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Imagen: Gojko Franulic

Regalar un año de sueldo sin condiciones: la estrategia de una de las caridades más eficientes del mundo

GiveDirectly es una organización caritativa que sostiene que el dinero en efectivo es la forma más eficiente y efectiva de ayudar a los menos favorecidos en países no desarrollados. Y lo pueden probar.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2015-07-10 | 07:00
Tags | caridad, efectividad, givedirectly, África, líderes, ONG

Quien sigue la filosofía de Hobbes y piensa que el hombre es malo por naturaleza no creerá que cada año nacen miles de organizaciones con fines caritativos que se unen a cientos de miles ya existentes.

Algunas de ellas acumulan millones de donantes en los cinco continentes gracias a campañas que nos aprietan la garganta y nos hacen cliquear compulsivamente el botón de "compartir". El hambre, la enfermedad, la pobreza, la violencia; son todas causas que nos motivan a donar en la colecta anual, aportar directamente cada mes o participar en ellas como voluntarios.

Este mismo espíritu filantrópico nos lleva en ocasiones a no cuestionarnos ciertas cosas totalmente válidas: ¿a qué estoy aportando exactamente? ¿ha demostrado esta organización ser efectiva? ¿estoy donando mi dinero a la mejor opción?

Quizá suene insensible o una desconfianza innecesaria, pero no lo es o no debería serlo, porque influirá en el impacto que tendrá nuestro aporte (en inglés incluso tiene un nombre: effective altruism o altruismo efectivo). Aunque el 99,9% de las caridades tiene metas loables (descontamos la ocasional oveja negra), todas tienen su propia estructura de costos y forma de operar. O sea, el impacto de nuestro aporte y el de miles o millones de otras personas, variará dependiendo de cómo la organización en cuestión se maneja por dentro. Hay organizaciones que, lamentablemente, no son muy buenas en ello.

Recientemente ProPublica, un medio sin fines de lucro y con galardones por periodismo de investigación, publicó un artículo titulado "Cómo la Cruz Roja reunió 500 millones de dólares para Haití y construyó 6 casas". Pese al título algo sensacionalista, dado que la Cruz Roja asegura que el dinero tuvo otros usos benéficos, el artículo expone con claridad graves problemas en el manejo de recursos de la organización. "Memos confidenciales, correos electrónicos de altos oficiales preocupados y los testimonios de una docena de expertos frustrados y decepcionados demuestran que la caridad ha roto promesas, malgastado donaciones y hecho dudosas afirmaciones" escribe. Un ejemplo de lo último son las promesas hechas por la Cruz Roja a sus donantes de que 90 centavos de cada dólar donados irían directamente en ayuda de los afectados, cuando investigaciones del medio dieron con un estimado mucho más bajo, de alrededor de 60 centavos.

Menciono el caso Cruz Roja por ser una de las organizaciones más reconocidas en el mundo, pero está claro que no es la única cuyo funcionamiento necesita un ajuste de tuercas aquí y allá.

En este contexto, han surgido organizaciones caritativas que buscan hacer un cambio en el mundo de la forma más transparente, efectiva y eficiente posible, convenciendo no a través de tristes historias que ya hemos llorado demasiadas veces, sino apoyándose en información dura y fiable que no da lugar a dudas.

GiveDirectly es una de ellas. Con apenas 4 años de vida en el mundo público, esta organización lleva 91 centavos de cada dólar donado directamente a las manos de quienes lo necesitan, y lo hacen de una forma bastante poco común: entregando el equivalente a un año de ingresos en efectivo, sin condiciones ni restricciones. Sus resultados hablan por sí mismos.

Show me the data

Paul Niehaus, co-fundador y presidente de GiveDirectly, tiene más en común con la gente que pulula en Silicon Valley que con el estereotipo del buen samaritano. Es joven, tecnófilo y cree por sobre todo en la información dura. Durante nuestra conversación no recurrió ni una vez a la historia del niño que pudo ir al colegio por primera vez o la familia que recibió su primera casa de verdad. Datos, estudios, encuestas, ese es el idioma que habla el doctorado en economía del desarrollo en Harvard.

Fue justamente allí, en 2008, cuando en compañía de otros compañeros de la misma universidad y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), comenzó de forma privada GiveDirectly. Eran años donde la economía del desarrollo, por primera vez, comenzaba a estudiar en profundidad la eficacia de los programas de ayuda económica en el mundo.

