Lamentablemente en Chile la desigualdad aún es alta. Los sueldos y las pensiones son bajos, y la mayoría de los chilenos no puede optar a la salud privada. La primera infancia tampoco cuenta con suficiente cobertura de salas cunas y jardines infantiles, y alrededor del 90% de las familias chilenas viven al justo o se endeudan porque sus ingresos no alcanzan a solventar los gastos básicos.
Pensando en cómo corregir lo anterior, Nicolás Shea (42 años), cofundador de Start Up Chile, Cumplo y Asech, entre otros; decidió sumarse a la carrera presidencial a través del partido TODOS (del que también es fundador), para intentar superar la pobreza del país y contribuir, desde su experiencia como emprendedor social, a derribar las barreras de la desigualdad en el país.
Junto al lanzamiento de su campaña, Nicolás presentó su primera propuesta que busca disminuir la pobreza en Chile y todo lo que ésta conlleva a través de una gran medida. Se trata de SUBA: un Sueldo Universal Básico Asegurado que el Estado entregaría mensualmente a todos los chilenos. Al rededor de 100 mil pesos mensuales recibirá cada chileno, sin importar su edad, situación laboral o posición social.
¿Una locura? Pareciera que no, ya que el Foro Económico Mundial lo promueve y Finlandia ya lo está aplicando desde este año en una fase experimental; y aunque las bases y el monto no son los mismos propuestos por Shea, los nórdicos aseguran que esta medida social acabaría con la pobreza del país, ya que cubre los gastos básicos de las personas.
¿Cómo se implementaría el SUBA y quiénes se beneficiarían? Te lo explicamos a continuación.
El PIB per cápita de Chile es cercano al millón de pesos, pero eso es solo un promedio, y en realidad, más del 90% de la población recibe un ingreso o gana un sueldo inferior a este monto. SUBA busca equiparar un poco esta realidad, para aumentar así el nivel de vida de la mayoría de los chilenos y disminuir la desigualdad y la pobreza.
¿Cómo lo haría? Dividendo en partes iguales una parte de lo recaudado en impuestos, por un total equivalente al 10% a los ingresos de las personas y ganancias de las empresas. Este dinero, luego, se distribuiría equitativamente entre todos los chilenos.
En concreto, esta medida equivaldría a entregar, a cada chileno, algo más de 100 mil pesos mensuales, que recibirá sin excepciones, independiente de su edad, situación laboral o posición social.
Así, todos los chilenos que ganan bajo 1 millón de pesos mensuales, que son cerca del 90% de la población, verán aumentar sus ingresos, siendo los más pobres, los más beneficiados.
¿Aumentarían entonces los impuestos a la renta en un 10%? El candidato explica que no, “esto no es sumar otro 10% sobre los impuestos actuales (...) Si ganas bajo 1 millón de pesos, lo que pagues en impuestos extras, será siempre menor a lo que recibirás con SUBA. (...) Para las rentas más altas, el SUBA irá acompañado de una simplificación tributaria que igualará en 30% la tasa máxima que cualquiera tribute”.
Es decir, se bajaría la tasa máxima de las personas desde el 40% actual hasta un 30% y se subiría el tributo de las empresas desde el 27% actual a 30%. Con esto, además, se reducirían los incentivos a eludir impuestos creando empresas de papel y se mejoraría la recaudación, sin necesidad de subir impuestos.
Y con respecto a la propuesta, en el video a continuación, el propio candidato lo explica en simple.
Además de aumentar el sueldo de gran parte del país, el SUBA busca mejorar la calidad de vida de los chilenos en otros ámbitos:
1. Una infancia más segura: el SUBA para niños entre cero y cuatro años se destinaría a cubrir sus necesidades médicas y a reducir los costos de salas cuna y jardines infantiles, aumentando así el acceso a la educación inicial.
Entre los 4 y los 18 años, como el sistema de educación pública ya cubre las necesidades básicas de este grupo; una pequeña parte del SUBA iría a un plan de salud colectivo para menores de edad, para que los padres no deban descontar de su sueldo esta carga.
2. Un incentivo laboral para las madres: la contribución para el acceso a salas cunas y jardines infantiles ayudaría a los padres, especialmente a las madres, a reingresar al mercado laboral y aportar con ingresos a sus familias, acelerando así el desarrollo económico y social de las personas.
3. Mejores pensiones para los jubilados: la parte restante del SUBA de los menores entre los 4 y 18 años, iría a la cuenta de cotización previsional de cada niño. Así, cuando alcance la mayoría de edad, cada persona contará con una cantidad importante de fondos para su pensión, que se habrán estado multiplicando por 14 años.
Entonces, con lo acumulado durante su infancia (más de 15 millones de pesos), sumado a sus aportes durante los años de trabajo, y el aporte de los 100 mil pesos del SUBA durante la vejez, todos los chilenos contarán con pensiones mucho mejores.
4. Menos burocracia y malas prácticas: en general, las políticas focalizadas pierden recursos en hacer la clasificación social necesaria para entregarlos. Esto genera gastos burocráticos, ineficiencias y trampas de pobreza, por los incentivos para no mejorar las propias Fichas de Protección Social (hoy Registro Social de Hogares) o provocando que sea más conveniente mantenerse en la informalidad para conservar los beneficios estatales.
En cambio, como el SUBA iría para todos los chilenos de manera directa y sin distinciones, su administración sería mucho más sencilla y no generaría este tipo de incentivos negativos. Además, sus beneficios podrían reducir otros tipos de costos para el Estado, mejorando su eficiencia.