Tommy Ibrahem (45) y Eniff Colina (28) se conocieron por internet como muchas parejas actualmente. Él vivía en Siria y trabajaba como comerciante de alfombras árabes en Damasco, y ella en Venezuela estaba terminando de estudiar Trabajo Social en la universidad de Caracas. Se conocieron por un amigo árabe en común y comenzaron una relación intensa a través de internet, Skype, Facebook y Whatsapp, hasta que decidieron juntarse en persona.
Eniff, aprovechando sus vacaciones, viajó a Siria en el 2010 y junto a Tommy recorrieron el país y también El Líbano y Turquía en un lindo viaje. Eniff conoció a los padres de Tommy y a sus hermanos, todos católicos. Las redes sociales habían funcionado y se enamoraron inmediatamente, por lo que nada fue impedimento para tomar la decisión de armar una vida juntos. Ni los 17 años de diferencia de edad que tienen, ni la diferencia de idiomas, ni sus nacionalidades que los ubicaban en los dos extremos del planeta.
Se comunicaban perfectamente en inglés y de a poco cada uno fue aprendiendo el idioma del otro. Los planes eran instalarse en Siria. Tommy tenía una buena situación económica y una rica casa donde podían vivir perfectamente los tres, porque ya venía la pequeña Serena en camino. Luego viajaron juntos a Venezuela para realizar los trámites pertinentes, pero nunca pudieron regresar a Siria.
Una vez en Venezuela, decidieron quedarse por un tiempo hasta que los ánimos en Siria se calmaran para poder volver y casarse allá. Jamás pensaron que esto sólo aumentaría y que se transformaría en una guerra civil y en el conflicto mundial más grande del siglo XXI.
Tommy se comunicaba a diario con sus padres, quienes le decían que se quedara en Venezuela, que no volviera, que las cosas se estaban complicando y que ellos le avisarían cuándo fuese un buen momento para regresar. En eso nació Serena, la primera hija de la pareja y comenzaron a instalarse por un tiempo, abriendo un restorán de comida árabe en el centro de la ciudad.
Y la guerra explotó en el 2011. Tommy recibió un llamado telefónico. Su padre había muerto en un bombardeo en la calle frente a su casa. Del cuerpo nunca supieron por lo que no pudieron enterrarlo ni darle una despedida como corresponde. Desesperado, sin poder hacer mucho y estando al otro lado del mundo sin poder volver, Tommy empezó a recibir puras noticias terribles.
Una nueva bomba destruyó su casa, la que compartía con sus padres y sus hermanas menores. Su tienda de alfombras también fue destruida. Un grupo de terroristas la incendió completa. Y un par de meses después, recibió el terrible llamado de su madre quien le contó que sus dos hermanas habían muerto en un atentado en un bus. De sus cuerpos hasta el día de hoy tampoco se sabe.
Tommy nos cuenta que su madre es de nacionalidad libanesa, por lo que logró arrancar de Siria y se instaló en El Líbano sola. "Mi mamá quedó sola. Ya no tiene nada en Siria. Ni casa, ni marido, ni hijas. Nada. Gracias a Dios pudo arrancar y en El Líbano ahora está segura, pero está muy vieja ya y muy sola. Yo sólo quiero traerla a Chile, que conozca a sus nietas y que pueda respirar tranquila, sin más tragedias. Hablo todos los días con ella por teléfono, y no hay nada que la haga más feliz que escuchar a su nieta hablar en árabe".
Al hablar sobre la guerra Tommy se emociona hasta las lágrimas. Le pide a Eniff que lleve a Serena a su pieza, porque no quiere que la pequeña escuche la conversación, y en un español bastante bien pronunciado nos dice "no quiero que mi hijita crezca creyendo que la vida es así de terrible. No quiero que crea que la gente es mala y que te pueden matar cualquier día sin razón alguna. Quiero protegerlas lo más posible y que tengan una infancia tranquilla y en paz, acá en Chile o donde sea".
Tommy nos cuenta que ya no tiene esperanzas frente a la situación en Siria. Cree que la crisis sólo irá aumentando y que no tiene nada que ver el gobierno de Al Assad, si se mantiene o si se va. "Esto está en manos de los terroristas. Son ellos quienes han destruido mi Siria. No tiene nada que ver la política. Ellos mataron a mis hermanas. Mataron a mi papá, a mis vecinos, amigos y a miles de miles de personas y niños inocentes que no han hecho nada malo. ¿Qué tiene que ver la política aquí?. Nada, esto es sólo maldad".
Al preguntarle si eventualmente volverían a Siria cuando la guerra finalice, Tommy nos responde, "¿Si volvería a Siria?, ¿para qué?, ¿adónde?. No tengo nada allá ahora. Mi país está destruido, mi familia muerta y mis amigos que siguen con vida, todos arrancaron a Europa. Siria era un país maravilloso, donde católicos y musulmanes convivíamos perfectamente y con respeto. Hoy no queda nada de eso. Hoy es sólo un infierno. Y aunque se acabe la guerra, creo que jamás volveré. Mis hijas ya son latinas, hablan español y aunque intento enseñarles el árabe para que no olviden nunca sus raíces, jamás conocerán lo que yo viví allá, no podré mostrarles nada, ni donde jugaba de niño, ni donde trabajaba, ni donde salíamos a caminar con mis padres, porque nada de eso queda, entonces qué sentido tiene volver".
