Convertirse en mamá por primera vez es un acontecimiento que te cambia radicalmente la vida para siempre. Pero cuando recién comienzas a adaptarte a tu rutina de madre, te das cuenta que ya es hora de volver a trabajar. La angustia se apodera de hasta la más organizada, y es porque desde ahora en adelante, si bien tu hijo/a es siempre prioridad, tendrás que dejar a tu indefenso retoño en manos ajenas y saber destinar buena parte del tiempo a tu trabajo. Para rendir bien y ser una profesional feliz, tienes que tomar cartas en el asunto, porque para nadie es fácil.
Katie Bugbee, experta en paternidad de Care.com, plataforma virtual para encontrar las personas indicadas para cuidar a tu familia (cuidado de niños, de ancianos, de hogares y de mascotas), que cuenta con más de 14 millones de miembros en 16 países; entrega siete recomendaciones para hacer más fácil la vuelta al trabajo después del post natal.
Conseguir previamente una babysitter o un lugar seguro donde dejar a tu hijo mientras tú trabajas es fundamental, y para esto se necesita tiempo y organización. Probar antes es necesario, por lo que cuentas con seis meses para conocer a la persona que acompañará a tu bebé o para visitar y conocer la rutina y el trato que se les da a los niños en las salas cuna, y así establecer confianza.
Es necesario que veas con tus propios ojos cómo tu hijo responde ante tal persona, o cómo se siente en la sala cuna, porque es la única manera de que el día que te toque dejarlo, te sientas segura y tranquila. Además, así tienes el suficiente tiempo para probar, y si es necesario, conocer a varias personas y lugares antes de tomar la decisión. Porque lo importante es que tú te sientas segura de que estás dejando a tu bebé en las mejores manos.
Empezar por dejarlo de a poco para que se vaya acostumbrando. Una hora, dos. Y así manejar también los tiempos de ida a dejar y a buscar, y estudiar bien cómo responder ante una emergencia, y transmitirlo a la sala cuna o a la niñera.
Es importante que la comunicación en tu trabajo sea fluida y clara, y deberás aprender a fijar tus propios límites y aprender a decir que no. Sin miedo. Si conversas con confianza y a tiempo, y organizas bien tu agenda semanal, puedes marcar los límites con tu empleador, clientes, etc.
Hay que analizar bien el escenario de manera previa y anticiparte a posibles situaciones que no podrás cumplir como antes. Por ejemplo, la hora de salida. Quizás antes te permitías quedarte hasta más tarde, pero ahora no vas a querer hacerlo, porque te está esperando tu hijo. Por lo tanto, es indispensable dejar establecida tu hora de salida, o transar en acuerdos como llegar más temprano, trabajar un par de horas desde tu casa, o acortar la hora de colación para poder salir más temprano.
En este tema es importante que averigües bien la legislación de tu país al respecto, pues en muchos casos hay beneficios legales para las madres. Por ejemplo, en Chile existe la "hora de lactancia" que te permite destinar una hora (más tiempo de viaje) de tu jornada laboral a estar con tu hijo, hasta que cumple 2 años.
Otro tema importante son las vacaciones. Lo más probable es que quieras tomártelas en verano para acompañar a tu hijo en sus propias vacaciones, por lo que debes conversarlo y cerrar este acuerdo lo antes posible.
Lo importante es saber negociar y no tomar constantemente por sorpresa a tu jefe con permisos imprevistos, “licencias”, etc. Por lo que Katie Bugbee recomienda anotar todos tus nuevos límites y pedir una reunión con tu jefe o clientes para conversar los acuerdos y para que no hayan mal entendidos ni sobre exigencias después.
Y lo más importante por lejos es aprender a dejar siempre el trabajo en la oficina y olvidarse por completo de éste llegando a tu casa. No más mails, ni teléfono.
No somos superhéroes. Y eso hay que tenerlo en claro desde el primer día, porque de lo contrario el nivel de estrés y angustia por no poder rendir al máximo en todo, te pasará la cuenta sí o sí. Es absolutamente necesario saber pedir ayuda cuando comienzas a sentirte sobrepasada.
Por eso es importante poder contar con la ayuda de alguien, ya sea una niñera de confianza a quien puedas llamar en emergencias, un familiar o amigo que esté dispuesto a "rescatarte" en caso de que lo necesites, porque siempre surgen imprevistos, como una comida importantísima de la oficina, un viaje impostergable, el cumpleaños de un amigo o simplemente la necesidad de salir a "airearse" cuando te sientas sobrepasada.
