Siete años han pasado desde que Lars Von Trier fuese desterrado de Cannes al ser considerado una persona non grata después de unos desafortunados comentarios sobre Hitler. Siete años para que el director de las intensas Nymphomaniacy Melancolía tuviera la oportunidad de volver a mostrar un trabajo en el festival europeo, y como es de esperar, con una lluvia de críticas sobre el fuertísimo contenido de la cinta.

Críticas que la definen como "excesiva", "cruel" y "desagradable de ver", y con rumores de que incluso algunos espectadores abandonaron la butaca a mitad de la película (la típica), con un rechazo absoluto a la proyección.

¿Qué pasó? ¿Qué tal la película? A continuación, su análisis exhaustivo.

Tocando fondo

La verdad es que en gran parte tienen razón. La Casa que Jack Construyó –y adelantándome al breve análisis– no es una película para todo el mundo. Puntualmente porque no mide violencia ni sensibilidades y, lejos de eso, tampoco busca dejar contentos a quienes se han acostumbrado al resto de las películas relacionadas a los serial killers. Esta es durísima y pone a prueba a cualquier espectador que crea haber visto lo máximo de Lars Von Trier.

Son justamente en esos detalles de originalidad donde las películas de Lars caen en la poca aceptación, porque en ellas nos encontramos con diálogos misóginos, personajes que rozan el racismo y relatos depresivos que denotan ese curioso e inusual lenguaje por parte del director...

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Incluso, da la sensación de que Von Trier sabe "tocar fondo" con sus películas, como una especie de cartas de suicidio o epifanías sobre el lado más oscuro de la humanidad. (Ahí tendríamos que entrar a analizar lo que es correcto o no poner en una película, pero como esta columna va al grano con recomendar ficción, vamos a dar un paso al costado…).

¿Entienden a lo que me refiero?, ¿lo encuentran raro?, ¿extremista? Esos son sinónimos que quedan un poco cortos para La Casa que Jack Construyó.

Un asesino “buena onda” y una serie de "incidentes"

Matt Dillon (Loco por Mary), interpreta a este serial killer con aires a Ed Kemper, quien asevera haber descubierto el arte en el asesinato. Obras de arte que se ven planteadas en cuatro "incidentes" que marcaron un antes y un después en la carrera de este psicópata, quien se confiesa ante un misterioso hombre que escucha atentamente en off sus historias personales.

Los crímenes se ambientan en los años 60s en Estados Unidos. En un pueblo de grandes bosques y medio abandonado, donde Jack pasa los días admirando el arte e intentando construir una casa a las orillas del lago, mientras hace raccontos de su niñez y, de paso, nos lleva a sentir una especie de extraña empatía tanto por su personalidad (a veces humorística), como por sus víctimas.

Jack (el asesino) es un tipo que considera su arte como algo motivador, pero totalmente agotador al final del día. Se define a sí mismo como un arquitecto que detrás de un trastorno obsesivo compulsivo, busca conseguir el arte absoluto con los cadáveres, y para ello debe pasar por diferentes fases de frustración, ensayo y error, (lo cual se traduce en una serie de asesinatos y maniáticas maneras de "dar forma" a la obra final). No existen grandes amigos ni mucho menos familiares. Solo la casa que se construye se derrumba y se vuelve a construir, por esa terrible manía de intentar tocar la perfección.

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Para que se entienda un poquito: el incidente número uno incluye a Uma Thurman en el papel de una mujer molesta y bastante desagradable. La mujer no para de hablar y se vuelve insoportable (provocándolo en varias ocasiones), en una secuencia que está ideada para saber lo que está por venir, mucho antes de que Jack comience a notarlo y que su rabia comience a bullir en su interior. Como lo muestra el tráiler –y como debe estar imaginando– esta mujer se convierte en una de las víctimas del asesino de una forma terrible y bestial.

No, no es la única. En total son unos 60 asesinatos, y aunque en la película vemos solo unos pocos... son sólo cinco crímenes los que conforman la quintaesencia de este artista y que sirven para el clímax de su violento show.

La película no solo se trata de eso, también tenemos espacio para conocer la psiquis del personaje desde su niñez; cómo se relaciona con los animales, o aquellos lapsus poéticos donde de forma irracional, el artista comienza a confundir la belleza y la inspiración, con la tortura y la muerte.

¿Por qué hay que ver algo tan despiadado?

Nosotros (los espectadores) vivimos en esta época en que todo es confuso y nada es lo que parece. Lars, por su parte, pareciera ser asertivo al mostrarse tal como es; narcisista, frío, auto compasivo, pero realista y creíble. Además, las escenas muestran de forma honesta cómo se vería un asesinato, y cómo un asesino calcularía sus actos sin anestesia ni arrepentimiento. Después de todo... ¿quién dice que el acto de "asesinar" es un hecho que implica paz o sutileza, como nos ha acostumbrado el cine hollywoodiense?, ¿de verdad pensábamos que un asesinato se vería como los de las teleseries de trasnoche? ¡Ja!

Finalmente, estamos frente a una casa macabra de Lars Von Trier. No una de terror ni de drama, sino que una de comedia oscura (una “Divina Comedia", para ser exactos...) que se permite mostrar escenas de alto impacto relacionadas a mujeres, niños y animalitos, en una época en que –tal vez– el séptimo arte es el único "formato" que permite este contenido de ficción tan arriesgado. Una casa que abre las puertas a quienes sean capaces de entender su humor, y a quienes no lo soporten los espanta como la peor de las pesadillas.

Lo curioso es que (al menos para quienes puedan tener el estómago para resistir una película de este calibre) resulta entretenido e interesante. Es quizás una de las pocas películas que veremos este año que no escucha los convencionalismos y los límites cinematográficos impuestos por el marketing, y eso chic@s... es pura originalidad y maestría. Punto.

Véala este fin de semana. Recomendada ab-so-lu-ta.