Durante décadas, la presencia de escritores fantasma fue un cuidado secreto (a voces) en la industria musical. En décadas como los '80 y '90, en las que los artistas pop eran ídolos perfectos e invencibles, la sola idea de que sus composiciones fueran el producto de un proceso formulado y no de su genialidad, habría sido como ver a un dios sangrar.
En cambio hoy, en la era de Instagram, el asunto es un poco más transparente. Los fans no están interesados en ídolos intocables montados arriba de un podio. Prefieren verlos como personas reales y admirarlos, ya no desde la idolatría, sino desde la empatía.
Gracias a este cambio cultural se han levantado varias cortinas en la gran industria musical. Ahora es sabido que los ídolos pop trabajan con equipos de decenas de compositores, todos ellos con nombre, apellido y cuenta de Instagram, y que cada hit popero es el resultado de un proceso de creación colaborativa, muchas veces bastante calculado y formulado.
Lo sorprendente es que la industria pop, fuera de resultar herida por este cambio, se ha visto fortalecida. Todos sabemos cómo se hacen las hamburguesas, pero nos gustan, así que al final del día las comemos igual.
Y, aunque el proceso puede variar según los métodos de cada artista, muchos de los éxitos del pop anglo provienen de writing camps. Estos son claustros creativos en los que se contrata a varios compositores, productores y top-liners (compositores de melodías y “ganchos”) y se les encierra por un par de semanas en estudios de grabación de lujo.
La composición de las once canciones que componen el disco Loud (2010) de Rihanna, por ejemplo, fue el resultado de un writing camp en el que participaron cerca de cuarenta compositores y productores, repartidos en diez estudios de grabación. La dinámica es parecida a un reality show: se encierra a un grupo de desconocidos en un estudio y se les hace trabajar en equipo, para que luego el juez (Rihanna, en este caso) haga la selección final de lo que salió de las jornadas de creación. Según un artículo publicado por NPR en 2011, para cuando Rihanna entró a grabar al estudio, el sello discográfico Def Jam ya había gastado US$53.000 (con el cambio de la época, aproximadamente 24 millones de pesos) solo en la canción Man down.
Como te contamos en este artículo, la hegemonía de los compositores nórdicos, en su mayoría suecos, ha sido una constante en la industria pop desde principios de los ’90. Artistas como Backstreet Boys, Bon Jovi, Britney Spears y Katy Perry han alcanzado importantes éxitos y nominaciones, en parte gracias al trabajo de compositores de la talla de Max Martin, Dr. Luke y Shellback.
Desde 2015, sin embargo, una misteriosa figura ha comenzado a escalar con rapidez en la industria musical.
Si te decimos Starrah, probablemente no sepas de quién te estamos hablando. Si te mostramos una foto… lo más seguro es que tampoco tengas idea de quién es.a figura ha comenzado a escalar con rapidez en la industria musical.
Starrah. Fuente: Soundcloud. |
La figura de Starrah en la música pop es tan prolífica como misteriosa. Con más de seis mil millones de reproducciones en Youtube y Spotify en dos años de carrera, Starrah se ha consolidado como la figura del momento en el pop mainstream. Ha participado como compositora en canciones como Feels de Calvin Harris, What lovers dode Maroon 5, Fake love de Drake y Swish swish de Katy Perry, todas ellas con gran éxito.
Su hermetismo ha resultado tan cautivante como su genialidad musical. En todas sus fotos su rostro aparece parcialmente cubierto, y nunca se ha aparecido por una alfombra roja.
“Me gusta mi privacidad. No quiero estar con gente encima, que me afecte para ir a casa a estar con mi familia, o llevar a mis sobrinos a jugar bowling o a la pista de patinaje”, comentó en una entrevista citada por The New York Times.
Starrah nació con el nombre Brittany Talia Hazzard en Rehoboth Beach, Delaware, el 14 de junio de 1990. De orígenes humildes, creció expuesta a la crudeza de los ghettos estadounidenses, pero también a la cultura urbana de los barrios populares. Siendo la menor de nueve hermanos, sus primeras experiencias musicales fueron escribiendo rap con su hermano mayor.
Tras graduarse de la universidad, Hazzard se mudó a Los Ángeles y, en paralelo a un trabajo de tiempo completo, comenzó a trabajar como compositora. Escribía sus canciones y grababa los demos, cantados por ella misma. Aunque no tenía entrenamiento previo como cantante, en entrevista con Billboard contó que su voz se desarrolló por accidente.
“Pensé que estaba usando auto-tune correctamente, pero resulta que siempre lo tuve desactivado. Durante tres años, pensé que estaba cantando con auto-tune, pero la verdad es que no había auto-tune. Era mi voz, que estaba haciéndose cada vez mejor”.
A medida que sus composiciones se fueron profesionalizando, Starrah comenzó a vender melodías y “ganchos” por Instagram, a 150 dólares cada una.
Fue en esta época que la contactó el agente Nick Jarjour para consultarle por su trabajo como compositora. Venía siguiéndola por Soundcloud hacía un tiempo y, tras ver su disciplina de trabajo, se ofreció a trabajar como su manager.
Con los contactos de Jarjour, su primer éxito llegaría en 2015, tras unir fuerzas con el productor canadiense JBramm. Juntos crearon la canción Be real, que posteriormente se haría famosa de la mano de los raperos Kid Ink y DeJ Loaf. En pocos días, el track alcanzó el puesto 43 en el ranking Hot 100 de Billboard, obteniendo certificación de platino. Era el inicio de algo grande.
Poco después, Starrah obtendría su segundo éxito como compositora, gracias a su canción 2 Phones, popularizada por el rapero Kevin Gates, que fue seguido de cerca por Needed me, compuesta por Starrah para Rihanna. Con ambos temas entró al top 20 de los Hot 100 de Billboard, y se consagró como una prometedora compositora, teniendo apenas 25 años de edad.
Desde entonces, Starrah ha llevado una explosiva carrera, de la mano de artistas tan importantes como Drake, Katy Perry, Camila Cabello, The Weeknd, Big Sean, Travis Scott y Nicki Minaj.
Una de las críticas más habituales que Starrah recibió en sus inicios era la de que su música era “demasiado urbana”. En efecto, la música de Starrah nace del pop y el R&B, pero tiene un fuerte componente rapero que está presente a lo largo de prácticamente todas sus composiciones.
Por fortuna para ella, para 2015 el comportamiento de las audiencias en las plataformas de streaming indicaba que el R&B y el hip-hop estaban dominando las preferencias de los consumidores de música angloparlante, por lo que la aparición de un talento como Starrah era perfecto para dar el giro que los artistas pop del momento necesitaban dar. Starrah llevó la música urbana al pop cuando este más lo necesitaba.
Del mismo modo que otras artistas como SIA o Emily Wareen, Starrah ha aprovechado sus primeros éxitos como compositora para comenzar a cultivar su carrera como intérprete.
“Cuando estás escribiendo para un artista, ya tienes un espacio definido para maniobrar. Sabes lo que ese artista va a hacer. Si su trabajo se ramifica, será solo una pequeña ramificación a partir de lo que ya ha hecho. Yo como artista puedo hacer lo que yo quiera”, dijo a Billboard a mediados del año pasado.
En 2017 se asoció con el productor y DJ Diplo, y juntos lanzaron el Starrah x Diplo. La placa obtuvo buenas críticas de la prensa especializada, gracias a su cuidada y ambigua mezcla de hip-hop con electrónica, en la que la actitud de Starrah se encuentra con la cuidada producción de DJ Diplo, que explota al máximo la nostalgia de las composiciones.
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