En diciembre del año 2000, un grupo de alumnos del Colegio Particular de Melipilla venía de vuelta a Chile desde Argentina, después de participar en un campeonato de basquetbol, cuando el conductor del bus perdió en control de la máquina; lamentablemente murieron tres niños y Adolfo Almarza perdió automáticamente sus dos piernas.
Para la sorpresa de muchos, Adolfo mostró muy rápido una buena actitud por el hecho de estar vivo. “Cuando a los 12 años me doy cuenta que me faltaban las dos piernas chuta…estuve mal un tiempo, pero poquito, un par de semanas. Me di cuenta que tenía que seguir adelante, empezar de nuevo a caminar y mi principal empuje fui yo mismo, fue querer a hacer las mismas cosas que hacía antes”.
Hoy su historia es diferente; con 27 años es un ciclista profesional único en el mundo, porque no existe otro sin dos piernas que se dedique al downhill (descenso). Además, a pesar de su discapacidad, Adolfo participa en los eventos como uno más de los competidores.
Adolfo ya había tomado la decisión de seguir adelante y junto al apoyo de su familia partió en cuanto fue posible su rehabilitación. Según cuenta, tuvo la oportunidad de tener un equipo médico potente en el Hospital Luis Calvo Mackenna, sumado a que hizo más terapia de la que le correspondía, de forma voluntaria.
“Veía que cada día iba avanzando y eso me motivaba para seguir adelante”, cuenta Adolfo, quien no se demoró en subirse a una bicicleta. Es más, fue parte de su rehabilitación.
Un año después del accidente ya estaba caminando con sus prótesis y como estaba acostumbrado a hacer deportes, sintió la necesidad de buscar la forma de seguir haciéndolo. En el lugar donde hacía sus sesiones de kinesiología había una bicicleta estática y se subió, comenzó a pedalear sin parar y notó que podía hacerlo con facilidad. Sus papás le regalaron la primera bicicleta y jamás se bajó.
“Empecé a juntarme con chicos que subían el cerro, de a poquito hasta que me convertí en un profesional del descenso (…). En ningún momento pensé que me iba a dedicar tan de lleno a esto pero cuando me di cuenta que estaba siendo único en el mundo, logré conseguir auspicios, entonces empecé a dedicarme de lleno”, cuenta Adolfo.
Sin embargo, no todo ha sido tan fácil. En 2011 tuvo el momento más difícil en su carrera y para su familia, cuando cayó por un precipicio de 12 metros en el Cerro Dragón de Iquique. “Andaba por un circuito que no conocía y empezamos a andar de forma irresponsable”, dijo Adolfo.
La cadera rota, tres meses en silla de ruedas y otros ocho meses en rehabilitación, fue lo que le costó su accidente. A pesar de esto su familia jamás lo desalentó, de hecho, fueron su principal apoyo porque “en ningún momento me dijeron déjalo”, cuenta el ciclista.
Para él, todo salió mucho mejor de lo que alguna vez llegó a imaginar. Pero faltaba algo; aunque su carrera de ciclista es lo principal en su vida en este momento, Adolfo quiso que su historia ayudara a los demás, quería mostrarle a las personas que todo se podía y tomó la iniciativa de dar charlas motivacionales.
Hoy tiene una empresa que se llama Decididos, con la que busca promover sus charlas motivacionales y sus ganas de querer contar su historia de superación y demostrar que a pesar de cualquier obstáculo, uno podía lograr ser una persona totalmente feliz. El nombre también busca motivar a las personas, Adolfo cree que "para hacer algo en la vida, para lograr las cosas, uno tiene que ser decidido y por eso le dimos ese nombre".
"Fue una decisión propia, porque hace mucho tiempo tenía ganas de dar charlas, desde que me di cuenta que era el único acá en Chile que andaba en bicicleta, que usaba prótesis y que competía con personas totalmente normales. Ahí nació el bichito mío de querer poder contar mi historia".
No tenía experiencia aunque sí las ganas, por lo que se puso las pilas; buscó videos de él, realizó un resumen de éstos y empezó a ver vídeos de charlas para aprender la mejor forma de hacerlo. Hizo su primera charla en el Colegio de Melipilla y luego dos más, antes de partir la empresa que hoy comparte con un amigo.
Adolfo cuenta que las personas le han agradecido sus ganas de ayudar, porque no se dan cuenta que los problemas son mucho menores de lo que uno piensa y que las personas muchas veces terminan perdiendo el tiempo, pasándolo mal y no tomándole sentido a la vida.
En su empresa está solo él dando charlas hasta ahora, pero cuenta que tiene más proyectos para adelante, aunque en este preciso momento se encuentra preparando el salto de su vida en bicicleta.
Ahora Adolfo se prepara para algo grande: batir un record mundial y lograr saltar 30 metros.
“Mi enfoque en estos momentos es el ciclismo. Nos estamos preparando para hacer un récord mundial este 6 de diciembre acá en Chile”, cuenta Almarza, pero que no revela la locación del evento, que tendrá una duración de 45 minutos aproximadamente, porque quiere que sea secreto y sólo lo informarán unos días antes del evento en su página web.