Cada inicio de año, muchos de nosotros hacemos un ejercicio interior casi automático. Sin hacer necesariamente ningún tipo de ritual “pachamámico”, tiramos líneas a largo plazo en nuestras mentes antes o después de que dan las 12. Si nos deseamos unos a otros un “¡Feliz Año Nuevo!”, es porque queremos inyectar una cuota de alegría y vitalidad a nuestras vidas; básicamente se trata de cambiar. ¿Quién queremos ser el próximo año?, ¿dónde nos vemos en diciembre de 2018?, ¿de quiénes nos queremos rodear?, ¿queremos seguir trabajando en el lugar en donde estamos?, ¿viviendo donde vivimos?, ¿teniendo la pareja que tenemos?
Hoy en El Definido nos proponemos aprovechar al máximo este momento de reflexión, porque nos ayudará a conocernos más y profundizar sobre aquel aspecto que aún no nos convence de nuestras vidas. Un ejercicio camaleónico que es útil de llevar a cabo de vez en cuando. Así y para ayudarnos a cumplir con nuestras metas de Año Nuevo, buscamos algunos consejos de personas entendidas que con su charla TED, pueden iluminar este inicio el 2018.
¡Qué esos objetivos no se pierdan cuando empiece marzo!
Esta es una técnica que proviene de la filosofía estoica y que ayudó a Tim Ferris –un reconocido empresario y líder del emprendimiento- a no tomar la terrible decisión de suicidarse cuando sintió que su mundo se venía abajo, además de decidirse a cambiar su estilo de vida radicalmente. Es extremadamente sencillo de hacer, tomen nota y, por favor, vean la charla (la incluimos abajo).
Cada vez que uno siente que su vida no cuaja y tiene el deseo de hacer algo, pero no se atreve, debe hacer un ejercicio que consta de tres páginas:
Ánimo en sus listas y cuéntenos cómo les va en el ejercicio. Puede que los empuje por fin a hacer ese cambio que tanto necesitan.
Mel Robbins es coach, motivadora, escritora y conductora de radio, y básicamente se dedica a impulsar a las personas a concretar sus objetivos, por difíciles que les parezcan. Su reflexión nos encanta porque apunta al movimiento, a esforzarse por lo que se quiere y a no “dormirse en los laureles”. Pueden ver su charla, pero esto es un resumen de lo que plantea:
La coach comienza preguntándole a la audiencia qué es lo que quieren hacer personalmente, no por agradarle a nadie, sino por sí mismos. Teniendo eso en mente, incita a todos a dejar de decir que se encuentran “bien” (fine, en inglés) cuando alguien se los pregunta, a ser verdaderos y decir realmente cómo se sienten. Así como un mmm, sí, todo bien.. Suena un poco conformista; ella llama a trabajar por estar “de maravilla”.
La gente se convence de que están “bien” y no se esfuerza por lo que desea. La coach plantea que toda nueva idea nace de un impulso que la mayoría de las veces el cerebro aplaca en cinco segundos, poniendo un freno. Ella llama a seguir esos impulsos a través de una “energía de activación”, que se parece a la decisión de ponerse de pie en la mañana, cuando las frazadas nos incitan a seguir en la cama.
Nunca parecerá el momento adecuado para cambiar; la inercia, la comodidad y la apariencia de que estamos “bien”, nos lleva a no actuar. Pero cuando uno se siente disconforme, es una señal de que una necesidad básica no está satisfecha: la necesidad de exploración. Salir de la zona de confort es simple, pero no fácil, pues requiere de energía. ¡Actuemos ya por hacer lo que queremos! Nadie lo hará por nosotros.
Bel Pesce es una joven oradora y escritora brasilera que en una charla de tan sólo seis minutos, explica claramente por qué es natural que nuestros sueños coincidan con nuestros proyectos no cumplidos. La respuesta al simple: los saboteamos a partir de cinco falsas creencias.
1. Creer en el éxito repentino: la típica historia de la persona común que creó una app y se hizo multimillonaria. Pero hay que preguntarse, ¿realmente era una persona común?, ¿cuánto trabajó antes para obtener el éxito?, ¿cuánto estudió?, ¿cuántos fracasos tuvo? El éxito siempre es producto de todo lo hecho en la vida hasta ese momento. ¡A trabajar por ello!
2. Creer que otra persona tiene las respuestas que buscamos: a veces escuchamos demasiado lo que otros tienen que decir sobre nuestra vida o nuestra conducta, incluso trabajando por cumplir los sueños de otros. Pero Bel señala que uno debe tomar sus propias decisiones con independencia y no buscar las respuestas en otros.
3. Asentarse cuando el crecimiento está garantizado: cuando obtenemos un éxito patente en algo y sentimos que tenemos el futuro asegurado, una actitud muy humana es decir “es hora de asentarme”, y no volver jamás a reinventarse. Tal como Mel Robbins señalaba, Bel asegura que “estar bien” nunca es lo correcto; si se crece hasta cierta altura, una vez allí, hay que seguir trabajando arduo para alcanzar otra cumbre, sino nos estancamos.
4. Echarle la culpa a otro: cada vez que fracasamos o que no logramos lo que queremos decimos: “sí, nadie quiso invertir en mi proyecto”, o bien, “mi equipo no cumple con mis expectativas”. Sin embargo, cada uno es responsable de hacer sus propios sueños realidad. O sea, si alguien no invierte en nuestro proyecto, es seguramente porque no es lo suficientemente atractivo. El error es propio.
5. Creer que lo único que importa son los sueños en sí: la vida no tiene que ver con las metas, sino con el viaje que emprendemos para lograrlas. Y probablemente este es el consejo más importante, pues destaca la importancia de saber que cumplir nuestros sueños no es garantía de felicidad, sino el disfrutar cada paso que damos para acercarnos a ellos.
La filósofa Ruth Chang nos lleva finalmente a reflexionar en su charla sobre nuestras elecciones en la vida, pues todo objetivo que nos planteamos pasa por una elección entre dos o más alternativas. Las situaciones más estresantes y tensas en la vida, suceden cuando tenemos que hacer elecciones difíciles: ¿me cambio de trabajo o me quedo?, ¿debería casarme con Pedro o con Juan?, ¿vivir en la ciudad o en el campo?, ¿tener o no un segundo hijo?
Lo primero que estamos impulsados a pensar, es que estas elecciones son difíciles porque ninguna de las alternativas es mejor que otra, ambas pueden resultarnos positivas en nuestras vidas. Pero Ruth cree que esto no es cierto, y su explicación es brillante.
Los valores como la justicia, la belleza o la bondad, no pueden cuantificarse como la masa, la longitud o el peso. Por lo tanto, en una elección difícil una alternativa no es mejor, peor o igual a otra, sino simplemente distinta para cada ser humano individual. Puede que se encuentren en el mismo nivel en cuanto a valor personal, pero jamás una será mejor que la otra cuantitativamente. ¿Cómo elegir entonces?
Cada uno elige sus propias razones para preferir unas opciones sobre otras, y es aquí donde se prueba nuestra humanidad. Cuando nos alineamos tras una opción -por ejemplo, “yo prefiero la vida en el campo”- revelamos quienes somos y nos transformamos en autores de nuestras propias vidas.
Quienes van a la deriva y no crean sus propias razones, dejan que el mundo escriba las historias de sus vidas. Entonces aquí el consejo es escucharse a uno mismo y no a otros antes de tomar una decisión, atreviéndose a explorar profundamente en nuestras razones y valores.
No esperemos que el 2018 nos traiga “todo lo mejor”, ¡hagámoslo grande nosotros mismos!