¿Sientes que esperar a que el hervidor termine de funcionar es lo peor que te puede pasar? ¿Eres de los que apagan el microondas antes de que termine su ciclo? ¿Esperar a que llegue el ascensor te parece una agonía? ¿Cuando eras chico sufrías porque querías llegar al centro de chicle del dulce, pero se demoraba mucho?

Si te sentiste identificado con alguno de los escenarios mencionados, es probable que seas una persona impaciente. Y si no, de seguro cada fin de año se activa de todos modos ese monstro escondido que lo único que hace es contaminar tu ánimo. Bueno, como dicen por ahí, "la paciencia es la madre de todas las virtudes" y tenerla desarrollada puede hacerte muchísimo más feliz. Por eso, en El Definido preparamos este artículo para que sepas de qué beneficios te estás perdiendo y cómo podrías llegar a ser el más zen de los zen. ¡Toma nota!

Beneficios que ni te esperabas

De todas maneras ser pacientes nos hace mejores personas, la paciencia nos ayuda a soportar más inconvenientes y ser amables en situaciones poco agradables. Eso es algo que podemos comprobar en nuestro día a día. Y si buscamos otros tipos de beneficios, nos encontramos con un montón de evidencia científica y empírica que respalda las maravillosas bondades de ser una persona paciente. Por ejemplo:

1. ¿Alguien dijo trabajo en equipo? Así es, ser paciente te puede ayudar a ser una pieza clave en tu oficina. Al menos así lo sugiere un estudio publicado en la American Psychological Association. Esto se demostró a través de una serie de juegos de a dos personas, en los que las parejas más pacientes lograron resultados mejores en cuanto a coordinación.

2. Una investigación elaborada por The American Economy Reviewarrojó que los niños y adolescentes impacientes están más propensos a gastar más dinero en alcohol y cigarrillos, además de tener un índice de masa mayor y a ser menos amigos de ahorrar dinero, a diferencia de quienes demuestran ser más pacientes.

3. Otro estudio publicado por The Journal of Positive Psychology determinó que la gente paciente suele tener menos episodios de depresión y que tienden a experimentar más sensaciones positivas, a diferencia de sus contrapartes, a quienes les salen canas verdes con solo hacer una fila en la caja del supermercado (esto último es de nuestra cosecha).

4. La gente que posee una paciencia más desarrollada suele saber con mayor precisión, cuándo actuar, plantea este artículo de la revista Forbes. Esto se debe a que con la paciencia, se es capaz de pensar más allá de uno mismo, lo que se traduce en que la mayoría de las acciones terminan enfocándose en un bien mayor, más allá de hacer todo a la rápida porque la impaciencia te agobia.

5. Ya nadando en las aguas de los beneficios más "freaks": la paciencia ayuda a aumentar el número de personas que acuden a votar. Según una investigación de la revista Political Behaviour, se logró determinar a través de la economía experimental que la gente que va a las urnas a hacer valer su voto, suelen ser más pacientes que las que se quedan en casa. Será que asumen que podrían encontrarse con una larga fila, pero simplemente lo aceptan…

¡Hágalo usted mismo!

Está bien, no es llegar y ser un Dalái lama de un día para otro, pero hay una que otra técnica para ayudarte a dar ese primer empujoncito. Hace un tiempo, les dimos algunos consejos prácticos para no estallar, desde la propia experiencia de una de nuestras columnistas (Mane Cárcamo). Hoy tomamos las recomendaciones de la escritora y abogada Toni Bernhard, quien da a conocer tres sencillas maneras de fortalecer esta virtud en Psychology Today.

La primera consiste básicamente en saber reconocer cuándo estamos poniéndonos impacientes. Y aunque suena lógico, no siempre es tan fácil: después de todo, solemos echarle la culpa a los demás cuando nos sentimos impacientes. “¿Cómo se puede demorar tanto?”, es un cuestionamiento típico en esos momentos, pero no siempre quiere decir que la culpa sea de esa persona que pareciera ser más lenta que un caracol.

Para esto, fíjate en si estás esperando que siempre tu entorno satisfaga tus necesidades, si esperas que la gente se apegue a tus expectativas o si dichas expectativas son poco realistas. Si en general sientes que por ahí va la cosa, ten presente que puedes estar frente a episodios de impaciencia.

La segunda técnica se basa en darte cuenta de cómo influye la impaciencia en tu mente y cuerpo. ¿Tu mente se pone agitada? ¿Tu cuerpo se tensa más de lo normal? Bernhard plantea que es importante saber cómo te afecta a nivel sensorial la impaciencia, para poder dar el siguiente paso. ¿Cuál sería ese?

Transformar la impaciencia en paciencia. Por ejemplo, si estás en un taco infernal, lo que debes hacer es llevar a cabo los dos pasos anteriores. Primero, date cuenta que estás siendo impaciente. Segundo, investiga cómo te está afectando a nivel corporal y mental. Tercero, pregúntate qué puedes hacer al respecto. En este caso, nada, a no ser que puedas volar con tu auto o algo por el estilo. ¿Qué hacer entonces? Concentrarte en lo bueno.

Escucha esa canción que te encanta, busca algo en tu entorno que atraiga tu atención, fíjate en la apariencia de los autos que te rodean, etc. Sí, definitivamente suena más fácil de lo que es en la práctica, pero por lo mismo, se trata de un ejercicio que debe llevarse a cabo con rigurosidad y, valga la redundancia, con paciencia.

¿Qué otras técnicas para ser más paciente recomendarías?