"Comenzamos (los economistas del desarrollo) a hacer estos experimentos y a medir experimentalmente qué funcionaba y qué no, y creo que fue bueno. Hubo muchas sorpresas que salieron de eso, cosas que pensábamos que funcionaban que resultaron que no lo hacían, y otras cosas sobre las que la gente era escéptica y que resultó que funcionaban mucho mejor de lo que se pensaba", explica Niehaus.

Una de estas formas de ayuda subvaloradas era el dinero en efectivo. Hasta entonces se había considerado como un parche temporal y poco efectivo al problema de la pobreza, lo que se traducía en que muy pocos gobiernos y ONGs los incorporaban en sus programas. Pero la evidencia de diversos estudios realizados durante el nuevo siglo demostraban lo contrario.

"Resulta que simplemente darle dinero a los pobres y dejarles hacer lo que quieran con él, tiene un impacto grande y duradero en la vida de esas personas y en toda una serie de escenarios donde se ha probado experimentalmente, al punto que se discute que la transferencia de efectivo tiene la evidencia más sólida respecto a otras que cosas que usualmente se hacen en economía del desarrollo estos días".

Niehaus hace referencias a estudios realizados mayormente en África y Latinoamérica que evidencian un sinfín de beneficios ligados a programas que hacían uso de transferencias de efectivo. Desde mejor salud en los niños, menor prevalencia de VIH y estrés psicológico en Malawi, a mayor peso de neonatos en Uruguay. La ayuda en efectivo también tenía un impacto positivo en la economía familiar a largo plazo. Un estudio, por ejemplo, encontró que aquellos que recibieron este tipo de ayuda tenían, cuatro años después, ingresos 41% más altos que aquellos que no habían recibido la ayuda.

En base a esta idea nació GiveDirectly, organización que hoy trabaja en Kenia y Uganda y que entrega a personas que viven con 60 centavos de dólar cada día (cerca de 400 pesos chilenos), es decir, en extrema pobreza, un monto de alrededor de $1.000 dólares, el equivalente a un año de ingresos. No hay condiciones previas,salvo vivir en extrema pobreza, ni tampoco restricciones para su uso. Las familias beneficiadas pueden gastar el dinero como se les dé la gana.

Cuando la caridad se une con la tecnología

Entonces tenemos que se ingresa dinero por un lado y por el otro llega a manos de quienes lo necesitan. Pese a la simpleza de la frase, la logística de la operación es bastante más compleja. Intermediarios, métodos de pago, salarios, tarifas, trabas burocráticas y mal manejo de los recursos suelen plagar las operaciones caritativas y impactar gravemente en la ayuda que realmente se entrega en terreno, que es lo que le sucedió a la Cruz Roja.

El camino entre donante y beneficiario, en ocasiones, puede ser así de complejo. GiveDirectly busca simplificarlo. Fuente: GiveDirectly

GiveDirectly, de principio a fin, hace uso de tecnologías que permiten abaratar costos y así entregar la mayor cantidad posible de dinero, principalmente proveniente de donantes en Estados Unidos, a los beneficiados.

Para identificar quién requiere de esta ayuda, hacen uso de información disponible públicamente, que luego complementan con visitas en terreno. Se fijan principalmente en que las casas sean de materiales orgánicos, pues es un indicador claro de la situación familiar.

Posteriormente utilizan varios métodos, como llamadas telefónicas, imágenes satelitales y visitas sorpresa, para verificar y re-verificar la identidad de la persona y también para asegurarse de que no haya habido sobornos de por medio.

Dependiendo del lugar donde se esté brindando la ayuda, la organización escoge entre diversas formas de entregar el dinero, privilegiando aquellas que ofrezcan seguridad, rapidez y bajo costo. "Muchas veces usamos dinero móvil en África, a veces usamos soluciones en base a tarjetas o bancos, dependiendo de quién es el mejor proveedor local" dice Niehaus.

Un gran descubrimiento de la organización fue el uso masivo de mobile banking en África, donde lo único que requiere una persona para acceder al dinero es un celular. Incluso uno antiguo bastará, ya que funciona vía SMS. Usando este medio han logrado prácticamente eliminar casos de extorsión y sobornos que pueden ocurren cuando hay intermediarios y dinero en efectivo de por medio.

