Pese a la seriedad que rodea a la ciencia, hemos hablado en varias oportunidades de lo cómica que puede ser. Recordemos que detrás de sus delantales e intimidantes títulos, los científicos también disfrutan de las pequeñas cosas de la vida como apretar el envoltorio de burbujitas, reírse de alguien que se saca la cresta y medir el coeficiente friccional debajo de una cáscara de plátano.
Ok, quizá el último sí es más de científicos, pero se entiende el punto: son humanos como cualquiera de nosotros. Lo demuestra el hecho de que muchos de ellos son fieles seguidores de universos desarrollados en libros y películas como El Señor de los Anillos, Star Wars, Juego de Tronos e incluso Harry Potter. Más de alguno, de hecho, se habrá interesado en su área de estudio por algo que vio o leyó en una historia de ficción, como las mencionadas.
¿A qué nivel puede llegar su fanatismo? Solo diremos que, en ocasiones, llega a plasmarse en su arte.
La Tierra Media y sus habitantes han sido de las inspiraciones más habituales para nombrar desde genes hasta asteroides. Comencemos por lo microscópico.
Smaug, además de ser el dragón que expulsó a los enanos de la Montaña Solitaria en El Hobbit, precuela de El Señor de los Anillos recientemente llevada al cine, es el nombre de un gen descubierto en 1996. La razón del nombre es contundente: Smaug inhibe a otro gen llamado Nanos, que en griego es "enanos" ¡Ja!
Biólogos y responsables del descubrimiento de nuevas especies son particularmente asiduos a la literatura de J. R. R. Tolkien. Lo comprueban las cerca de 50 especies que llevan la huella de elfos, hobbits, orcos, enanos y lugares geográficos de la Tierra Media.
Destaca el caso del Pericompsus bilbo, escarabajo nombrado así porque, según sus descubridores, era "bajo, gordo y tenía patas peludas", descripción bastante certera del personaje Bilbo Bolsón en su aparición en El Señor de los Anillos. Patas vellosas también fueron la razón del bautizo de un murciélago en 1982 con el nombre de Syconycteris hobbit.
Curiosamente, el que lidera en cuanto a presencias taxonómicas, es un personaje odiado por ser traicionero y, sobre todo, disléxico: Gollum. Una avispa (Gollumiella), un hexápodo cavernícola (Gollumjapyx smeagol), un pez de grandes ojos (Galaxias gollumoides) y un sapo (Ingerophrynus gollum) llevan su nombre, además de todo un género de tiburones llamado simplemente Gollum.
Ingerophrynus gollum. Fuente: LiveJournal
El creador del universo también es recordado por científicos, con un escarabajo (Gabrius tolkieni), dos avispas (Khamul tolkieni y Shireplitis tolkieni), una almeja (Martesia tolkieni) y un anfípodo (Leucothoe tolkieni).
Levantando ya la vista, podemos encontrar un asteroide descubierto en 1982 y bautizado 2991 Bilbo por M. Watt, quien suponemos era un ferviente tolkieniano, porque el mismo año nombró a otro asteroide 2675 Tolkien.
La trilogía original de George Lucas es responsable de no solo revolucionar la ciencia ficción, sino también de los nombres de especies más formidables de la historia.
¿No me creen? Piensen en una hormiga. Es poca cosa; pequeña, insignificante y la podríamos aplastar sin darnos cuenta ¿Verdad? Ahora piensen en una hormiga Jedi. De pronto merece todo nuestro respeto.
Este es el caso de la Tetramorium jedi, una hormiga descubierta en 2012 que, aunque no tiene nada que nos haga recordar a los ninjas de la galaxia de La Guerra de las Galaxias, lleva su nombre.
