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Imagen: César Mejías

Chile crea el parque marino más austral del mundo en la Islas Diego Ramírez, ¿cómo es?

Donde se junta el océano Pacífico con el Atlántico, en el extremo más austral de nuestro continente, en pleno Paso Drake, están las islas Diego Ramírez. Hoy te contamos por qué hoy forman parte de un parque marino y cuál es la importancia de su conservación.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2018-03-23 | 07:00
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“Chile había avanzado mucho en la creación de parques marinos en las islas oceánicas, pero nos faltaba proteger la zona de la Patagonia que es un ecosistema muy rico pero también muy frágil”. (Alex Muñoz, National Geographic Lationamérica).
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El punto más austral de nuestro continente americano, es chileno. No se trata de Estrecho de Magallanes ni de Tierra del Fuego, sino de algo que está más allá del Cabo de Hornos, cuando el cono sur se acaba y sólo queda enfrente un clima inclemente y un océano salvaje. Ahí se encuentran las islas Diego Ramírez, los últimos pedazos de tierra antes del continente antártico, un paraíso virgen que guarda una biodiversidad única y bastante desconocida.

Celebrando la creación del Parque Marino Islas Diego Ramírez–Paso Drake, en El Definido quisimos investigar qué secretos guarda este prístino rincón de nuestro país y cuáles son las razones de su especial conservación.

Donde se juntan los mares

El Paso Drake, también conocido como Mar de Hoces, es la franja marina que separa a América de la Antártica, y se formó hace unos 30 o 40 millones de años, creando un canal de comunicación único entre el océano Pacífico y el Atlántico. Esta formación hoy opera como un “canal transportador” de organismos alrededor de toda la circunvalación de la Antártica -muchos de ellos alimentados por las aguas profundas de la zona, ricas en nutrientes- propulsados en su tránsito de un océano a otro por la poderosa corriente Circumpolar Antártica. El paso tiene una anchura mínima de 850 kilómetros, y posee las aguas más tormentosas del planeta Tierra.

La tierra más austral que se ubica en este inhóspito lugar, son las islas Diego Ramírez, situadas a 100 kilómetros al suroeste del Cabo de Hornos.

Básicamente se trata de un archipiélago compuesto por dos grupos de islas e islotes, separados por un canal de tres kilómetros. Sus islas principales son Bartolomé, Gonzalo e Isla Norte. Administrativamente pertenecen a la comuna de Cabo de Hornos y son parte de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena.

¿Y quién diablos fue Diego Ramírez?

Se preguntarán quién diablos fue el tal Diego Ramírez para merecer que tan espectacular lugar del planeta lleve su nombre. Se trató de un cosmógrafo y marino español que participó como piloto en la expedición de los hermanos Bartolomé y García Nodal, quienes “descubrieron” para Europa las islas en 1619.

Hasta el siglo XIX, las islas fueron constantemente visitadas por cazadores de lobos marinos, un negocio muy rentable en la época, hasta que en 1892 se dictó una ordenanza para protegerlos. Sólo en 1951 comenzó el verdadero interés científico por estudiar el área, cuando se instaló un puesto de Vigilancia y Estación Meteorológica de la Armada en la isla Gonzalo, que hasta el día de hoy existe.

Este hito fue muy relevante, porque por fin se comenzó a llevar un control y protección de especies que habían sido diezmadas durante muchísimos años. Así, aprovechando los barcos de aprovisionamiento y apoyo logístico de la Armada, los científicos comenzaron a llegar, realizando las primeras investigaciones sobre vegetación, aves, historia, botánica, flores y geología.

Conservación y desarrollo sostenible

¿Cómo conservar este tipo de áreas ricas en biodiversidad? Convirtiéndolas en parque marino, así no puede efectuarse ningún tipo de actividad, salvo aquellas que se autoricen con propósitos de observación, investigación o estudio. Es decir, la pesca está prohibida, salvo algunas excepciones a las comunidades tradicionales.

En febrero recién pasado, nuestro país creó por fin el Parque Marino Islas Diego Ramírez–Paso Drake, el más austral de América. El anuncio se suma a otros dos parques creados el año pasado, el de Juan Fernández y el de Cabo de Hornos, lo que se traduce en que el 44% de la superficie marina de nuestro país, está protegida.

La zona, que hoy abarca una superficie de 144.390 km2, es fruto de 18 años de investigación desarrollada por el Programa de Conservación Biocultural Subantártica, coordinado por la Universidad de Magallanes (UMAG), el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y la Fundación Omora, en colaboración con la Universidad de North Texas (Estados Unidos). La conservación y el control estricto de la pesca en esta área acotada son importantes, pues se trata de zonas que no poseen especies invasoras o no nativas, y se consideran únicas en el mundo (especialmente las costas de las islas y los montes submarinos alrededor).

Sin embargo, en los entornos del parque, el área del Paso Drake cuenta con una importante actividad pesquera (artesanal e industrial) y acuícola (crianza de especies acuáticas), y existen muchas familias locales que dependen de ello en Puerto Williams y Punta Arenas (centolla, centollón, erizo rojo, luga roja, bacalao de profundidad, merluza del sur y merluza de tres aletas). ¿Cómo conciliar los objetivos de conservación con el desarrollo de las comunidades?

