La iniciativa de las “farmacias populares” partió en Recoleta en octubre del año pasado y ya ha despegado como un avión. Esta semana Ñuñoa fue la última comuna en sumarse y se espera que La Reina lo haga este sábado. Y es tanto el interés que ha generado la medida que ya hay 51 municipios que esperan adherirse el primer semestre de este año.

Y cómo no, si en algunos casos estos establecimientos ofrecen precios hasta 20 veces más baratos que en las cadenas de farmacias. Por ejemplo, el fármaco Eutirox 100 mcg, que sirve para combatir problemas a la tiroides, puede costar alrededor de $630 en la farmacia popular de Recoleta, mientras que su precio no baja de los $10 mil en las cadenas farmacéuticas. ¿Por qué pasa eso?

El mapa de los actores

Son tres los actores principales de esta trama. A continuación te contamos qué rol cumple cada uno y por qué cuentan con distintos sistemas de precios.

1. Laboratorios: son alrededor de 60 los que operan en el país y corresponden al primer eslabón de la cadena, ya que ellos fabrican los productos y los venden en una primera instancia.

2. Central Nacional de Abastecimiento (Cenabast): es un organismo público que se encarga de comprar medicamentos a los laboratorios para entregárselos a instituciones sanitarias de servicio público, como los hospitales y los consultorios. Realiza sus compras a través de licitaciones por grandes volúmenes, así que puede optar a precios más económicos gracias a que los laboratorios están muy interesados en ganar esas licitaciones y compiten en precio.

3. Farmacias: el 90% de estas está concentrada en las tres principales cadenas (Cruz Verde, Salcobrand y Ahumada). Mientras que el otro 10% corresponde a las independientes. Todas ellas compran los fármacos directamente a los laboratorios (sin licitaciones) y por lo tanto, con requerimientos específicos según las necesidades de cada una, lo que encarece su precio. Además, se contempla un aumento de alrededor del 26% en el valor final de los productos por concepto de gastos de administración, sueldos, marketing, utilidades y almacenaje.

¿Cómo funcionan las farmacias populares?

Las farmacias populares son un servicio dependiente de su municipalidad respectiva y lo que buscan es comprar la mayoría de sus productos a través de la Cenabast. El problema es que este organismo no siempre puede dar abasto (de los 591 fármacos que compraron las municipalidades para consultorios el año 2013, Cenabast sólo tenía disponibles 205).

Así que lo que no puede ser comprado por ahí, termina siendo comercializado directamente a través de los laboratorios (igual que como lo hacen las farmacias). Y para asegurar un menor precio para los usuarios, las farmacias populares subvencionan aquellos fármacos que no terminaron siendo tan baratos por haber sido comprados directamente a un laboratorio.

Eso sí, este último punto ha hecho que se cuestione la capacidad de este modelo para ser sostenible en el tiempo, toda vez que requiere de subsidios para poder existir y garantizar bajos precios a la vez. Aunque la ministra de Salud, Carmen Castillo, planteó que es necesario ampliar el mercado de compra de la Cenabast entregándole “toda la autoridad para que disponga de las facultades para comprar a nivel nacional e internacional”. Y ya hay un proyecto de ley en trámite para fortalecer al ISP, la Cenabast y los municipios y así favorecer la compra más barata de medicamentos por parte de estos últimos.

En cuanto a cómo funcionan estas farmacias, la relación con el cliente es distinta a la de las tradicionales. En la mayoría de las farmacias populares, la persona tiene que inscribirse o comprobar con algún documento su residencia en la comuna. Además, debe solicitar el remedio que necesita y esperar a que llegue si es que no se encuentra disponible.

Farmacias populares versus laboratorios

En tanto, el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC) ha estado en pie de guerra contra los laboratorios. En varias oportunidades ha acusado a algunos de competencia desleal, ya que según él, estos en ocasiones no acceden a venderles medicamentos a las farmacias populares y además condicionarían la venta a precios mayores de los que les ofrecen a las mismas farmacias “no populares”.

Esto desencadenó la apertura de sumarios por parte del Instituto de Salud Pública (ISP) contra ocho laboratorios para investigar si es efectiva la venta de remedios más caros a las iniciativas municipales. Así, se busca determinar si existe una competencia desleal en torno a la fijación de precios que tienen las instituciones investigadas.

Mientras, desde la Cámara de la Investigación Farmacéutica (CIF) que agrupa a algunos de los laboratorios acusados, aseguraron que no tienen “conocimiento de ningún antecedente que dé cuenta que alguno de los laboratorios mencionados, que son socios de CIF, se haya rehusado a vender a las Municipalidades denunciantes” y agregaron que “los laboratorios asociados a CIF respaldan la iniciativa de las farmacias populares, que buscan contribuir a buscar fórmulas de solución al problema de acceso de las personas a los medicamentos en el país”.

¿Dónde se encuentran?

Por ahora son 16 las farmacias populares que ya se encuentran abiertas y funcionando en todo el país.

En la Región Metropolitana se ubican en Ñuñoa, Maipú, Talagante, San Joaquín, Recoleta, Huechuraba, Providencia y San Ramón.

En regiones, se han inaugurado en Viña del Mar (V), Rengo y Coltauco (VI), Curicó y Rauco (VII), San Pedro de la Paz (VIII), y Temuco y Padre las Casas (IX).

Y hasta mediados de marzo (cuatro meses después de la inauguración de la farmacia de Recoleta) se registraron casi 16 mil inscritos en las 9 farmacias populares que en ese entonces funcionaban. Sin embargo, para esa fecha se habían vendido sólo 2.400 fármacos.

¿En qué otros rubros replicarías el modelo de las farmacias populares?h