A primera vista es una simple pared de cemento, pero su valor arquitectónico e historia detrás hizo que Chile ganara por primera vez el León de Plata en la muestra arquitectónica más importante del mundo, la 14 Bienal de Arquitectura de Venecia.
El arquitecto Pedro Alonso y el diseñador Hugo Palmarola montaron un panel de concreto KDP original que deslumbró al jurado. Hace 6 años que estos dos académicos de la Universidad Católica comenzaron a investigar el pasado de estas piezas.
Se trata de un elemento arquitectónico prefabricado de origen soviético, que se implementó en Chile a principios de los '70s y se usaba para construir viviendas sociales. La industria que los fabricaba, donada por la URSS, se inauguró el año 1972 y Salvador Allende firmó con su nombre uno de esos paneles, que luego del Golpe de Estado fue recubierto con estuco y adornado con una Virgen del Carmen. Ese mismo es el que llegó hasta Italia.
En el montaje de la Bienal instalaron el panel, que consiguieron rescatar gracias a un ex trabajador de la fábrica que lo salvó de entre las ruinas, años después de que esta dejara de funcionar. Junto al bloque, fotos de las construcciones en aquellos años y proyecciones audiovisuales de las mismas en Quilpué y otros lugares. Todo acompañado de una réplica a escala natural de uno de los departamentos, con muebles y decoración característica de la época. El diseño del pabellón estuvo a cargo de Gonzalo Puga, académico UC.
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El panel es una suerte de testigo directo de lo que pasó, es un testigo material que sintetiza y simboliza. Cuando un presidente firma un panel de esta forma, hace algo similar a lo que hizo Marcel Duchamp con el urinario, toma un objeto ordinario producido en masa y lo transforma en un objeto único, en una obra de arte”,
explica Pedro Alonso.
La singular historia de los paneles KPD
¿Cómo llegaron estos enormes paneles soviéticos de cemento ser fabricados en Chile? El terremoto de 1971 que afectó la zona entre Illapel y Valparaíso, dejó 25.000 viviendas destruidas. La URSS le donó al presidente Allende una fábrica para generar paneles de concreto prefabricado de unos 2 m2 para armar departamentos de manera rápida, en el marco de cooperación y asistencia tecnológica.
KDP se llamó la marca, por sus siglas "Edificación con Grandes Paneles" del acrónimo ruso "КПД”. Este modelo de prefabricación que los soviéticos le compraron al francés, Raymond Camus (1948), llegó a Chile en 1972. La tendencia había comenzado en Europa del Este en los años 50, pasando por Cuba y se estima que en total unos 170 millones de departamentos han sido construidos de este modo en el mundo.
Servando Mora, uno de los 125 trabajadores del primer período,
cuenta a Plataforma Arquitectura, que en la construcción “la técnica era como armar un riel de ferrocarril, donde se instalaba la grúa y ésta recogía los paneles de hormigón que se hacían en la fábrica. En seis horas estaban fraguados...
Treinta y dos personas hicimos un edificio de cuatro pisos, con 24 departamentos, en 16 días”.
La planta chilena que se ubicó en el barrio industrial CORFO del Belloto (Quilpué), tenía el potencial de construir 1.700 departamentos por año.
Menos de un año después de su inauguración, la fábrica quedó en manos de las Fuerzas Armadas… y se siguió utilizando.
Un Golpe de Estado, una Virgen y dos faroles
Verne Díaz, trabajaba como armador de estos paneles. Cuando los militares tomaron la fábrica, la rebautizaron como
VEP: Viviendas Económicas Prefabricadas. Los 20 soviéticos que entrenaban al personal de la fábrica fueron expulsados del país y a los otros trabajadores chilenos los mandaron a buscar, porque eran los únicos capaces de operar la maquinaria soviética,
cuenta Díaz.
El panel firmado por Allende fue recubierto de estuco, en su ventana se puso una Virgen del Carmen, se instaló a la entrada de la fábrica y a cada lado se puso un farol colonial. Por esta razón los curadores del pabellón chileno en la Bienal lo llamaron: La Controversia del Monolito. “Poner el panel al centro del pabellón permite discutir la controversia interna de Chile que se proyecta al resto del mundo durante la Guerra Fría”, comenta Alonso.
La industria siguió funcionando y
fue en este período cuando se construyó la mayoría de los blocks, 153 con departamentos de entre 64 a 74 m2 en Viña del Mar, Quilpué y Santiago.
Años después, se intentó traspasar la industria a los privados, pero no hubo ninguna empresa interesada en adquirirla, pues el Estado no garantizaba los contratos de edificios suficientes para asegurar su rentabilidad y en 1978, se cerró y luego se vendió por lotes. El icónico panel permaneció ahí, en ruinas, hasta que un ex trabajador lo rescató el 2006. Antes de ir a Venecia, se encontraba en el corral municipal de Quilpué.
Controversial e icónico
Como hito, el panel KPD tiene un doble atractivo que lo hizo merecedor del León de Plata. Es expresión de la arquitectura moderna, la prefabricación y la industrialización de mediados del siglo XX, lo que responde al tema de este año en la Bienal, “Absorbiendo la modernidad: 1914-2014”. Mientras que a la vez contiene en sí la historia política y social de Chile en una década de controversias.
Hugo Palmarola comenta que
el panel fue presentado como ruina, sin tomar partido. Por lo mismo, se optó por no quitar el estuco para descubrir la firma de Allende, pues ambas cosas son parte de nuestra historia. La idea es que la estructura genere discusión y una vez que regrese a Chile, sean los ex trabajadores de la KPD quienes decidan su destino. Y parece que ya tiene lugar.
Verne Díaz, que es presidente de una agrupación de exonerados de la KPD proyecta: “Un memorial frente donde estaba la fábrica”.
¿Conocías este tipo de construcción? ¿Qué te parece la exposición del pabellón chileno en la Bienal de Venecia?