pasado, futuro, progreso, positivismo, optimismo, noticieros
Imagen: César Mejías

Todo tiempo futuro fue mejor: por qué nos lamentamos de un mundo que prospera

Los noticieros nos muestran un mundo agresivo y muchos corremos a cerrar las puertas con cerrojo. ¿Es esto un reflejo de la realidad? ¿El mundo se ha vuelto un lugar hostil? No, las estadísticas demuestran lo contrario y Joaquín Barañao reflexiona al respecto.

Por Joaquín Barañao | 2018-05-04 | 11:13
Tags | pasado, futuro, progreso, positivismo, optimismo, noticieros
La desigualdad no solo no ha aumentado, sino que en años recientes ha comenzado lentamente a disminuir, mida como se mida. Sigue siendo intolerablemente alta, sí, pero por fin empieza a caer.
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Nada es más responsable de los buenos viejos tiempos que la mala memoria”.

Franklin Pierce Adams

No me dejo de entristecer de la desesperanza con la que tantos evalúan el presente, y el pesimismo con que avizoran el futuro. Observan las tragedias de hoy –que las hay, y que no son menores– y concluyen que el mundo va camino al despeñadero. Escribí ya acerca de esto cuando Beatriz Sánchez acusó a nuestro modelo de desarrollo de los últimos treinta años de ser el adversario a vencer, pues “beneficia a unos pocos”, aun cuando han sido las décadas más prósperas de la historia de Chile. Para todos.

Hace meses rondaba mi cabeza la idea de expandir aquella columna a escala global. Me detenía el tiempo que demandaba la recolección de los datos. Eso, hasta la reciente publicación de esta magnífica charla TED, en la que el psicólogo y lingüista Steven Pinker compila los indicadores clave.

Pinker destaca que, pese a la enorme diversidad de caminos para llegar a la plenitud, pocos discreparían respecto a sus componentes constitutivos: salud, alimento, bienestar material, paz, libertad, seguridad, conocimiento, ocio y la vida misma. Podemos opinar diferente respecto a si el aborto debe o no ser legal, si el sistema de gobierno debe inclinarse por una economía más bien libre o más bien planificada, si deben o no legalizarse las drogas y un largo etcétera, pero debajo de todo aquello subyace un sustrato común: todos coincidimos en la deseabilidad de ese listado.

Pues bien, ¿cómo vamos? Reproduzco los indicadores más elocuentes de Pinker. La referencia detallada de cada fuente se incluye en cada uno de los links.

Los gráficos de Pinker

Gráfico 1: Expectativa de vida promedio (años), 1771-2015. Fuente: Roser, M. 2016n, basado en Riley, J. C. 2005. 

Porcentaje de niños que mueren antes de los cinco años de edad, 1751 – 2015. Fuente, Roser 2016, basado en datos de la ONU.

Muertes por hambruna cada 100.000 personas por década, 1860 – 2016. Fuente: Hasell & Roser 2017, basado en Devereux, S. 2000.

Porcentaje de personas del mundo que viven en pobreza extrema, 1820 – 2015. Fuente:Roser & Ortiz-Ospina 2017

Porcentaje de años en los cuales las grandes potencias han guerreado entre sí. Fuente: Levy, J. S., & Thompson, W. R. 2011

Muertes en conflictos armados cada 100.000 habitantes por año. Fuente: Peace Research Institute of Oslo, Lacina, B., & Gleditsch, N. P. 2005.

Indicador de democracia versus autocracia para estados con población mayor a 500.000 habitantes. -10 = completa autocracia; +10 = democracia perfecta. Fuente: Marshall, M. G., Gurr, T. R., & Jaggers, K. 2016.

Homicidios cada 100.000 habitantes por año. Fuente:Eisner, M. 2003.

Porcentaje de alfabetismo. Fuente: Roser, M. 2016b. 

Número de horas trabajadas a la semana. Fuente: Roser, M. 2016t.

Horas de trabajo doméstico a la semana (eje izquierdo, línea negra) y porcentaje de posesión de aparatos domésticos (eje derecho, líneas de colores). Fuente: Greenwood, J., Seshadri, A., & Yorukoglu, M. 2005. 

¿Por qué nos estamos lamentando?

Algunos observan estas tendencias y piensan “ah, pero recuerda la desigualdad. El progreso beneficia a solo unos pocos”. Es un enfoque no solo mezquino, sino objetivamente errado. Es verdad que el mundo es un lugar increíblemente desigual, pero no es verdad que los frutos de la prosperidad hayan sido acaparados por unos pocos. En el caso de Chile, como escribí en el artículo antes citado, el progreso es una marea que ha levantado todos los botes. La desigualdad no solo no ha aumentado, sino que en años recientes ha comenzado lentamente a disminuir, mida como se mida. Sigue siendo intolerablemente alta, sí, pero por fin empieza a caer.

