Imagina que te pagaran un “sueldo” básico todos los meses, sólo por el hecho de ser un ciudadano chileno y mayor de edad. Que esas 200 o 300 luquitas pudieses ocuparlas en lo que quisieras, que las recibieras independientemente de si tienes o no pega, y que no significaran un incremento a tus impuestos. ¿Lo crees viable? ¿Funcionaría?
Se trata de una política de asistencia social que se está haciendo cada vez más popular en este siglo, y que algunos creen que es la evolución de las infraestructuras de protección social que se implementaron durante el siglo XX. ¿Y por qué creen que es una buena idea? ¿De verdad quieren favorecer incluso a los que no trabajan? ¿No va incentivar acaso la flojera? ¡Alguien se pegó en la cabeza!
Sí, esta apuesta parece disparatada, pero se basa en la certeza de que la riqueza se encuentra mal distribuida, y que una mayor igualdad en los ingresos genera a la larga mejores oportunidades, tales como educación, salud, vivienda o participación política.
¿Dónde y cómo se está haciendo? En El Definido le hemos seguido la pista de cerca a lo que se conoce como Ingreso Básico Universal (Universal Basic Income, UBI, en inglés). Ya te hemos contado sobre la experiencia de Finlandia, sobre una original forma de caridad que se está gestando en Kenia y sobre la propuesta SUBA del emprendedor chileno y fundador de la plataforma política TODOS Nicolás Shea, todas en línea con el UBI.
Ya a fines de 2017, quisimos hacer un “escáner” a nivel mundial, y recabar en qué otros lugares se está planeando su implementación o ya es una realidad. Tomamos como base un artículo generado por la organización Basic Income Eart Network, la que se dedica a generar diálogo a nivel mundial sobre el UBI.
Los habitantes de Stockton, ciudad portuaria de California, el próximo año se verán beneficiados por un experimento que podría cambiarles la vida. Una muestra aleatoria de 300 mil habitantes recibirá 500 dólares mensuales (315 mil pesos chilenos), sin ninguna condición a cambio.
Se trata de una iniciativa privada financiada por el Economic Security Proyect, grupo presidido por el cofundador de Facebook, Chris Hughes, y las activistas de la causa del UBI, Natalie Foster y Dorian Warren.
Este grupo de Silicon Valley ha decidido hacer el experimento para evaluar los efectos de esta medida económica en el caso de que las máquinas comiencen poco a poco a ocupar los trabajos de las personas (automatización del trabajo). Y, de paso, toda la riqueza que produce un polo económico como Silicon Valley, se podría redistribuir en un poblado de bajos recursos como Stockton.
Y de nuevo Silicon Valley. Esta vez se trata de Sam Altman, un empresario tecnológico que fundó la empresa Y Combinator para examinar los beneficios potenciales del UBI. La iniciativa plantea tomar una muestra de 2 a 3 mil individuos de entre 21 a 35 años, en dos estados de Estados Unidos, con ingresos bajo la media. Mil de ellos recibirán mil dólares (630 mil pesos) mensualmente durante un año, y un subgrupo continuará por dos años. Los pagos se harán sin condiciones de por medio e independientemente de los ingresos. Los restantes, constituirán un grupo de control para evaluar los resultados.
Al término del proceso, se analizará la participación laboral de los individuos de la muestra, sus niveles de educación, tiempo dedicado a la familia, salud física y psicológica, finanzas, las calificaciones de sus hijos y si recibieron ayuda monetaria de algún cercano. Esto para analizar el incremento (o no) en la calidad de vida de los participantes.
El estudio, que comenzará a fines de este año y pretende expenderse hasta 2022, se basará en las lecciones que ya fueron aprendidas en la implementación de otro experimento llevado a cabo por la empresa en Oakland, aunque a menor escala.
Durante 2017, en Ontario fue lanzada una iniciativa de UBI que involucra a tres condados -Brant, Lindsay y Thunder Bay- y que se encuentra ya en pleno funcionamiento. La idea es comprobar si un sueldo básico universal puede optimizar las condiciones de los trabajadores, mejorar la salud y la educación de quienes tienen menos ingresos, y asegurar que todos compartan el crecimiento económico de la provincia.
