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Imagen: César Mejías

Científicos descubren que podemos "ver" con otras partes del cuerpo. ¿De qué están hablando?

Aunque parezca increíble, nuestra piel tiene más en común con los ojos, de lo que podríamos creer. ¡Y también la sangre y nuestro sistema nervioso!

Por Alvaro Lopez B. | 2017-09-12 | 11:33
Tags | salud, fototerapia, piel, depresión, fotorreceptores, bronceado, ciencia, biología, invierno
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“Lo esencial es invisible a los ojos”, dice la famosa frase del Principito. Pues bien, resulta que muy recientemente, se ha comprobado que no sólo vemos con los ojos, sino que también con el resto del cuerpo. ¿Cómo es eso? Pues se los contamos hoy en El Definido.

¿Cómo vemos?

Todos sabemos que vemos con los ojos (eso salió un poco “arjonesco”, pero era necesario decirlo). En la retina, hay dos tipos de células sensibles a la luz, los conos y los bastones. ¿Por qué son sensibles a la luz? ¿Por qué otras células no son sensibles? Porque tienen una sustancia perteneciente a la familia de las opsinas, que son unas proteínas que reaccionan a la luz. Sin opsinas, no hay visión.

“Ojos” everywhere

A los científicos se les ocurrió la curiosa idea: buscar receptores de luz (o sea opsinas), en otras partes del cuerpo. Uno pensaría que eso es una pérdida de tiempo, ¡pero no! Encontraron receptores para la luz (cuatro tipos de opsinas) en la piel, en unas células llamadas melanocitos, y también en los folículos capilares, que es de donde salen los vellos de la piel.

¿Y para qué diantres sirve eso?, se preguntará uno con justa razón.

En primer lugar, significa que la piel es literalmente sensible a la luz, y “ve” cuando hay más o menos radiación ultravioleta, de acuerdo a este estudio. Y sería por eso que obtenemos un bronceado seductor en el solarium o en nuestras vacaciones en la piscina, pues es una explicación posible para este fenómeno, llamado melanogénesis y que aún es inexplicable para los científicos. Pero además, estos receptores de luz influyen en algo tan importante como el ciclo circardiano (o sea, en nuestro ritmo de sueño), ya que si la luz ambiental disminuye, lo hace también la temperatura corporal y el nivel de cortisol (la hormona de respuesta al estrés), lo que induce al sueño. Y de pasada, también influye en nuestro estado anímico, ¡así que dedito para arriba, para la fototerapia!

Ah, pero ojo, estos receptores no sólo se encuentran en la piel. También se han encontrado en el cerebro, la médula espinal, y los testículos. ¡En serio!

Charla Ted: Ed Boyden nos dice cómo se pueden activar las neuronas con la luz, y lo importante que esto puede ser en el futuro.

El sistema

Ahora bien, resulta que no se trata de un grupo desperdigado de células sensibles a la luz, al menos en nuestra piel. Un reciente estudio, determinó que es un sistema completo, llamado sistema fotosensible de melanocitos. Funciona de la siguiente manera: las células fotosensibles de la piel, o sea los melanocitos (y los folículos capilares), están unidos a terminaciones nerviosas y capilares sanguíneos, y reaccionan al ritmo de la luz solar (así como a los colores), induciendo respuestas hormonales en nosotros, como el aumento de serotonina, dopamina y noradrenalina. Esto implica que se producen cambios en el estado de ánimo, y efectos en nuestra memoria, en el apetito, y también en nuestro ritmo de sueño.

Ese es el motivo de que la fototerapia sea efectiva, para quienes sufren de depresión estacional.

Complementando esto, también se ha encontrado que existen células fotosensibles en la sangre, que regulan la contracción y la relajación de los vasos sanguíneos, lo que tal vez podría explicar por qué la mayoría de los infartos al corazón ocurren en la mañana, pues podría deberse al cambio de presión sanguínea por la variación lumínica que ocurre a esa hora.

La luz influye más de lo que creemos

Como podemos apreciar, la luz tiene efectos poderosos en nuestra vida, pues tenemos un sistema interior sensible a ella, y del que aún sabemos muy poco. Tenemos “ojos” no sólo en la piel, sino también en la sangre y en nuestro sistema nervioso, y eso es muy llamativo, pues ¿para qué puede servir tener esa clase de receptores, donde no llega nada de luz?

Pues la luz visible es sólo un breve fragmento del espectro electromagnético, y podemos especular que los campos magnéticos, y las ondas electromagnéticas en general, podrían tener efectos biológicos en nosotros, que aún no se han determinado y que no tienen necesariamente que ser peligrosos.

De hecho, todo esto da un buen espaldarazo a la fotobiología, que es la disciplina científica que estudia el efecto de la luz sobre los seres vivos, y que es paralelo al término “cromoterapia”, que es catalogada actualmente como una pseudociencia.

El caso es que, al parecer, somos sensibles al espectro electromagnético y a la luz en formas que no imaginábamos. Como todo esto es muy reciente, aún queda mucho por conocer respecto a todos los efectos que produce la luz sobre nuestro cuerpo, y sobre nuestra salud en general... y naturalmente, sobre cómo percibimos el mundo.

Porque no solo “vemos” con los ojos, y la ciencia lo confirma.

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Comentarios
Roberto Ramírez | 2017-09-18 | 03:16
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Pero no es que podamos ver con otras partes del cuerpo, pues estas partes no envían información de las imágenes que perciben estas partes del cuerpo.
Pero de todas maneras encontré interesante ya que desde este punto de vista se puede explicar a lo mejor cuando uno tiene la sensación de que alguien o algo nos sigue, aún cuando no vemos (con nuestros ojos) o escuchamos a nadie.
¿Podría ser o solo estoy divagando?
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