¿Cuándo es el momento ideal para tener una guagua? Puede que sea una de las preguntas que más acechan a las mujeres en edad fértil que no tienen hijos. Que quizás son muy jóvenes, muy viejas, muy ocupadas, que tienen que privilegiar su contexto laboral, que no tienen que ser egoístas y dejar todo de lado para traer una vida a este mundo, etc.
Parece que la gente siempre encontrará una manera de opinar respecto de la maternidad de otra mujer, pero recientemente nos enteramos de un caso que tiene literalmente a todo un país hablando sobre el embarazo de una de sus ciudadanas. Se trata nada más ni nada menos que de la primera ministra de Nueva Zelanda.
Este mes Jacinda Ardern, de 37 años, dio a conocer que está embarazada. Lo curioso es que esto ocurrió cuando llevaba menos de tres meses al mando de la nación y corresponde al primer caso de este tipo en la historia occidental (dejando fuera a las reinas). Aunque antes ya ostentaba un récord: ser la mujer más joven del mundo en liderar un país.
Ardern fue elegida como líder del partido laborista (de centro-izquierda) en agosto del 2017. Casi tres meses después, fue designada como primera ministra luego que su coalición venciera en las elecciones parlamentarias. Y tres meses más tarde, se encuentra dándole una lección al mundo sobre cómo la maternidad y el trabajo no deberían ser incompatibles bajo ningún escenario.
A través de un tuit publicado el 18 de enero y que ya ha posee más de cuatro mil retuits, 26 mil likes y 1.500 comentarios, la líder de Nueva Zelanda dio a conocer el hecho por primera vez.
We thought 2017 was a big year! This year we’ll join the many parents who wear two hats. I’ll be PM & a mum while Clarke will be “first man of fishing” & stay at home dad. There will be lots of questions (I can assure you we have a plan all ready to go!) but for now bring on 2018 pic.twitter.com/nowAYOhAbF
— Jacinda Ardern (@jacindaardern) 18 de enero de 2018
“(…) Seré primera ministra y mamá, mientras que Clark será ‘primer caballero de pesca’ y un ‘amo de casa’”, mencionó en su publicación, haciendo referencia a que su pareja será el encargado de cuidar a la guagua una vez que ella vuelva a sus funciones. Lo que por cierto será poco después de dar a luz.
Mientras que en Chile el postnatal se puede extender hasta seis meses, en Nueva Zelanda no supera los tres. De todos modos, Ardern aseguró que volverá al trabajo después de un mes y medio de haber dado a luz (la mitad del tiempo que podría tomarse en realidad).
Ahora la primera ministra de los kiwis se enfrenta a un desafío relativamente nuevo para la sociedad en general: dar a entender que la maternidad es normal en el mundo de la política. Suena a algo obvio, pero no todos lo ven así.
Cuando llevaba solo siete horas en el cargo, tuvo que enfrentarse a una serie de cuestionamientos que la emplazaban a responder si eventualmente decidiría ser madre o si optaría por una carrera política. ¿Su respuesta? “Es la decisión de una mujer si quiere tener hijos. No debería estar predeterminado por si tiene un trabajo o no”.
Y pese a que en general el mundo de la política ha recibido bien la noticia -incluso dentro de la oposición- se podría decir que se instaló el debate sobre si ser madre y primera ministra son elementos compatibles. Algo que la gente no se preguntaba mucho cuando el ex primer ministro británico, Tony Blair, se enteró en 1999 que su señora estaba esperando un hijo mientras él estaba en su cargo.
Si pusieron atención al artículo, entonces se fijaron en que el caso de Ardern fue el primero en la historia occidental. Eso significa que esto ya había ocurrido antes, pero para sorpresa de muchos, no fue en una región conocida por garantizar los derechos de la mujer.
En 1990 el mundo vio cómo por primera vez una mujer al mando de un país dio a luz. Estamos hablando de Benazir Bhutto, quien fue primera ministra de Pakistán entre 1988-1990 y 1993-1996. Fue una mujer política, de una familia política y que vio cómo muchos de sus familiares murieron por motivaciones políticas. Todo muy político.
Tras convertirse en la líder del Partido Popular de Pakistán, fue designada como primera ministra en 1988 y un año después se embarazó. Y si en 2017 es noticia que una neozelandesa a cargo del país se embarace, imagínense cómo fue en ese entonces (y en Pakistán).
El tema se transformó en un arma política para la oposición y el asunto se volvió crítico a fines del ’98, en medio de acusaciones de corrupción y una supuesta incapacidad de cumplir con las labores del cargo. De hecho, exigían que se instaurara un gobierno interino para realizar sus funciones. ¿Qué hizo entonces Bhutto?
Fue a escondidas a atenderse a un hospital en donde se hizo una cesárea, después que su médico le dijera que ya estaba en condiciones de dar a luz.
“Al día siguiente ya estaba en el trabajo, leyendo documentos gubernamentales y firmando papeles (…) sólo después entendí que fui la primera cabeza de un gobierno en la historia que dio a luz estando en el cargo. Fue un momento clave, especialmente para las mujeres jóvenes, a quienes les probé que una mujer puede trabajar y tener un bebé en las posiciones más altas y demandantes que existen”, escribió después de eso.
Eso sí, su hábil estrategia para dar a luz y salir al paso de la crisis política, le valió solo ocho meses más en su cargo. Tras eso, fue destituida por las acusaciones que pesaban en su contra.
De todos modos, volvió al poder en 1993, solo para ser destituida nuevamente tres años más tarde, por las mismas acusaciones anteriores. Aunque no se rindió hasta que en 2007, tras haber estado en el exilio, volvió al país para postularse nuevamente a los comicios.
Pero después de dos meses de su retorno fue asesinada en un acto público por un disparo en su cabeza.
Como sea, Benazir Bhutto fue una mujer que nunca se rindió hasta su muerte. Le enseñó al mundo que la maternidad y la política no son incompatibles y que no deberían existir limitaciones para el sexo femenino. Incluso cuando se trata de las esferas más altas de poder e influencia.