La eficiencia de GiveDirectly ha sido comprobada por GiveWell, una organización que evalúa caridades en Estados Unidos y que la destaca como una de cinco "caridades top", al hacer llegar, como hemos mencionado, 91 centavos de cada dólar donado a las manos de los más necesitados. Niehaus estima que el total de transacciones hechas por GiveDirectly desde sus inicios suman cerca de 20 millones de dólares.

El beneficiario como cliente

Pero el trabajo no termina cuando el dinero llega a destino. "Llamamos a cada beneficiario que recibe el dinero para tener feedback básico en el proceso, y así llegamos al 99% del total de la gente que recibe el dinero", dice Niehaus. Esto le permite a la organización contar con un sistema de feedback continuo que le hace renovarse e iterar con mejoras en poco tiempo. ¿La agencia que entregaba el dinero estaba muy lejos? ¿El líder de la aldea demandó un porcentaje del dinero? Inmediatamente la organización tiene conocimiento de cualquier fleco en la operación y se pone en acción para solucionarlo y que no suceda nuevamente.

"Creo que eso es muy importante porque es fácil para una ONG estar muy enfocada en los donantes. Nosotros tratamos de tener un balance y enfocarnos también en los beneficiarios" explica Niehaus.

Posteriormente, personas ajenas a la organización realizan entrevistas que buscan indagar un poco más en la realidad de las familias: cuánto pescado han comido, la salud de sus hijos, su vida laboral, etc. Información que luego se compara con la de gente que no ha recibido la ayuda para medir su impacto

Pese a la relativa juventud de la GiveDirectly, los resultados obtenidos en estos pocos años, son bastante positivos. Aumento de ingresos en un 35% para sus beneficiarios, bienes en un 52% y una reducción de 42% en los días sin alimentación para los niños. La organización también anunció un estudio de impacto a largo plazo (ya en progreso), algo bastante inusual pues las organizaciones suelen esperar a tener los resultados para publicarlos (o no). Sean buenos o malos, GiveDirectly estará obligada a publicarlos una vez terminado el estudio.

El mito de enseñar a pescar

Pese a los numerosos estudios que avalan el rol de las transferencias de efectivo, Nieshaus siente que uno de los principales desafíos sigue siendo convencer a la gente de que este medio de ayuda es tan válido e incluso tiene mayor impacto que otros más aceptados.

"Es lo que la evidencia demuestra, pero es distinto a la bonita retórica que nos enseñaron creciendo, como 'enséñale a un hombre a pescar...' y ese tipo de cosas. De hecho, eso es irónico, resulta que análisis recientes prueban que somos muy malos para enseñarle a la gente a pescar, si miras los resultados de programas de entrenamiento verás que han sido un total desastre. Resulta que si le enseñas a un hombre a pescar no le ayudará en nada".

Efectivamente, en un reciente libro la antropóloga China Scherz, quien trabajó con dos organizaciones para huérfanos en África, explica que "muchas organizaciones occidentales de ayuda han dejado de dar caridad en países en desarrollo para promover programas sustentables de autosuficiencia. Pero este enfoque suele ignorar las muchas maneras en las que participantes de programas de desarrollo entienden el significado y la importancia moral del apoyo material (...) las personas ven este cambio no como un esfuerzo hacia el empoderamiento, sino como una sospechosa negativa de redistribuir la riqueza".

La lógica del refrán también esconde un estereotipo negativo de la persona pobre: que está en esa situación porque no sabe manejar el dinero. Básicamente, que el pobre no sabe manejar su vida y que quien ayuda, el con dinero y educación, sabe mejor lo que necesita. Niehaus disiente argumentado algo similar a lo que otro de nuestros entrevistados recientes, Sam Tsemberis, el fundador de un modelo de ayuda social que da hogares a gente en situación de calle, nos dijo:

"Mucha gente invirtió en mejoras para su casa, particularmente muchas personas compraron un techo de metal. Y la razón por la que saco a colación este ejemplo específico, es que es un buen ejemplo de un tipo de inversión que tú y yo seguramente no hubiéramos pensado si hubiéramos visitado por primera vez la aldea. Resulta que la tasa de retorno del techo de metal, ya sabes, el techo de metal dura mucho tiempo así que ahorras dinero, la tasa de retorno era de cerca del 20% por año, así que es una muy buena inversión financiera, pero algo sobre lo que en verdad nadie habla, no era algo que las ONGs estuviesen haciendo o algo que los expertos recomendaran".