¿Por qué entonces la renuencia a apreciar esta bonanza? ¿Por qué escuchamos tan a menudo lamentos del tipo “los tiempos no están ya para [ejemplo de deterioro social]”?

Hay varios motivos. El primero es lo que yo llamo “la prodigiosa eficiencia del mal”. Contraste cuántos años y esfuerzo demanda construir una casa, con cuantos minutos y vueltos de supermercado demanda comprar una botella de parafina y quemarla. O cómo medio milisegundo de descuido ocasiona una pierna quebrada que toma meses de kinesiología y varios millones de pesos en sanar. O, quizás el ejemplo más extremo, cómo llevar a un ser humano a la adultez requiere de cientos de miles de horas-persona de crianza y enseñanza, y decenas o cientos de millones de pesos en alimento, educación y salud, mientras que acabar con su vida toma dos segundos de descuido al volante.

Un famoso proverbio sintetiza este fenómeno: hace más ruido el árbol que cae que el bosque que crece. Yo lo reformularía así: hace cientos de miles de veces más ruido el árbol que cae que el bosque que crece.

Esto implica que el mal por lo general es noticioso, y que el bien rara vez lo es. El mal suele ocurrir de modo súbito. El bien suele ser un proceso gradual. El mal es un instante llamativo y memorable. El bien es años deslucidos de poner un ladrillo sobre otro.

A esto se suma un factor obvio, pero muchas veces ignorado: la demografía. Somos 7.600 millones de individuos, ocho veces más que al despunte del siglo XIX. Si supusiéramos que la tasa de asesinos en serie es constante a lo largo del tiempo, estadísticamente podemos esperar ocho veces más de estos sujetos a lo ancho del globo que en los años de Bernardo O’Higgins. Con medios tecnológicos ubicuos para reportear sus andanzas en tiempo real, las chances de que sus atrocidades arriben a nuestros oídos son todavía mayores. Sin embargo, lo que en verdad importa para efectos de “calidad de mundo” es la tasa per cápita, no absoluta. Podemos ver ocho veces más asesinos en la prensa, pero el riesgo que ello supone para nuestras vidas no ha cambiado.

Las consecuencias en el plano noticioso son evidentes. Los medios de prensa son en su inmensa mayoría empresas que compiten con sus pares por la atención del público para sobrevivir. Como tales, definen buena parte de sus parrillas programáticas de acuerdo a criterios de audiencia, y una autobomba en Kabul es y siempre será más llamativa que la reducción de medio punto porcentual del analfabetismo. La inmensa mayoría de los hombres jamás de los jamases incurriría en una violación. Los poquísimos individuos que practicarían semejante abominación son, en términos porcentuales, casi un error estadístico. Pero cuando ocurre es tan repulsivo que la onda expansiva reverbera en todos los televisores y la percepción de riesgo se exacerba muy por sobre las cifras objetivas.

Los noticieros informan cada semana del espanto del último homicidio y los televidentes se ponen de pie para cerciorar la cerradura de su casa, pero sería insulso reportear en cambio que entre 1980 y 2016 la esperanza de vida de los chilenos aumentó 7,9 horas cada día. O que entre 1990 y 2013 cada día 447 compatriotas superaron la pobreza. Sin ir más lejos, El Definido es uno de los pocos medios que ha resuelto en forma explícita navegar contra la corriente del sensacionalismo.

Los seres humanos evolucionamos a lo largo de cientos de miles de años para responder a amenazas inminentes. Nuestra fisiología funciona de las mil maravillas para emitir en cosa de milisegundos un torrente de adrenalina que nos permita huir del leopardo. Las imágenes de una balacera entran por la puerta ancha al cerebro y se estampan en la retina. Pero no evolucionamos para evaluar procesos paulatinos. La cobertura casi total del tratamiento de aguas servidas, un logro maravilloso del Chile reciente, requiere de procesamiento de información no evidente, y procesos cognitivos que tienen lugar en áreas menos primitivas del cerebro.

Pinker ofrece otro gráfico valioso a este respecto. La siguiente es una imagen del tono de la cobertura noticiosa. Es un análisis estadístico, de acuerdo a la evaluación de distintos medios de prensa. Cero indica tono neutro, los números mayores a cero una cobertura en términos generales positiva, y los números inferiores a cero una cobertura negativa.

