Una mala nota cuando chicos, luego algún desatino público, tal vez un desamor o hasta una mala inversión tipo AC "Inversions"... el fracaso tiene todo tipo de tintes y colores. Y sí, todos tenemos clarísimo que en la vida lo importante no es nunca caer, sino levantarse. Es la frase que nos han dicho mil veces y que le repetimos a cualquiera para darle ánimo junto a esa palmada nerviosa en la espalda, pero que a la hora de la verdad se hace bastante difícil de aplicar.
Si somos sinceros, nadie quiere fallar (ni un poco), menos aún en este mundo de las bellas apariencias. Bien, pero en el camino de la vida hay varios fracasos. ¿Cómo no hundirse en la frustración ni "tirar la esponja" cuando nos rechazan, nos equivocamos o no logramos lo esperado?
Para enfrentar esas pequeñas o a veces enormes derrotas que nos trae la vida, les damos algunas claves de expertos que sirven para no paralizarse y además sacar provecho de la situación, a pesar del dolor y la humillación de las caídas. A ver si nos convencen de que fallar, incluso nos conviene.
Si se quiere avanzar en la vida o al menos ponerle un poco de emoción, siempre estará el riesgo de algún tropiezo. Hay que recordar que, a fin de cuentas, ¿A quién no le ha pasado? y estar preparados para la eventualidad de un fracaso. No es predisponerse a fallar, sino estar conscientes de que puede ocurrir, que es parte del proceso y que nos recuperaremos.
"Simplemente significa que si te enfrentas con un revés, hay que entender que ese no es tu destino final. Es un trampolín en el viaje que te está llevando a donde tienes que estar", aclara Graham Young, experto en estrategias de crecimiento personal y éxito profesional.
Luego del fracaso, debemos aceptar lo que pasó, hacer una reflexión y ser honestos al respecto con nosotros mismos. ¿Cuál fue el error que cometí y por qué? ¿De qué otra forma podría haber sido?
"Si no hacemos esto, no se aprende, y si no aprendemos, ahí sí que corremos el riesgo de fracasar muchísimo", advierte Young. "Si no aprendemos de nuestros errores y fracasos en la vida, estamos condenados a seguir repitiéndolos".
Pero, en este escenario, es clave conversar nuestra red de apoyo, que nos ayuda a medir realmente el peso de nuestros errores, para no autoflagelarnos más de la cuenta.
"Los fracasos no hay que vivirlos de manera solitaria, hay una etapa inicial de auto análisis, pero después viene una de hacerlo público, de comunicarlo para que tu contexto te diga cuán grave es realmente", recalca Álvaro Fuenzalida, coach organizacional de Versátil Consultores..
Si bien lo fracasos son nuestra responsabilidad, hay que separarlos de nuestra identidad. Mal que mal, si Walt Disney, Steve Jobs y todos los exitosos que mencionamos en este artículo hubiesen pensado así, jamás habrían logrado hacer realidad sus ideas.
"El hecho de que no hayas encontrado una manera exitosa de hacer algo (todavía) no quiere decir que tú eres un fracaso", recalca Susan Tardanico, coach de gerentes generales y equipos ejecutivos de grandes compañías.
Tardanico agrega que, a menudo, nuestro miedo al fracaso se basa en el miedo a ser juzgados, un pensamiento del que hay que deshacerse con urgencia. Todos fracasan y nuestro valor como personas no depende de nuestros tropiezos, ni menos de la opinión de otros sobre eso.
"Lo que hago en el día a día, son acciones que construyen mi identidad, pero el resultado de esas acciones no son nuestra identidad en sí", comenta Fuenzalida.
En el proceso de aprendizaje, realizamos constantemente acciones para obtener resultados. Si son positivos, las volvemos a realizar, pero cuando no, las cambiamos. Si el abanico de soluciones para lograr algo no tiene más posibilidades, ahí es cuando hay que ir por el aprendizaje de segundo nivel, que es el que transforma a la persona para que tenga más habilidades y pueda lograr lo que se propone. En este caso se hace necesaria una asesoría o coach.
Uno de los peores caminos a seguir después de algún fracaso, es revolcarse en el barro de la frustración, culpándonos obsesivamente por todo. Eso no va a cambiar el resultado y sólo agotará mucho a quienes nos rodean.
"No se puede cambiar el pasado, pero puedes darle forma a tu futuro. Cuanto más rápido se toma un paso positivo hacia adelante, más rápido puede dejar atrás estos pensamientos debilitantes y monopolizantes", enfatiza Tardanico.
Luego de entender por qué cometimos el error o tuvimos un tropiezo, ya es hora de seguir adelante con nuevos proyectos. Un clavo, saca a otro clavo. ¿Ven? Aplica para todo.
Si no fallamos en la vida, nos quedamos en la zona de confort, cómodos, tenemos menos desafío y seguimos el camino que creemos correcto. Pero a menudo, un error nos puede abrir otras puertas con opciones mucho mejores de las que planeábamos.
"No podemos evitar que los obstáculos aparezcan en la vida, pero podemos elegir la forma de manejarlos. Pueden bloquear nuestra visión temporalmente, pero si perseveramos, podemos descubrir las oportunidades que siempre nos han estado esperando al otro lado", afirma Young.
Servirán también para aprender a conocerse a uno mismo, agrega Fuenzalida, para que incluso en los futuros fracasos la caída sea más suave o tengamos mejores habilidades para evitarlos.