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Imagen: César Mejías

Cercada, abierta y bombardeada: la historia de La Moneda y su relación con la ciudadanía

Partió siendo una fábrica de Monedas y luego incluso la casa de los presidentes. ¿Cómo ha sido la trayectoria de La Moneda y su relación con la ciudadanía?

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2018-05-11 | 07:00
Tags | la moneda, presidentes, ciudadanía, santiago, palacio, historia.
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Hace unos días nos enteramos que de la plaza de la Ciudadanía se retiraban esas enormes vallas, y que por fin volvía a ser de los ciudadanos. Y no es novedad.

Aperturas y cierres ha vivido este espacio público entre La Moneda y la Alameda desde su creación en 2003, ¿por qué? Algunos hechos que amenazaron la seguridad del poder ejecutivo, tales como el lanzamiento de una bomba molotov, han hecho que se prohíba el paso libre por motivos de seguridad.

¿Es normal cercar los alrededores de La Moneda? ¿Cuán abierta o cerrada ha estado esta icónica construcción durante su historia? En El Definido les contaremos su historia y las distintas relaciones “románticas” que ha tenido con la ciudadanía.

De chimeneas y metales a suite presidencial

Su nombre lo dice, pero pocas veces lo recordamos: este edificio se hizo para acuñar monedas en pleno Chile colonial. Se mandó a hacer en 1770, con autorización del Rey de España y todo el cuento, y tardó 35 años en estar listo.

Arena del río Maipo, piedra colorada del San Cristóbal, cal de Polpaico, madera de robles y cipreses valdivianos, fueron algunos de los materiales que dieron vida a esta construcción. Incluso se usaron 20 tipos diferentes de ladrillos para construir esta obra de Joaquín Toesca, el mismo arquitecto italiano autor de la Catedral, el Cabildo, los tajamares del Mapocho y el Hospital San Juan de Dios.

Gabriel Guarda, monje benedictino, historiador y arquitecto, señala que en la época, la Casa de Moneda no pasó inadvertida, ni para su propio arquitecto ni para los gobernantes de la época. Ambrosio O'Higgins apoyaba la idea, pero también estimaría que era "superior a cuantas hay en América y aún en Europa", demasiado ostentosa para una hacienda real. Para Toesca se correspondía con la magnificencia de su Dueño... el Rey.

Además de eso, fue hecha para durar siglos y siglos, pues desde un comienzo Toesca consideró la realidad chilena y adaptó los planos "a todas las reglas de la mis escrupulosa arquitectura y gusto (...) sin perder de vista la naturaleza del país y la frecuencia de los temblores de extraño y violento movimiento".  

Gracias a eso es que las paredes de un metro de espesor y sus ladrillos han resistido hasta hoy y siguen sosteniendo la icónica construcción. "La calidad de la construcción ha permitido que el edificio soporte terremotos e incendios que resultaron devastadores para gran parte de la arquitectura colonial chilena", dice el Consejo Nacional de Monumentos.

En 1805 se encendieron sus hornos, calderas y chimeneas para funcionar en la producción de dinero. Pero luego de la Independencia, ¿dónde hacían la pega los presidentes del joven Chile?

Habían heredado el Palacio de la Real Audiencia (hoy el Museo Histórico Nacional), que tuvo una mala vejez y por eso en 1845, el Presidente Manuel Bulnes trasladó la residencia presidencial y las oficinas del ejecutivo a la Casa de Moneda.

Mientras se dirigía el país desde este edificio, aún se seguían imprimiendo billetes y acuñando monedas, lo que cesó recién en 1922. Así los presidentes utilizaron La Moneda como hogar y oficina hasta Carlos Ibáñez del Campo, el último en pasar las noches en ella (1958).

Hoy, este Monumento Nacional alberga las oficinas presidenciales (segundo piso) y los ministerios de Interior, Secretaría General de Gobierno y de la Presidencia.