Tono de cobertura de noticias. Fuente: Leetaru, K. 2011. 

El tono no solo no ha mejorado en consonancia con la evolución de las variables objetivas antes descritas. Ha empeorado ¿Por qué?

No fácil llegar a una respuesta. Posiblemente tiene que ver con el desarrollo de técnicas estadísticas y la medición más precisa de la audiencia, que han permitido evaluar con mayor precisión qué vende y qué no. Es como cuando el pastelero descubrió que altas concentraciones de azúcares y grasas resultan ideales para excitar a un organismo que evolucionó para maximizar la ingesta calórica y sobrevivir así al próximo periodo de vacas flacas. Puede influir también que hay cada vez acceso más expedito a lo que ocurre en lugares distantes, y ya vimos que los sucesos de impacto inmediato tienden por su naturaleza a pertenecer al bando del mal.

Pinker menciona además el rol de la heurística de la disponibilidad. En la década de los sesenta, los psicólogos Amos Tversky y Daniel Kahneman (este último, Nobel de Economía sin haber seguido jamás un curso de economía) descubrieron que entre más fácil nos resulte recordar algo, más probable creemos que es su ocurrencia. Esto, desde luego, favorece eventos recientes (y los noticieros se emiten todas las noches) y “memorables” (como un asesinato). Por ejemplo, se suele creer que si uno nada en Australia el ataque de un tiburón es probable, porque la rara vez que ocurre aparece en portada y es difícil de olvidar. Pues bien, es trece veces más probable ser mordisqueado por Luis Suárez en un partido de fútbol que por un tiburón. En Estados Unidos, pese a la enorme población surfista de California, mueren 76 veces más personas por caídas de rayos que por ataques de tiburones

Todo esto es en realidad una muy, muy buena noticia. Si nos hacemos conscientes de que vemos mucho mal a causa de su prodigiosa eficiencia, de las consecuencias estadísticas de la explosión demográfica, de la lógica con la que operan los medios de prensa y de la heurística de la disponibilidad que puebla nuestro cerebro, podremos reconocer que el mundo sigue una trayectoria mucho más esperanzadora de lo que los medios sugieren.

Ayuda también privilegiar medios en los cuales uno mismo decide cómo administrar su propio tiempo (como la prensa escrita) que aquellos en los que un tercero resuelve qué y cuánto mostrar para maximizar el morbo y con ello los ingresos.

Nos queda mucho, sin duda. Seguimos encontrando miseria, desigualdad, violencia, abusos y atrocidades sin nombre. Y las seguirán habiendo en las décadas que siguen, no te quepa duda. Pero estamos avanzando en su erradicación más rápido que nunca antes en la historia humana.

¿Ves más miseria o abundancia en el mundo?

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Comentarios
Eduardo Castro Torres | 2018-05-05 | 10:41
0
Estimado Joaquin:

Muy agradecido por la nota e información!

Hace poco tuve una conversación con mis padres (que viven a muchas regiones de distancia de donde estoy radicado). Y les comentaba efectivamente la gran diferencia, por ejemplo, entre el Santiago que ellos dibujaban mentalmente (sin estar alli fisicamente), versus el Santiago que conoci durante el tiempo en que estuve trabajando en dicha ciudad.

Obviando el nivel comprensible de preocupación que los padres naturalmente tendrán siempre con sus hijos sin importar la edad (Y que es aun mayor cuando tienes la buena bonanza de ser Hijo Único jaja)
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Eduardo Castro Torres | 2018-05-05 | 10:45
1
Lo que más me llamo la atención en dicha conversación, fue que al preguntarles de donde obtenian dicho panorama... la respuesta fue eminentemente: "lo vemos en las noticias".
Alli los invite a ser más selectivo con los contenidos que visualizan les mostre paginas, como el definido y otros blogs, que logran con el tiempo enseñarte tanto a ver tu realidae con un eje más positivo, asi como ver el vaso medio lleno en muchas ocasiones.
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Patricio Bajodepino | 2018-05-07 | 07:54
1
El conformismo nos lleva al estancamiento, el criticismo nos lleva va a la lucha, pero el trabajo, el trabajo nos lleva al progreso.
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gif Comentario destacado por El Definido
Gisell Peña | 2018-05-07 | 11:22
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Gracias!!!!! el negativismo y el sensacionalismo es un triste/buen negocio para muchos... pero da gusto leer el compromiso de El Definido por informar de forma objetiva y sensata.
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