animados y con peras y manzanas, el Mr. DNA explica cómo los científicos de Jurassic Park consiguieron crear dinosaurios de la nada, y uno ahí con la boca abierta porque era lo que más queríamos saber en ese momento. Hasta los científicos se quedan mudos escuchando, y eso que ellos deben saber mucho más que el Mr. DNA, apuesto.
Y finalmente, la que según yo es la escena más maestra de exposición con diálogo de explicación informativa. En The Matrix uno no tiene idea qué es la famosa Matrix hasta que el Morpheus agarra a Dewán y simplemente LE CUENTA qué onda. Todo con imágenes de apoyo y analogías maestras. Uno necesita esta información porque a estas alturas está metidísimo con la famosa Matrix, pero además es TAN ALUCINANTE el concepto, que no nos damos ni cuenta de que el compadre se manda sus buenos cinco minutos de explicación pura y dura. Y bueno, no todos los días descubrimos que estamos en un futuro post apocalíptico donde las máquinas inventaron una realidad virtual con el fin de dominarnos y sacarnos energía como si fuésemos unas simples pilas Duracell. Digo yo, no más.