La vida en el campo ha sido históricamente una barrera para la rapidez y eficacia de los diagnósticos médicos. La lejanía y poca conectividad han dificultado la llegada de los médicos con frecuencia, y, más aún, las herramientas para conocer con exactitud lo que les aqueja a los pacientes.

Por lo general, los aparatos tecnológicos destinados a evaluar a los enfermos se encuentran solamente en los hospitales debido a su excesivo tamaño y se hace imposible su traslado. Sin embargo... ¡Hay buenas noticias! Una nueva invención ha ayudado a que esta complicada situación de los lugares menos accesibles poco a poco empiece a cambiar. ¿De qué se trata?

Tan simple como un estetoscopio

Se trata de un equipo ultrasonido de bolsillo, capaz de ser una verdadera ventana completa al cuerpo humano: Butterfly IQ. Lo que permite esta novedosa tecnología, es nada más y nada menos que conectarlo a un iPhone o un iPad para poder realizar un diagnóstico médico a través de las imágenes que ahí se observan, es tan manejable y portable como un estetoscopio.

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La mariposa, el aparato mediante el cual se revisa al paciente, es del tamaño de una afeitadora eléctrica. Butterfly IQ funciona con batería, carga inalámbrica y contiene microchips, además de una carcasa de aluminio anodizado, es decir, modificado químicamente para formar una capa protectora, lo que entrega durabilidad, eficiencia térmica y soporta duras condiciones, por lo que en general no se rompe si se cae.

Utiliza miles de sensores diminutos, cada uno más pequeño que un cabello humano. Estos van colocados sobre un chip informático. Su funcionamiento es parecido a la técnica que usan los murciélagos para localizar objetos.

Tal ha sido el éxito de este aparato inventado por el científico y empresario estadounidense, Jonathan Rothberg, que ya está ayudando a los doctores que trabajan en zonas rurales de África a tener resultados médicos instantáneos de manera muy simple.

NY Times fue testigo del uso de esta tecnología en sectores rurales de Uganda. Gordon Andindagaye, un niño de seis años, tenía una tos persistente y lucía pálido. Ante esta situación, el Dr. William A. Cherniak lo atendió en un banco de una iglesia (es común en la zona que las atenciones médicas se realicen en estos lugares).

El doctor utilizó Butterfly IQ para examinarlo, por lo que mientras el pequeño tenía el brazo sobre la cabeza, Cherniak barría lentamente el pequeño aparato de ultrasonido de arriba a abajo de su pecho. A través del iPhone conectado al ecógrafo, el doctor observó cómo se expandía y contraía el pulmón de Gordon.

Finalmente, el escaneo en la pantalla del iPhone sugirió que sus pulmones tenían líquido y un diagnóstico de neumonía en etapa temprana, por lo que se le recetó un antibiótico y se le ordenó un análisis de sangre para descartar otras enfermedades como tuberculosis, malaria o VIH.

Examen a través de Butterfly IQ y un iPhone/NY Times

De la experiencia nacen ideas

Pero la idea de este aparato no surgió porque sí. Rothberg, su creador, tiene una hija que sufre de esclerosis tuberosa, este extraño trastorno genético causa quistes renales y requiere hacerse constantes ultrasonidos.

Fue en este agotador contexto, con idas constantes al hospital, largos períodos en las salas de espera y ecografías que le quitaban mucho tiempo, que buscó una forma más fácil de lidiar con la enfermedad de su hija.

Rothberg decidió que no seguiría perdiendo más tiempo y, con la experiencia que tenía en el tema, creó él mismo un sistema para hacer los ultrasonidos a través del celular. Sin embargo, este no era el primer producto innovador del empresario, a finales de 2010 inventó el primer secuenciador de ADN de alta velocidad, uno que permite leer el genoma humano usando tecnología digital.

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Esta vez el ingenioso hombre buscó la economía y la sencillez para lidiar con los ultrasonidos de su hija a través del sistema de Butterfly IQ. Este pequeño aparato, permite compartir la ecografía de cuerpo entero a una nube que puede estar conectada con otros expertos y a internet de forma segura.

Rothberg dijo a BBC que su innovación tiene como objetivo "democratizar" la salud. Y así es, porque Butterfly IQ se compra por internet, su precio es de US$ 2.000, un poco menos de CLP$ 1.5 millones (un valor mucho menor al de los sistemas de los hospitales y clínicas) y se puede pagar en cuotas.

En el siguiente video se muestra el funcionamiento del aparato:

De África al mundo

Pero no solo África, el ecógrafo también tiene un gran potencial en las zonas rurales de Asia y América Latina, donde las máquinas de rayos X más cercanas pueden estar a horas de distancia y los únicos escáneres de tomografía computarizada y resonancia magnética, pueden estar en la capital del país.

Rothberg entiende el beneficio de este invento y lo que puede significar en los países más pobres. Por eso, ha donado ecógrafos a organizaciones benéficas médicas que trabajan en 13 países de bajos ingresos.

Este aparato sin duda también ayuda a prevenir las recetas con diagnósticos equivocados, que muchas veces terminan en la prescripción excesiva de antibióticos, lo que es común en los países más vulnerables, donde a menudo es imposible obtener radiografías de confirmación.

Por ahora, Butterfly IQ se utiliza principalmente para detectar neumonía, una de las principales causas de muerte de niños en los países más pobres y que con frecuencia se diagnostica erróneamente.

Sin embargo, también se usa para analizar otros órganos, como el hígado, testículos o la tráquea, recordemos que el aparato es para ser utilizado en todo el cuerpo.

Aunque el potencial diagnóstico de Butterfly es muy grande, es importante enfatizar la capacitación adecuada para su utilización. Aprender a interpretar las imágenes borrosas en blanco y negro en la pantalla de un iPhone o iPad, reconocer los órganos y hacerlo de manera correcta para detectar anomalías, es una habilidad que puede tomar meses.

La Fundación Gates, una de las patrocinadoras del aparato, está preparando un software destinado a guiar a los usuarios no entrenados a medida que escanean.

Los doctores Anguyo y Cherniak, que trabajan en Uganda, explicaron que el éxito se logrará cuando los diagnósticos de los encargados de atender a los pacientes, que muchas veces no son médicos, coincidan con los de los especialistas en ultrasonido en al menos el 80% del tiempo.

En el caso de Gordon, un revisor canadiense confirmó el diagnóstico, y tras empezar a tomar antibióticos, a las horas se sintió mejor. Sin embargo, el revisor dijo que el tratante necesitaba mejorar su técnica sosteniendo el ecógrafo en un ángulo más agudo y configurándolo para proyectar ondas de sonido más profundas.

Los avances en inteligencia artificial, diagnosis y almacenaje de datos electrónicos, están impulsando un cambio en la industria de la salud y en la forma en que accedemos a ella. Este aparato sin duda está revolucionando la manera en que se practica la medicina.

De hecho, Rothberg espera que su invento sea tan revolucionario como lo fue el estetoscopio hace 200 años. Nosotros también esperamos que así sea y que, sobre todo, ayude a miles de personas.

¿Conoces otra innovación que permita acercar la medicina a zonas rurales?