Un techo de metal es uno de los gastos usuales que hacen los beneficiados del programa. Fuente: Insights

No solo se trata de un par de iluminados los que creen esto. Existen estudios y diversas investigaciones que dan fe de que la gente con pocos recursos, en ciertos sentidos, maneja de forma más sofisticada sus finanzas que la gente adinerada. Un libro que recoge bastantes argumentos al respecto es Poor Economics, para los interesados.

¿Sin condiciones?

Otra duda relativa al programa es la incondicionalidad de la ayuda ¿No sería mejor aplicar condiciones al uso del dinero? Niehaus explica que no lo contemplan por dos razones: no hay evidencias que indiquen que aplicándolas se cree valor para el beneficiados, y también porque implicaría gastos operacionales para hacer cumplir las restricciones.

"¡Se lo van a gastar todo en alcohol y cigarros!" dirán algunos. La experiencia GiveDirectly y otros programas que hacen uso de transferencias en afectivo indican lo contrario. "Se ha demostrado consistentemente que no es verdad", dice Niehaus. "El Banco Mundial publicó un análisis de la evidencia sobre transferencias de efectivo y gastos en alcohol y tabaco, y encontraron consistentemente que, de hecho, disminuye el consumo de cosas para beber y fumar", agrega.

Cuando la transparencia se toma en serio

Hablar de GiveDirectly sin hablar de cifras y estudios es complicado, porque son la base de su funcionamiento, y eso es bueno, porque son argumentos racionales y sin segundas interpretaciones que ojalá más caridades destacaran, un deseo también compartido por su presidente.

"Cuando comencé a idear GiveDirectly observé de otras organizaciones sin fines de lucro cosas básicas, como si le das un dólar para qué lo iban a usar, si hay evidencias sobre el impacto de lo que hacen y qué tan eficiente en cuanto a costos eran comparadas con otras alternativas, y no encontraba nada. Era vergonzoso".

Tampoco se trata de ser transparentes cuando convenga, algo que GiveDirectly asume con humildad. "Nada está completamente comprobado. Siempre hay algo más sobre lo que podemos aprender", dice Niehaus. La organización es efectiva y eficiente, pero no perfecta, y no teme mostrar sus puntos débiles, actitud representada, por ejemplo, al anunciar la realización de estudios antes de conocer sus resultados.

Un caso especialmente llamativo sucedió el año pasado, cuando un funcionario de GiveDirectly en Uganda se coludió con agentes proveedores del dinero móvil para restar un monto a la donaciones, argumentando un costo adicional por el chip SIM provisto. Las usuales rondas en terreno sacaron a luz el problema y la organización rápidamente se hizo responsable. El fraude fue debidamente explicado en un documento público, como también las medidas que se tomaron para evitar que se repitiera.

Ninguna operación es infalible, Niehaus como persona y GiveDirectly como organización lo tienen claro. Así como todos los datos que avalan su trabajo son hechos públicos, también publican lo que los empuja, a veces con cachetada de por medio, a mejorar.

No es la panacea

Pese al positivo impacto del programa, Niehaus acepta que darle dinero a los más pobres no es el único camino. "Ciertamente no pueden solucionar todos los problemas de desarrollo", dice. Pero, en realidad, nunca se ha tratado de eso.

"La forma en lo que lo vemos es que las transferencias de efectivo deben ser como mínimo un punto de referencia con los que otros tipos de gastos deberían medirse. Así que si tienes una idea para otro proyecto, algo más que crees que beneficiaría a la gente pobre, está bien, pero creo que deberías articular por qué crees que harías un mejor trabajo gastando el dinero tú por sobre las mismas personas que recibirán la ayuda", explica. Algo así como compararse con el mejor medicamento existente en las pruebas clínicas.

GiveDirectly busca ser un llamado de atención al mundo caritativo a abrazar los datos duros, que pueden ser fríos y poco viralizables, pero que finalmente son los que sirven de vara para medir el verdadero impacto que tienen estas causas en la gente más vulnerable del mundo. Y eso es lo que importa.

