Tristemente existen muchos estereotipos con algunas razas de perros. Muchos ven a un Doberman y de inmediato cruzan la calle, o nunca pensarían en adoptar a un Pitbull por creer que son perros violentos. En El Definido conversamos con una veterinaria experta en comportamiento canino y esto es lo que nos dijo sobre la vida de algunos incomprendidos cachorros.
Casi como en la lista de “los más buscados” del FBI, están las razas de perros que suelen ser consideradas como potencialmente peligrosas. Bullmastiff, Dogo Argentino, Fila Brasileiro y otros, se enumeran en el artículo 13 de la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas, como razas con las que hay que tener especial cuidado por sus rasgos físicos y conducta previa.
Y no solo estas razas específicas, sino que también se consideran “potencialmente peligrosos” frente a la ley, los perros que tengan gran desarrollo de su masa muscular corporal y de sus músculos masticatorios, los que han causado lesiones menos graves y graves a alguien o que evidencien dos o más registros de mordeduras a personas en el Sistema de Registro de Animales Mordedores del Minsal.
Es por esto que si alguien quiere tener un perro con estas características, deberá cumplir con algunos requisitos, como llevar al animal siempre con bozal, arnés y correa en espacios públicos, asegurar que viva con cercos seguros que impidan que se escape, tendrán que asistir a un curso de “adiestramiento de obediencia” (costeado por su dueño) y otras medidas.
Lamentablemente, que estas medidas se apliquen solo a un grupo específico de razas, puede generar un estigma, lo que se ilustra en los casos de Inglaterra y Australia, entre otros países.
Como resultado de estas estrictas leyes, cientos de perros de estas "razas peligrosas” son sacrificados cada año en el Reino Unido, independiente de su comportamiento. Sin embargo, los incidentes más graves del último tiempo involucraron a otros tipos de perros, como explicaron desde el Comité de Medio Ambiente del parlamento británico, quienes pidieron una revisión completa de la ley, según The Independent.
De hecho, establecieron la ley en 1991 y, entre 2005-2015, la cantidad de ingresos hospitalarios por mordeduras de perros aumentó en un 76%, lo que indica que prohibir estas razas no ha ayudado a mejorar la situación.
Muchos veterinarios concuerdan en que estas prohibiciones no son la respuesta, como Paula Léniz, médico veterinario especialista en etología cognitiva (rama de la biología que estudia el comportamiento de los animales en sus medios naturales), quien dice que el comportamiento canino se basa principalmente en la manera en que son educados.
“No estoy de acuerdo en prohibir estas razas, porque criadas adecuadamente son un amor de perro. O sea, un Rottweiler criado adecuadamente es un sol, un Pitbull igual, etc. Todas estas razas que son estereotipadas como peligrosas, que tienen que andar con bozal, no es que sean agresivos por su raza”, enfatizó Paula, agregando que la conducta en gran parte se debe al ambiente en que crecieron.
La directora de Tenencia Responsable del Colegio Médico Veterinario, María José Ubilla, dijo que son medidas como estas las que “han producido que estos canes sean demasiado estigmatizados. Las exigencias a estos tenedores son más altas que para el resto. Eso podría derivar en un aumento del abandono de estos animales si es que las personas no tienen los recursos suficientes para costear estos gastos”.
Pero si ellos no son los agresivos, ¿por qué se clasificaron como “potencialmente peligrosos”? Como explicó Léniz a El Definido, estos incomprendidos caen en esa categoría por el potencial daño que pueden generar al morder a alguien. Es decir, por su físico.
“Por la potencia de la mordida, por eso son `potencialmente peligrosos´, no porque sean perros agresivos o algo de esa índole, sino que por ejemplo el dachshund [más conocido como "perro salchicha"] estadísticamente es bastante agresivo por la cantidad de mordidas a otros perros y humanos. Aun así, no está dentro de la lista de un perro potencialmente peligroso porque el daño que puede generar su mordida es menor”, explicó Paula.
Todos los perros pueden reaccionar agresivamente dependiendo de la situación y el ambiente al que se enfrenten. Pero hay que recordar que cuando esto ocurre, casi siempre se debe a que piensan que están bajo alguna forma de amenaza.
“Cada individuo usará la agresión en las circunstancias que ellos crean necesarias y el grado de agresión que ellos crean apropiado para cada encuentro. Lo que ellos creen que es apropiado, depende de lo que hayan aprendido previamente”, explicaron en la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad a los Animales (RSPCA), una organización benéfica que promueve el bienestar animal en el Reino Unido.
Por lo mismo, independiente de la raza, genética y muchos otros factores, hay que educar bien a los perritos, hacerse responsables de su comportamiento y cuidarlos de la manera que necesitan. Porque su personalidad y manera de comportarse nunca dependerá solo de un factor, como contó Paula Léniz a El Definido.
“Al final, lo peligroso no es la raza del perro, es la falta de conocimiento de la familia que va a adquirir al perro, que no conoce la personalidad de ese perro y sus necesidades tanto físicas y emocionales. A la larga, si tiene conductas agresivas es porque tiene un problema, no porque sea una raza particular que lo predisponga a”, dijo la veterinaria.
De todas maneras, efectivamente hay un componente genético que lo puede llevar a una forma de comportarse:
“Puede ser un poco más terco, un poco más llevado a sus ideas”, nos dice Léniz. “Pero un perro bien educado, a pesar de este componente genético, si es guiado de la manera correcta, no tiene por qué reaccionar con violencia. No hay perros ni razas potencialmente peligrosas”, agregó.
Y con la Ley de Tenencia Responsable, lo que se quiere es enfatizar esto. El subsecretario de Desarrollo Regional, Felipe Salaberry, explicó que “lo que queremos promover es que la ciudadanía sepa que ser dueño de mascota implica deberes con ella y con la sociedad. Queremos evitar con este reglamento, que es muy claro, escenas tan dramáticas de abandono y maltrato y también de ataques a menores de edad por parte de canes que se encuentran en malas condiciones y producto del estrés atacan a un inocente”.
Este componente genético del que hablamos, puede servir de “guía” para comprender la personalidad del perro pero, según Paula, cuando hablamos de un canino en particular, hay que analizarlo de macro a micro. ¿Cómo es eso?
Primero es importante tener claro que son caninos, es decir, individuos sociales. También afecta en parte su raza, pero luego hay que verlo como individuo:
“El componente individual, su personalidad propiamente tal que lo hace ser de una u otra manera, pero también está el componente ambiental que afecta mucho. El ambiente va a pesar mucho más que el componente genético a la hora de hablar de una personalidad de un perro”.
La veterinaria explicó que, si se educa a un perro en base al respeto y cariño, probablemente se tenga “un perro totalmente sociable, amoroso, que me va a hacer caso y se va a vincular conmigo porque somos parte de un grupo y me respeta como tal”. Independiente de que sea un chihuahua o un pastor alemán, afirmó Léniz.
“Entonces da lo mismo la raza, yo tengo que educar a mi perro para que sea un perro estable emocionalmente y educado socialmente en base a las reglas y límites sociales que yo tengo”, enfatizó.
Como afirmaron en un estudio publicado en la revista científica ScienceDirect, es más probable que los perros se vuelvan agresivos cuando no están supervisados, no están cuidados y no están socialmente condicionados para vivir cerca de personas u otros perros. Que socialicen y sean cuidados acorde a lo que necesitan, importa muchísimo más que cualquier otro factor.