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Imagen: César Mejías

Chileno está desarrollando esófago artificial que podría ser la solución para lactantes con malformación congénita

La creación de un esófago artificial podría cambiar la vida de muchísimos niños. ¿Cómo? Un médico chileno trabaja junto a un equipo en Inglaterra en la construcción de un órgano que se adapte a los pequeños y sea la solución a malformaciones congénitas.

Por Maria Paz Larrondo | 2019-06-04 | 07:00
Tags | esófago artificial, atresia de esófago, órgano artificial, medicina, salud
Los resultados positivos ya se empiezan a vislumbrar. La tecnología necesaria para crear un esófago artificial ya fue probada exitosamente en animales pequeños, como los ratones.
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Quizá suene a ciencia ficción y cuerpos robotizados la creación de un órgano para nuestro organismo. Sin embargo, esto es algo cada vez más cercano y se podría transformar en una ayuda enorme para la salud y salvar vidas. 

La atresia de esófago, una malformación congénita que es la peor pesadilla de muchos padres que ven sufrir a sus hijos durante sus primeros días de vida, podría beneficiarse altamente con estas innovaciones de la tecnología. ¿Están creando esófagos artificiales? Sí, y un chileno lo está llevando a cabo en Inglaterra.

Una pesadilla para muchos padres

En esta deformación, el esófago —que es la primera parte del tubo digestivo que conecta la boca con el estómago- se ve interrumpido por algún problema durante el desarrollo del embrión.

Por lo tanto, el órgano queda separado en una parte de arriba y una parte de abajo. Además, usualmente el esófago de quien sufre esta condición se comunica de forma anormal a la tráquea, que es donde están nuestras vías respiratorias, conectando la zona aérea con la alimenticia. 

En el caso de un lactante que acaba de nacer, esto implica que la leche, en vez de llegar al estómago, llegue a los pulmones. Todo esto impide la nutrición en forma normal y pone en peligro la vida del bebé.

Si bien anteriormente los pequeños que nacían con esta deformidad no sobrevivían, hoy sí lo hacen debido al desarrollo de los cuidados en diversas áreas como neonatología, anestesia pediátrica y cirugías. Sin embargo, en un 10% de los casos el esófago se encuentra demasiado separado, lo que se denomina “brecha amplia”, por lo que una cirugía para unirlo no es posible. 

¿La mejor opción?

Si bien las técnicas quirúrgicas han tenido positivos avances en relación a la atresia de esófago, lamentablemente todas se asocian a muchas complicaciones.

En la medida en que la gran mayoría de los niños pueden vivir y alcanzan la edad escolar y adulta, se comienzan a revisar cuáles han sido los resultados. “Si bien han sobrevivido, el problema es que empiezas a darte cuenta de las repercusiones que puedes tener en la calidad de vida”, dijo Matías Garrido, pediatra y profesor de Embriología Humana e investigador del Centro de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Valparaíso, a T13 Radio.

Dentro de las opciones disponibles para tratar este problema, se encuentra la prótesis. Esta puede ser útil, pero como los niños crecen muy rápido, tendría que ser cambiada frecuentemente.

Otra alternativa es el trasplante. Pero en este caso, como se utiliza el órgano de otra persona, los niños se deben someter a tratamientos de inmunosupresión de por vida, lo que es bastante esclavizante, pues implica la administración de medicamentos constantes. Además, existe escasez de donantes en ese rango etario y es complicado encontrar un órgano que sea del tamaño adecuado.

Por ello, la construcción de un esófago fabricado en un laboratorio con células del propio paciente, asoma como una buena alternativa, ya que se adapta a los tejidos, se incorpora y crece con los niños. 

A imagen y semejanza de un esófago sano

Garrido es quien está trabajando en el proyecto que promete cambiarle la vida a los niños: la creación de un órgano artificial para pequeños con atresia de esófago.

Este docente se dedica a una rama de la medicina regenerativa llamada ingeniería tisular, que específicamente en este caso busca crear órganos para pacientes.

La creación de este esófago artificial se está trabajando mediante una descelularización. ¿Una qué? Un procedimiento mediante el cual se obtiene un órgano donado y se le somete a un proceso que barre con todas las células del donante usando enzimas, de manera que solo quede la estructura o matriz. 

Luego, se usan las células del mismo paciente y se hacen crecer en el laboratorio para posteriormente sembrarse en la matriz y terminar la construcción del órgano que se implantará en el paciente. De esta forma se evita el rechazo y así el nuevo órgano se adaptará mejor al tejido que tiene el paciente.

Actualmente Matías Garrido se encuentra en Inglaterra gracias a una beca Conicyt que dura cuatro años, con el fin de realizar un doctorado en el Francis Crick Institute, el principal centro europeo en investigaciones biomédicas, mientras participa junto a otros académicos en este proyecto.

El Francis Crick Institute es una institución que alberga a más de mil científicos y colaboradores permanentes, entre ellos varios Premios Nobel. Específicamente el proyecto en el que trabaja Garrido es parte de una investigación más amplia sobre otros órganos artificiales para el ser humano, en la que participan destacados científicos internacionales.

La ruta sigue

Los resultados positivos ya se empiezan a vislumbrar. La tecnología necesaria para crear un esófago artificial ya fue probada exitosamente en animales pequeños, como los ratones. El gran desafío ahora es probarlo en animales mayores, tales como los cerdos, para estar seguros de que pueda resultar a gran escala para niños recién nacidos.

Matías precisamente está encargado de replicar la estrategia en estos animales mayores, estando a cargo de las células epiteliales de la mucosa que cubren el esófago y de su posterior cirugía de implantación y seguimiento. El trabajo no es fácil, ya que se deben resolver todo tipo de problemas para tener buenas condiciones a la hora del injerto.

Por ahora, lo más cercano a la realidad es la creación de órganos de paso parecidos al esófago, como tráqueas o bronquios, pero se espera que se creen órganos más complejos a futuro, como hígados o riñones. De hecho, dentro del grupo de Garrido hay gente que ya está trabajando en ellos, pero la labor es extensa y requiere de mucho más tiempo. 

Según este médico chileno, si todo sale bien con la creación del esófago, el siguiente paso es llevar a cabo un intestino delgado, en el que también se está trabajando en el laboratorio. A diferencia del esófago, el intestino no es un órgano de paso ni tubular (con forma de tubo), sino que absorbe nutrientes, lo que implica muchas otras variantes que complejizan el procedimiento.

“Jugar una final en el mejor equipo del mundo”

Si todo sale bien y el trabajo continúa de la manera en que se ha hecho hasta ahora, el esófago podría estar disponible para su uso como alternativa a los pacientes de aquí a entre cinco o diez años.

“Los desafíos son muchos, puesto que el esófago, si bien es un órgano de paso, no es tan simple como uno tendería a pensar. Pero esa es la idea, seguir investigando para que podamos cambiar la forma en cómo tratamos a nuestros niños. Acá estoy en el lugar y momento indicados. Es como estar jugando una final en el mejor equipo del mundo”, señaló Garrido a El Mostrador.

Esperamos que la creación de este esófago artificial en el que están trabajando arduamente médicos, científicos y docentes, sea parte del camino para resolver algunas de las complicaciones que afectan la salud de las personas.

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