El 26 de agosto de este año, un periodista noruego, Gissur Simonarson, publicó una fotografía en Twitter donde aparecía Abdul Halim Al-Attar, padre de dos hijos y refugiado sirio, vendiendo lápices en las calles de Beirut, Líbano, con su hija durmiendo en sus brazos.

Antes de que la guerra en Siria destruyera el campo de refugiados palestino de Yarmouk, donde vivía Halim, éste trabajaba en una fábrica de chocolates.

Twitter @GissiSim

En dos días, las imágenes se compartieron más de 3.500 veces y se hicieron virales en todo el mundo. Fue entonces que Simonarson, esa misma semana, decidió comenzar una campaña de crowdfunding para poder ayudar a Abdul Halim y a su familia ¿Cómo? En la sección "Generosity" de la popular plataforma de crowdfunding de Indiegogo, invitó a todo el mundo a donar plata con la meta de conseguir US$ 5.000.

Generosity es una sección especial de Indigogo que, en lugar de estar orientada a apoyar emprendimientos e innovación, busca aportes filantrópicos a personas que requieren fondos con urgencia: estudiantes que necesitan pagar sus estudios, enfermos que buscan pagar tratamientos costosos, y ayuda a personas que, simplemente, nos parte el alma ver sufriendo, como es el caso de Abdul.

Lo sorprendente es que la meta de 5 mil dólares se cumplió en solo 30 minutos y siguió creciendo, al punto que hasta hoy se han recaudado en total más de US$ 191.000, 40 veces más que la meta original, y el monto sigue subiendo.

Adbul Halim, con 33 años y dos hijos, ha ido recibiendo de a poco este dinero y lo ha puesto rápidamente a funcionar. Primero abrió una panadería, después una tienda de kebabs y finalmente otro pequeño restaurante. Además, para devolver esta ayuda, hoy tiene contratados a 16 refugiados sirios en sus negocios.

Hussein Malla / Associated Press

Gracias a esta ayuda, también pasó de vivir en una habitación con sus hijos, Reem (4) y Abdullelah (9) a un departamento. Aunque conseguir el dinero reunido no ha sido fácil, en parte por el cobro de cerca de US$ 20.000 de Paypal e Indiegogo por las transacciones bancarias, Al-Attar dice que se siente agradecido por ese 40% de la plata que ya recibió.

"No solo cambió mi vida, sino que también la vida de mis hijos y la vida de la gente en Siria a la que he ayudado", dijo Halim, quien además ha regalado casi US$25.000 a sus amigos y familiares en Siria.

Nos encanta cuando estas cosas pasan, pero recordemos que así como Abdul, se estima que existen más de cuatro millones de refugiados sirios esparcidos por el mundo, la mayoría en Turquía, Líbano, Jordania e Irak, que sufren anónimamente sin que ningún fotógrafo los vuelva trending topic. Por ello, junto con apoyar este tipo de causas, sigue siendo tanto o más importante participar de las fundaciones que llevan ayuda a todas esas personas cuyas vidas no valen menos que la de Halim. Por mencionar algunas, la International Rescue Committee (IRC), Save the Children, Project Hope, CARE y muchas, muchas más.