"Creo que si más personas se hacen esa pregunta, eso forzaría a los gastos tradicionales a enfocarse más en estos problemas colectivos, como infraestructura o encontrar una vacuna para la malaria, en vez de darle a la gente cabras o comida, o ese tipo de cosas que fácilmente podrían comprar por su cuenta si tuviesen dinero", agrega Niehaus.

El futuro

Otra cosa que Niehaus comparte con la gente de Silicon Valley es la ambición. Pese a acumular apoyo económicos de gigantes como Google y de personalidades como Dustin Moskovitz, co-fundador de Facebook, el economista siente que GiveDirectly debe ser una organización no de millones, sino de cientos de millones de dólares.

"Nos importa mucho la escala", explica. Este año la organización se expandirá a un tercer país, Ruanda, y también tiene planes para asesor a otras instituciones.

"Lo nos tiene entusiasmados es trabajar con grandes financiadores institucionales, agencias de ayuda humanitaria y gobiernos que también están pasando por el mismo proceso de tratar de averiguar dónde encajan las transferencias de efectivo en sus estrategias contra la pobreza".

¿Veremos el programa en otras partes? ¿Quizá Latinoamérica? Luego de hablar con Niehaus me queda claro que solo si hay evidencia que lo apoye.

¿Crees que la ayuda en efectivo sin condiciones sería viable en Latinoamérica? ¿deberían ser las caridades más abiertas sobre sus resultados y costos?

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Comentarios
Federico Errázuriz | 2015-07-10 | 11:03
0
Que buen artículo, y que interesantes resultados!
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Marco Canepa | Editor | 2015-07-10 | 11:23
5
Veo una tendencia aquí: fundaciones que parten por otorgar el beneficio, y después verifican el cumplimiento y miden resultados muy rigurosamente. Y que tiene resultados notables, muy superiores a programas con el enfoque tradicional.

Ya hablamos de Proyecto B (que entrega trabajo a jóvenes con compromiso delictual sin exigirles estudios ni capacitación), de Housing First (que entrega casas a indigentes antes de pedirles trabajo o rehabilitación), y ahora Give Directly.

Me pregunto si todas nuestras políticas públicas en torno a la pobreza no estarán equivocadas y el Estado debería entregar la plata directamente a la gente y punto. Quizás cuánta burocracia y malgasto nos ahorraríamos. Sé que hay otras razones para mantener salud y educación pública, pero otro tipo de programas y beneficios quizás están demás.
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José Arcángel Salazar Delgado | 2015-07-10 | 22:18
1
Me parece que esto va por el camino correcto. Yo lo veo de la siguiente manera:
"Techo, comida y ropa" es la base de todo. Si tienes un techo que te proteja de las inclemencias el tiempo, comida en la mesa y ropa y zapatos para vestir, estas listo para que te capaciten, mejores y demás cosas. Si no hay "Techo, comida y ropa", da igual si te quieren enseñar a atarte los zapatos, simplemente no vas a estar receptivo por que estas preocupado por las anteriores 3 cosas.

Lo primero que los pobres deben recuperar, es la dignidad humana, una ves resuelto ese problema, lo siguiente es la educación, sanidad y demás cosas.
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camila paz duarte | 2015-07-11 | 15:12
0
Me pareció una excelente experiencia y me recordó en algunas cosas al banco de los pobres fundado por muhamad yunus, todas estas iniciativas deberían ser copiadas en nuestro país, acá en chile existe un programa llamado puente, su objetivo principal es sacar a las familias de la indigencia o extrema pobreza y situarlas en la categoría de pobres, pero yo al menos veo muchos retrocesos en las estadísticas, lo han mejorado muchas veces, incluso después lo unieron con otros programas pero siempre existe ese detalle que hace que la gente no alcance a mejorar su calidad de vida y vuelva nuevamente a empezar, eso de enseñar a pescar es complicado, yo siempre he pensado que el problema de fondo es la educación, no solo la formal sino que la popular, si ambas están presentes en la vida de las personas es más fácil para ellas buscar alternativas de salir adelante y mejorar su situación
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Diego R | 2015-07-11 | 15:16
1
Que interesante experiencia y que 'políticamente incorrecta' forma de intervenir en las comunidades.

Vivan los datos.
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