Entrando y saliendo de La Moneda

El panorama que miramos al caminar cerca de La Moneda, obviamente es bien diferente del original. Su entorno “fue objeto de una gran remodelación a partir de 1930, que dio realce a su fachada sur, constituyó las plazas en ambos frentes y rodeó al Palacio de austeros edificios destinados a albergar instituciones públicas”, explican en el Consejo de Monumentos.

Fue así como el barrio de La Moneda fue haciéndose un espacio integrado y adaptado para la ciudadanía. Y fue en los años ’60, con Eduardo Frei Montalva al mando, cuando se permitió el acceso del público a los patios del Palacio de Gobierno, por lo que era común que los peatones pasaran desde la calle Moneda hasta la Alameda.

Uno de los patios más icónicos es el de los Naranjos, que probablemente recuerdas si tuviste una visita escolar, cuya fuente de agua fue traída en la época desde el Virreinato del Perú, “para que los vecinos tomaran agua proveniente del cauce del río Mapocho”.

Pero estos patios volvieron a cerrarse al público tras el asesinato del general René Schneider, en 1970. Y tres años después, el bombardeo al Palacio de La Moneda durante el Golpe de Estado, destruiría considerablemente el Palacio, quedando en manos del control militar e impidiendo el acceso a cualquier ciudadano.

Por mientras, la junta militar se trasladó al edificio Gabriela Mistral, rebautizado por el régimen como Diego Portales (el que ha sido noticia este último tiempo), actual GAM.

La Moneda tuvo que ser restaurada y se reinauguró como sede de gobierno en 1980, pero sin abrir sus puertas. Recién con Ricardo Lagos volvieron a abrirse al público y, a 30 años del golpe, se rehabilitó la puerta de la calle Morandé, por donde entraban los presidentes desde 1906 y por donde se sacó el cuerpo del fallecido ex presidente Salvador Allende; se construyó la Plaza de la Ciudadanía y el Centro Cultural Palacio de La Moneda.

Pero todo volvió a cambiar en el 2006, por motivos de seguridad en el contexto de la “revolución pingüina”, y luego del lanzamiento de una bomba molotov a una de las ventanas del palacio. Así, el acceso a la plaza y a La Moneda ya no era libre y requería una inscripción para visitas guiadas, mientras solamente en algunas ocasiones se abría al público general.

Desde esa fecha, los gobiernos de turno han buscado abrir la plaza, pero la han vuelto a cerrar por distintos incidentes, principalmente provenientes de manifestaciones.

¿En qué consiste la actual iniciativa entonces?

El gobierno actual ha decidido eliminar las vallas de la Plaza de la Ciudadanía y con esto busca devolver este espacio público tan simbólico a los ciudadanos.

“Excelente noticia para los vecinos y amantes de #Santiago. Estamos convencidos que el uso del espacio público determina la ciudad, más aún cuando involucra a la casa de todos los chilenos”, es parte del tweet del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri.

Sin embargo, el acceso libre a los patios es un pendiente, pues todavía se requiere de una autorización o de la inscripción previa para una visita guiada.

Cristián Undurraga, quien estuvo a cargo de la renovación del perímetro circundante, del eje Bulnes y del Centro Cultural, señalaba a fines de 2017 que el proyecto consideraba mantener abiertos los patios de La Moneda para poder unir las dos plazas, “cuando se podía pasar por allí, los ciudadanos se sentían orgullosos del país. Era una experiencia memorable”.

¿Se mantendrá abierta la plaza de la Ciudadanía por mucho tiempo? ¿Se abrirán algún día nuevamente los patios para el paso peatonal? Todo depende de si nuestra relación con La Moneda como espacio público es respetuosa y se adscribe a las mínimas normas de seguridad. De otro modo, volveremos a ver bloqueado el acceso a un lugar que es tan representativo de nuestra historia y de nuestra libertad como ciudadanos.

¿Te gustaría que se abrieran los patios de La Moneda al paso peatonal? ¿Crees que es posible en el contexto actual?

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