Como si fuera poco, los problemas no finalizaron. Ya instalados en Venezuela, la crisis económica comenzó a afectar cada día un poco más. Eniff nos cuenta que la escasez se hizo notar rápidamente y que ya era difícil mantener el restorán abierto porque no había carne, pollo ni verduras.
Además, el año pasado entraron a robar al restorán. "Se metieron varias personas al local con pistola. Nos encerraron en un cuarto con los trabajadores. Nos quitaron la ropa, los zapatos, nos robaron todo, y un par de meses después, de nuevo. Pero esa vez fue peor. A Tommy lo apuntaron con una pistola en la cabeza frente a Serena y lo amenazaron de muerte si no entregaba todo", nos cuenta Eniff claramente afectada, agregando además que lo único que pudieron llevarse fue un teléfono y un par de bolívares porque no les quedaba nada.
Después de eso no pudieron seguir trabajando y tuvieron que cerrar el local. Se fueron a vivir a la casa de los padres de Eniff y a las semanas se dio cuenta que estaba embarazada. Nació la pequeña Nadine, quien a los pocos meses se enfermó y debido a la escasez tardaron mucho en encontrar medicamentos. Para la familia esta fue la gota que rebalsó el vaso. Aquí fue cuando decidieron que por el bien de sus hijas no podían seguir viviendo en Venezuela. Se contactaron con la cuñada de Eniff que es chilena y ella los ayudó a realizar los trámites para venirse a Chile y les compró los pasajes que ellos no podían costear.
"La inseguridad en Venezuela es simplemente intolerable. Vives con miedo por ti y por tus hijas y no se puede vivir así. Nosotros preferimos mil veces pasar hambre aquí en Chile que estar en Venezuela así con esta crisis horrible donde te roban, te amenazan de muerte, te racionan no sólo la comida, sino también la luz y el agua", cuenta Eniff.
Hace un mes, Tommy, Eniff, Serena y Nadine llegaron a Chile con lo puesto. Hoy viven en un pequeño departamento que arriendan en Independencia y están tratando de asentarse para ofrecerles una mejor vida a sus dos hijas. Solicitaron refugio, sacaron cédula de identidad, y mientras esperan ese proceso que puede durar hasta 8 meses, pasan el día preparando comida árabe en su pequeña cocina y la venden a pedido gracias a la página de Facebook que les abrió Paulina (la cuñada de Eniff), donde ya cuentan con casi mil seguidores.
Los encargos se entregan en una estación de metro a convenir y la variedad de productos es muy amplia y la calidad excelente, según los propios consumidores y según nosotros mismos quienes tuvimos el privilegio de probar. Shawarmas, pan árabe, hummus, kibbie, zapallitos y berenjenas rellenas, arroz árabe, tabuleh, tabaquitos y el producto estrella: los deliciosos dulces árabes; son algunos de los platos que pueden encargarse.
Hoy Tommy y Eniff están tranquilos. Cuentan que los han recibido muy bien en Chile, y les llama la atención lo amables que han sido todos. Gracias a este mismo Facebook consiguieron muebles, refrigerador, ropa y todo lo necesario para amoblar su departamento; y además, gracias a la ayuda de un usuario, pudieron matricular a Serena en un colegio a dos cuadras de su casa. Hoy la pequeña va feliz a clases de 2 a 7 de la tarde, con su uniforme impecable y cuenta que se ha hecho muchos amigos nuevos y que está muy contenta.
Al fin la vida parece tranquilizarse para esta familia. Si bien se ven realmente cansados porque no han parado de cocinar desde que llegaron (muchas veces pasando la noche de largo incluso); ambos coinciden en que venirse a Chile ha sido la mejor decisión. Nos cuentan que hoy, lo que más les urge es poder conseguir un local para instalar su restorán para poder atender tranquilos sin tener que cruzar Santiago completo con las dos niñas al hombro para entregar los pedidos.
"Los chilenos son unos afortunados. Tienen un país hermoso, seguro y estable. Ya no nos da miedo salir a la calle, la gente saluda y nos trata muy bien. Llegar para acá ha sido un gran respiro. La gente tiene trabajo y vive bien. Y la verdad es que literalmente no quiero más guerra. Quiero vivir con mi familia en paz, es lo único que sueño. Tu hogar finalmente es donde se encuentra tu familia. El resto es solo tierra. Por ahora nuestro hogar es Chile y Dios quiera que lo sea por un buen tiempo”, concluye Tommy, quien acaba de terminar de cocinar el pedido que debe ir a entregar ahora al metro, después de dejar a la pequeña Serena en el colegio.