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"Pokémon: Detective Pikachu" podría ser una excepción en los films creados a partir de videojuegos. ¿Por qué?
Los monstruos de bolsillo llegan por primera vez en “formato real” a la pantalla grande, y lo hacen bajo una mega producción y elenco estadounidense. ¿Jugada fatal o por fin una película basada en videojuegos que vale la pena? Aquí te contamos la poké-verdad.
“Pokémon: Detective Pikachu”, es muy, pero muy fiel a la esencia Pokémon, construyéndose como un film para grandes y chicos, bien logrado y muy luminoso y querible.
La invasión se inició por el año ´96, cuando Satoshi Tajiri, fanático de los insectos y desarrollador de videojuegos, junto a su partner dibujante Ken Sugimori y la diseñadora e ilustradora Atsuko Nishida, lanzaron para Nintendo, Pokémon Rojo y Verde, el primer videojuego de lo que sería una saga que se replicaría en mangas, series de televisión, películas animadas, ropa, accesorios y juguetes.
Así, han pasado más de 20 años y al parecer los pocket monsters han sabido mantenerse o reinventarse, teniendo como último hito el estreno del film Pokémon: Detective Pikachu. Y ante su llegada, nos preguntamos si este es un nuevo despegue a la franquicia o un estirar un chicle que en realidad ya no da para más. Bueno, a continuación mi opinión sobre el tema.
Una de las películas popcorn más exitosas del último tiempo, tanto en taquilla como en críticas, fue la del sanguinario y corrosivo antihéroe de rojo llamado Deadpool (2016), cinta que, digámoslo, revela al actor Ryan Reynolds haciendo de las suyas en una comedia categoría “R”. No sólo resalta el lado carismático del actor, sino un humor que se ríe de sí mismo y del mundo de los superhéroes, y que por lo demás contó con él protagonizándola, produciéndola, apoyando en el guion y todo su proceso de marketing.
Desde este contexto, la elección de Reynolds como la voz en inglés de Pikachu (sí, de esta tierna especie de roedor eléctrico amarillo que exclama “pika, pika”) es un triunfo a ojos cerrados. Porque es Deadpool sin garabatos o “lenguaje soez”, con mucha chispa y mofándose de esta fauna de seres o Pokémon. Es la conexión o puente para el espectador que no es fan de la franquicia, o que la desconoce, que puede ser ese papá o mamá que acompaña a sus hijos, y se va a sentir representado y cómodo en el tono adulto blanco, tierno y gracioso del personaje, entreteniendo y haciendo más amena la experiencia. En definitiva, el factor Ryan Reynolds es, por donde se mire, un atractivo y un plus para que la película sea diferente.
Son más de 20 años en televisión, consolas, revistas o tiendas, en que los Pokémon ha estado presentes y, dentro de sus factores a destacar, sus formatos y el espíritu Pokémon se ha mantenido estricto y estable. ¿En qué se traduce esto?
En una serie de corte extremadamente cándido y familiar, con valores, personajes y elementos que se insertan en todos los productos del universo, donde no se promueve la competitividad, sino el aprendizaje (y tampoco son considerados mascotas, más bien compañeros de otras especies).
Desde esta mirada, Pokémon: Detective Pikachu, es muy, pero muy fiel a la esencia Pokémon, construyéndose como un film para grandes y chicos, bien logrado y muy luminoso y querible. Cosa rara cuando los productos nipones o de Oriente están virando al estilo “gringo”, como ha sucedido con fenómenos y películas como Dragon Ball Z o Deathnote, que en su norteamericanización cambiaron personajes, enfoques, tramas y los sellos distintivos de sus originales. Y aquí no pasa, todo combina de buena manera.
¿La “mejor” película de videojuegos?
No hay película basada en videojuegos que sea buena. Así de estrictos y letales son muchos críticos de cine frente al género fílmico gamer, identificando que tanto su calidad como sus historias, siempre terminan en productos bochornosos y mal elaborados. De verdad que la lista es eterna, y no hay título que se salve, según mi humilde opinión.
Algunas pueden ser entretenidas (Resident Evil), contar con elencos top (Angelina Jolie en Lara Croft:Tom Raider o Michael Fassbender en Assasin´s Creed) o estar basadas en videojuegos clásicos e históricos (Street Fightero Super Mario Bros); pero siempre más restan que suman. Y para qué hablar de lo ocurrido con la próxima cinta de Sonic, inspirada en el veloz erizo de Sega, donde su diseño de personaje tuvo tan mala recepción, que su director aseguró que iba a rehacer al azul animal… Y eso que ni siquiera se ha estrenado el film.
Con este prisma, se podría adelantar que Pokémon: Detective Pikachu, que está basada en el videojuego homónimo de Nintendo 3DS del 2018, podría tener similar fatal destino. ¡Pero! Por suerte, el paradigma se rompe. Y fácilmente se alza como la mejor producción del cine de videojuegos, jugando con la historia de un joven, Tim Goodman, que debe resolver el caso de la muerte de su padre, con la ayuda de un amnésico y parlanchín Pikachu.
La voz de los 90s
Muchos se preguntan qué ha pasado con Pokémon durante todos estos años desde su creación, ¿se esfumó?, ¿ya no es lo de antes?, ¿está más vivo que nunca? Y la respuesta la tienen todas y todos esos niños (ahora adultos, muchos padres o madres) que tanto en la década de los 90s como en la del 2000, se criaron y crecieron con Pikachu, Ash y compañía.
Esos que han visto al pie del cañón cada capítulo de la serie, nuevo videojuego, las evoluciones y el creciente número de los Pokémon que se agregan al interminable listado. Todo sigue igual, y adaptándose a las nuevas generaciones, no por nada hace dos años comenzó la locura por Pokémon GO, videojuego que todos los fines de semana tiene a cientos de “entrenadores” cazando Pokémon en el Parque Forestal o en diferentes partes de Santiago y el mundo.
Idea que este film supo leer, entregando un fan service en su punto y, lo mejor, hecho con cariño. Pues las referencias a todo el imaginario Pokémon se ven en cada diálogo, escena y personaje de la película (hasta guiños a la primera película animada realizada, Pokémon: Mewtwo vs Mew), de una manera honesta y sin saturar. Un real homenaje y regalo para niños fanáticos de ayer y de hoy.
¡Qué comience el duelo!
Finalmente, el trabajo realizado por su director, Rob Letterman, funciona en muchas líneas: en su historia (con tintes de cine negro pero más infantil), humor, acción, construcción de personajes y efectos especiales (en serio que ver a estos monstruos en live action gusta y enternece). Además, estadinámica encuentra explicación en ser un realizador de films familiares y cómicos efectivos, como El Espantatiburones (2004) o Escalofríos (2015). Más si le agregamos a un protagonista como Tim Goodman interpretado por el joven Justice Smith (Jurassic World: el reino caído), actor afroamericano con quien el espectador conecta y representa el sello de los personajes “humanos” de la saga Pokémon.
De esta manera, y conforme uno ve el metraje, quiere con más ganas y ansias saber sobre este mundo donde coexisten personas y Pokémon, que es claramente un primer pie a una serie de futuras películas y producciones live action del universo, quizás enfocándose en los torneos míticos con los cuales se sostiene la serie y los videojuegos. O sea, el juego recién está empezando.
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