Tener tu lista de contactos de emergencia a mano es útil porque te evita ese estrés momentáneo de coordinación que es sumamente angustiante,
Pretender lucirte como mamá y a la vez deslumbrar en el trabajo, es prácticamente imposible. Aunque pensaste, antes de ser mamá, que algún día lo serías y contabas con tus tips para lograrlo, una vez que nazca tu bebé te darás cuenta de que no existe la perfección ni el convertirse en un “modelo a seguir”.
Lo mejor para esto es bajar un poco la ansiedad y asumir que hay que entregar lo mejor de uno, tanto en el trabajo como en la crianza. Hay días que no serán buenos, que el cansancio nos ganará, pero lo importante es saber que estamos dando lo que podemos y que eso nos debería bastar para sentirnos orgullosas. El sobre esfuerzo muchas veces tiene más consecuencias negativas que positivas, ya que generalmente termina en estrés o frustración al darte cuenta que a pesar de todo, no te resultó perfecto.
Cada persona tiene distintos parámetros respecto a lo que es ser una buena madre o una buena profesional, por lo que es muy probable que recibas constantemente consejos de “te recomiendo que lo hagas así mejor”, “creo que estás trabajando más de la cuenta” o frases por el estilo. Puedes aceptar consejos, pero tienes que saber que sólo tú sabes qué es ser una buena mamá a tu manera, con tus cualidades, límites, etc., por lo que no te frustres si recibes este tipo de comentarios, ya que generalmente sólo lo hacen por ayudar.
Tu primer día de vuelta al trabajo, tómatelo con calma. Date el tiempo de sentarte con tu jefe para que te ponga al día sobre lo que ha pasado durante los meses que llevas fuera. No pienses jamás que recién llegando vas a quedar experta y vas a retomar rápidamente todo lo que dejaste congelado.
Retomar una rutina después de haberla dejado de lado por meses, no es tarea fácil, por lo que es necesario tener paciencia y sentarse a entender los cambios, los avances, los nuevos proyectos, nuevos clientes, etc. Pregunta una y mil veces si tienes dudas o si no te sientes muy segura de hacer alguna tarea por ti sola. Porque no hay nada peor que un trabajo mal hecho, es mejor tomarse el tiempo necesario para adaptarse a los cambios y así poder cumplir de la mejor manera posible y sin errores.
Encontrar un grupo de apoyo de padres que trabajan para discutir tus desafíos es una gran idea. Hay muchos grupos online o puedes comenzar un grupo propio en tu oficina. Compartir tus preocupaciones, frustraciones y desafíos con otras madres ayuda a que te sientas menos sola y además puedes aprender sobre nuevas estrategias para hacer tu vida de madre trabajadora más fácil.
No necesariamente tienes que armar un grupo, pero conversar temas de crianza y de maternidad con otras mamás, ya sean compañeras de trabajo o amigas es muy sanador para todas, porque te das cuenta de que no eres la única en el mundo que tiene dudas, inseguridades, culpas, etc. y sentir este apoyo es siempre bienvenido.
No es fácil ser mujer, pareja, profesional y madre a la vez, por lo que es sumamente necesario que el tiempo libre que se tenga, se utilice de la mejor manera posible. Y si no se tiene, es indispensable saber hacérselo.
Basta de cumplir por cumplir. Este tiempo libre es preciado y debes saber decir que no si no tienes ganas de ir a un cumpleaños, matrimonio o compromiso que en realidad no te motiva del todo. Es sumamente necesario que tus tiempos sean tuyos y los utilices para aquellos panoramas que realmente valen la pena. Ya sea ir al cine, salir con tus amigas, dormir toda la tarde, leer un libro, subir un cerro, ir al gimnasio, meterte a algún taller o lo que sea.
Es necesario que te distraigas, que continúes con tus hobbies y que sepas hacerte tu espacio propio. Sin tu pareja, sin tu hijo, sin tu trabajo. Y sin culpa. Todos necesitamos un respiro y es fundamental contar con un tiempo de liberación. Esto da sanidad mental, ya que si tú te sientes feliz y realizada, tu hijo, tu pareja y tu jefe se sentirán satisfechos contigo y orgullosos de ti, porque la buena energía se traspasa.