La UMAG presentó al gobierno un informe para crear el Área Marina Protegida Cabo de Hornos, más allá de los límites del parque, integrando el desarrollo sostenible del lugar y un área de múltiples usos. La propuesta indica que hay que lograr un equilibrio entre las actividades ancestrales, el turismo y la pesca, y la conservación del área, sobre todo considerando que la Unesco declaró en 2005 la zona como Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos.

“Ahora tenemos el desafío de implementar un plan de gestión participativo, que involucre a todos los actores y que garantice la administración del parque en el largo plazo con un modelo innovador que supera las trincheras entre la conservación y el desarrollo económico”, planteó Ricardo Rozzi, investigador de la UMAG, del IEB y director del Programa de Conservación Biocultural Subantártica.

Paralelamente al trabajo de estas instituciones, en 2017 National Geographic estuvo en la zona, grabando un precioso documental que exponía las maravillas endémicas de la fauna subacuática del lugar y haciendo evidente la necesidad de que tuviera una protección especial por parte del gobierno. Al parecer, su relato también fue escuchado.

“Chile había avanzado mucho en la creación de parques marinos en las islas oceánicas, pero nos faltaba proteger la zona de la Patagonia que es un ecosistema muy rico pero también muy frágil. Cabo de Hornos y Diego Ramírez son una zona excepcionalmente rica y en muy buen estado de conservación”, señaló Alex Muñoz, director para Latinoamérica del programa Pristine Seas de Nat Geo.

La riqueza del parque

“Diego Ramírez es como Jurassic Park, llena de vegetación. No hay plantas introducidas, hay decenas de albatros, petreles, pingüinos, lobos y elefantes marinos. Es como ir a 500 o 1.000 años en el pasado. Es un sitio salvaje”, señala Enric Sala, ecólogo marino y explorador de National Geographic. ¿Por qué se da aquí esta rica biodiversidad?

Aquí convergen dos ecorregiones, la de los canales y fiordos del sur de Chile y la terrestre subantártica de Magallanes. Esto es importante porque posibilita una interacción única de flora y fauna, que no tiene símil en ninguna otra geografía (Nueva Zelanda, por ejemplo, tiene fiordos y canales en una zona austral del hemisferio sur, pero nuestro parque se ubica aún más cerca de la Antártica).

Al tratarse de un lugar tan virgen y con escaso impacto humano, las islas Diego Ramírez son un territorio ideal para la protección, reproducción y refugio de ciertos animales en estado vulnerable o en peligro de extinción, como el caso del albatros de cabeza gris, el pingüino macaroni y el pingüino penacho amarillo. Además de ser una zona de anidación importante para aves marinas protegidas por acuerdos internacionales (albatros y petrel).

En el lugar se encuentran los bosques de kelp (de algas) más australes del mundo que, en palabras de Enric Sala, son los más espectaculares que jamás ha visto. Estos bosques submarinos formados por algas gigantescas, conforman un hábitat tridimensional único para las especies marinas.

Además, dentro de los peces presentes en el área, se encuentra el doradito o pez piedra (paranotothenia magellanica) y la vieja (calliclinus geniguttatus), un pez endémico del área. Abundantes son también los cardúmenes de sardinas y los langostinos, vitales para la vida de los depredadores más grandes, como ballenas, lobos de mar, delfines y aves. Los alrededores de las islas registran la distribución más austral del delfín chileno (Cephalorhynchus eutropia), una especie endémica de nuestro país clasificada como “casi amenazada”, y del delfín austral (Lagenorhynchus australis). Todas estas especies se benefician de este especial ecosistema que combina los afluentes de agua dulce, los bosques kelp y las zonas de alta corriente.

El fondo oceánico del paso Drake está poblado de montes submarinos, tal como la cordillera de los Andes. Son tan inmensos y espectaculares que uno de ellos, llamado Sars, es conocido como “el Everest del Drake”, elevándose radicalmente desde el fondo marino abisal hasta los 4.000 metros. Su cumbre queda a sólo 100 metros de la superficie del mar, por lo que casi, casi podría sobresalir. Se conoce muy poco sobre estos ecosistemas vulnerables y únicos en el mundo, representando un desafío para la ciencia.

La declaración del Parque Marino islas Diego Ramírez-Paso Drake, es un logro histórico para todos quienes se han visto involucrados en el estudio y conservación de las especies de la zona. Pero es sólo un paso. Si bien Chile se ha transformado en el último tiempo en un líder mundial en cuanto a la protección de sus áreas marinas, aún falta mucho por hacer, sobre todo en cuanto a educación de la población, gestión de basura y cuidado de especies. Anuncios como éste nos dan energías a todos para seguir trabajando por un país con más conciencia por su medioambiente.

¿Sabías de las islas Diego Ramírez y el paso Drake? ¿Qué más debemos hacer como país para preservar nuestro entorno natural?

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Comentarios
Litref Muñoz | 2018-03-23 | 10:18
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Bueno solo decir que porque sea parque o zona protegida no impide el trabajo de piscicultura, buques factoría, etc. Es solo un titulo honorífico solamente. Conozco parques patagónicos que tienen concesiones mineras y otros con salmoneras.
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Litref Muñoz | 2018-03-23 | 10:21
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Por ejemplo si se construye el SIC pasaría por un montón de parques y zona protegidas.. Osea... Son puros títulos honoríficos.. Igual, linda noticia
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