La muestra involucra a un grupo de 4 mil adultos de entre 18 y 64 años, y la participación es totalmente voluntaria. El plan tiene varios condicionantes y no es igual para todos. En primer lugar, quienes están solos y sin trabajo, reciben un ingreso anual de 16.989 dólares canadienses o CAD (8.300.000 pesos chilenos), mientras que quienes tienen pareja y están sin trabajo, se les depositan 24.027 CAD (11.800.000 pesos). Quienes tienen un ingreso adicional, deben restarle al monto total señalado el 50% de sus ingresos ganados, es decir, elmonto disminuirá en $0,50 por cada dólar que una persona gana trabajando. Adicionalmente, quienes tienen algún tipo de discapacidad, reciben 6.000 CAD (2.940.000 mil pesos) anualmente.
Los resultados de este piloto serán publicados en 2020, y evaluados por terceros en comparación a un grupo de control. Dentro de las variables que se medirán están: seguridad alimentaria, salud física y mental, estabilidad de la vivienda y participación laboral.
En julio de este año, un plan de UBI que contempla dos años fue aprobado en seis municipios de los Países Bajos: Groningen, Wageningen, Tilburg, Deventer, Ten Boer y Nijmegen. Esto después de una negociación con el gobierno, que aceptó el plan con la condición de que el grupo de muestra estuviese sujeto a programas de reinserción laboral, es decir, fueran desempleados interesados activamente en encontrar pega. A partir de octubre de este año, el plan se echó a andar.
La muestra fue elegida aleatoriamente a partir de los actuales beneficiarios de la asistencia social, la participación es voluntaria y se incluye también un grupo de control.
Cada municipio difiere en ciertos detalles respecto a cómo está implementando su plan; por ejemplo, en algunos se pide que presenten solicitudes de empleo o participación en programas de capacitación, mientras en otros pueden recibir este ingreso por sobre el abono que ya reciben por asistencia social. Lo que todos comparten, es que el beneficio va directamente relacionado con la composición del hogar de cada participante (si son más, reciben más), y se cancela en caso de pasar seis o doce meses sin encontrar trabajo.
Eight es una organización caritativa belga, que considera que la pobreza se inicia en la distribución desigual del dinero, y no en la falta de oportunidades. Con este objetivo, está implementando un modelo de UBI en Uganda, pagando un monto mensual a todos los habitantes de la aldea de Busibi, sin condiciones de por medio.
Los 56 adultos de la aldea reciben 18,25 dólares (8.900 pesos chilenos) mensuales, lo que corresponde al 30% de sus ingresos promedio, mientras que los 88 niños que allí viven, reciben 9,13 dólares (4.500 pesos), la mitad de sus padres. Las transferencias se hacen a través de sus teléfonos celulares y los pagos planean continuar hasta 2018.
En paralelo, Eight está trabajando con antropólogos de la Universidad de Ghent para evaluar los beneficios del plan en cuanto a logros educativos de las niñas, atención médica, emprendimiento, desarrollo económico y participación en las instituciones democráticas.
¿El problema de este estudio? No trabajan con un grupo de control, sin embargo, el propósito caritativo del plan va más allá de su implementación como experimento social. Además, la organización está produciendo un documental de varios episodios sobre el proyecto (aquí puedes ver uno), y planea ampliar la iniciativa a más pueblos en el futuro.
Si bien los resultados a largo plazo del proyecto aún no pueden adelantarse, ya han detectado una mayor asistencia escolar, mejores niveles de salud, desarrollo de negocios locales y más participación política.
El Consejo Municipal de Glasgow, aprobó en 2016 un plan piloto de UBI en la ciudad y luego, ya en 2017 se comenzaron a gestar talleres para implementarlo. En estas instancias han participado concejales, expertos en UBI, miembros de grupos comunitarios y representantes del sector público y privado.
La Royal Society of Arts, en asociación con el municipio, está liderando toda esta gestión previa, pues hace poco publicaron un informe completo sobre UBI, que fue galardonado en el Reino Unido. Ellos serán los encargados de reunir la experiencia de los talleres y conversaciones, y finalmente redactar un documento en que se detalle su aplicabilidad en Glasgow.
Actualmente, el proyecto continúa en fase de investigación para evaluar su factibilidad financiera, administrativa y constitucional.
Todos estos ejemplos dan cuenta de la evolución mundial de las políticas de asistencia social, en una búsqueda permanente por disminuir las brechas de ingreso y, por ende, de oportunidades en educación, salud, participación política o vivienda. Aún es muy temprano para evaluar los resultados de estas iniciativas, pero en El Definido continuaremos atentos para contárselos en su momento.