Estar "en la punta del cerro" es una expresión que en algunos años quedará obsoleta. "En una villa lunar" puede que no pegue tanto, pero será más correcto desde 2030, año en que la Agencia Espacial Europea (ESA), el equivalente de la NASA en el viejo continente, estima que estará en funcionamiento el primera lugar habitable en la Luna. Y por si no fuese lo suficientemente cool: la "construirán" impresoras 3D gigantes.
El anuncio se dio en el Simposio Internacional "Luna 2020-2030" de diciembre pasado, donde las agencias espaciales más importantes del mundo, unidas en un conglomerado bautizado como Grupo Internacional de Coordinación para la Exploración Espacial, crearon una hoja de ruta con el fin de mostrar, en palabras de Markus Landgraf, organizador del evento y miembro de la ESA, "cómo la exploración lunar puede ser implementada como un esfuerzo internacional sustentable, construyéndose en base a éxitos pasados y nuevas alianzas".
Fue la misma ESA que anunció los planes para utilizar la Luna como la próxima gran plataforma de exploración de aquel paño negro que conocemos como espacio.
¿Les suena la Estación Espacial Internacional? ¿Aquel centro de investigación donde habitan las personas con mayor tolerancia al aburrimiento del mundo? La villa lunar vendría siendo el reemplazo de aquella estructura que desde 1998 orbita la Tierra.
El anuncio de la ESA incluyó un diseño arquitectónico elaborado con la prestigiosa firma inglesa Foster and Partners, conocida por sus innovadores proyectos, como la ciudades inteligente de Masdar y el edificio del Ayuntamiento de Londres. Cabe decir que se trata de una propuesta de varias que se han investigado.
Ésta en particular hace uso de la tecnología en impresión 3D unido al regolito lunar, que conforma la primera capa de material de nuestro único satélite natural. Laurent Pambaguian, miembro del equipo de tecnología de materiales de la ESA, comentó recientemente que las impresoras 3D son capaces de producir entre 2 a 3,5 metros de material por hora, por lo que una estructura relativamente pequeña, como la que piensan construir, podría completarse en apenas semanas.
Según los diseños presentados, no será un espacio muy amplio, pero sí tendría todo lo esencial para asegurar la supervivencia de astronautas: protección contra la radiación solar y meteoritos, una esclusa de aire, domos para dejar entrar la luz natural y zonas inflables para vivir y trabajar.
Astronautas seguirán esperando por el sueño del jacuzzi espacial.
El trabajo duro lo harían robots que serían enviados antes de la llegada de los astronautas. La idea es tener una villa de estas estructuras disponibles para astronautas de múltiples países. No descartan en un futuro sumar a turistas lunares (¡hay esperanzas!) y personas que trabajen en la minería lunar (si algo así llega a hacerse realidad).
"La estrategia de la ESA para la exploración espacial pone a la Luna como destino prioritario para los humanos camino a Marte", opinó Kathy Laurini, asesora senior de la NASA en temas de exploración espacial. Este es justamente el punto más interesante del asunto, dejando de lado el tema de las mega-impresoras 3D espaciales.
La villa lunar, a juicio de expertos como Laurini, facilitaría mucho el gran sueño de la humanidad de llegar a Marte. No solo se trata de un ambiente más apropiado para que astronautas puedan aclimatarse física y psicológicamente a condiciones extraterrestres, lejos del escudo magnético terrestre, también hace sentido económicamente.
Científicos del MIT calcularon el mes pasado que una estación lunar de reposición de combustible, permitiría a las misiones espaciales partir con un 68% menos de masa. En paralelo, una empresa consultora de la NASA estimó que tal estructura significaría un ahorro anual de 10 mil millones de dólares (¡unos 7 billones de pesos chilenos!) en misiones a Marte.
Por estas razones la villa lunar parece algo inminente. La ESA estima que para 2020 ya deberían estar pululando por allá los primeros robots-constructores.