Otro que destaca es el de Peckoltia greedoi, una especie de pez gato llamado así luego de que un científico del equipo que lo examinaba notó que se parecía "a ese tipo de La Guerra de las Galaxias", refiriéndose al caza recompensas Greedo:
Quien comparte la foto con Greedo, Han Solo, también presume de una especie llamada literalmente Han solo, único representante del género Han, un trilobita de la Era Paleozoica. Su descubridor, Samuel Turvey, explicó que el nombre se lo puso porque amigos lo habían desafiado a nombrar una especie con algún personaje de La Guerra de las Galaxias. Ninguno pensó que se lo tomaría tan en serio.
Un científico especialmente adicto a La Fuerza, es el entomólogo Arnold Menke, quien en 1983 nombró tres especies de avispas (Polemistus chewbacca, P. vaderi, and P. yoda) simplemente porque "quería añadir un poco de humor a un tema por lo demás bastante aburrido como es la taxonomía".
Y hablando de la Fuerza, los seres microscópicos responsables de ésta, llamados midiclorianos, también existen en el mundo real, aunque, lamentablemente, no dan súper poderes. Midichloria mitochondrii se llama una bacteria -con la bendición explícita de George Lucas- presente en las células de los ovarios de pulgas hembras de la especie Ixodes ricinus. Su interacción con el huésped es desconocida.
Pese a que no cuentan con la tradición de La Guerra de las Galaxias y el Señor de los Anillos, el éxito del mago de Hogwarts no ha pasado desapercibido por el mundo científico.
La avispa Ampulex dementor, que paraliza a sus víctimas antes de devorarlas, es prueba de ello. "La conducta ficcional del Dementor y sus efectos (son seres que paralizan a sus víctimas y absorben su felicidad) nos recuerda al efecto de la picadura de la Ampulex sobre el comportamiento de su presa, la cucaracha", explicaron los investigadores. El nombre fue el victorioso de cuatro propuestas que se sometieron a votación popular en el Museo de Historia Natural de Berlín.
Aún más llamativo es el caso del Dracorex hogwartsia, nombre propuesto por niños para una única especie de dinosaurio que vivió a finales del período Cretácico, cuyo significado es "dragón rey de Hogwarts" (el colegio de magos donde va Harry Potter). Una prueba de que necesitamos más niños dedicados a la taxonomía. La autora J. K. Rowling, comentó al respecto: "Estoy absolutamente encantada de pensar que Hogwarts ha dejado una pequeña marca (¿de garra?) en el fascinante mundo de los dinosaurios".
¿Así que se creían fanes de Juego de Tronos? Nunca podrá alcanzar el nivel de los científicos brasileños Azevedo y Barbosa, quienes nombraron el año pasado a una familia de avispas usando los apellidos más ilustres de la zaga: Laelius arryni, L. baratheoni, L. lannisteri, L. martelli, L. targaryeni, L. tullyi, y L. starki. Sería interesante ver cómo se tratan unas a otras.
Shrek es también parte del exclusivo grupo de personajes de ficción que tiene una especie dedicada. Shrekin es un ácaro nombrado en 2007, cuyos tubérculos laterodorsales son similares a las orejas del ogro.
Otro nombre llamativo es el del Bambiraptor, un dinosaurio del periodo Cretácico superior de un metro de largo que la verdad, salvo el tamaño, tenía poco y nada en común con el pequeño ciervo de Disney.
El personaje de Hayao Miyazaki, Totoro, también fue recordado por la ciencia gracias al brasileño Ivo de Sena Oliveira, quien nombró a un gusano Eoperipatus totoro, porque, con sus varios pares de apéndices locomotores, se parecía al gato-bus que toma el personaje en la película Mi Vecino Totoro.
Para terminar haremos la excepción y mencionaremos el caso de una serie de TV inmortalizada para siempre en una abeja, la Euglossa bazinga. El insecto recibe su nombre de una exclamación típica que hace Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory, cuando engaña alguien. Los científicos explican que se sintieron engañados por la abeja, porque en un primer momento creían que se trataba de una especie ya reconocida, pero no lo era.
¡Bazinga!