¿Alguna vez habías leído o escuchado algo referente a la tortuga leopardo? Pues confieso que, por lo menos este humilde servidor, no tenía ninguna referencia de dicho espécimen que habita en la sabana africana y cuyas características externas la hacen bastante llamativa a la vista.
Más allá de su gran tamaño (casi 70 centímetros de largo, la segunda tortuga más grande de África), su alto y abovedado caparazón es lo que más resalta de esta tortuga que, recientemente, ha inspirado a un grupo de investigadores estadounidenses para desarrollar un innovador tratamiento para la diabetes tipo 1.
¿Cómo funciona la curiosa píldora que podría cambiar y simplificar el tratamiento de esta enfermedad?
La diabetes es una enfermedad conocida mundialmente, caracterizada por la poca producción de insulina, hormona que regula la cantidad de azúcar en la sangre. Sin tratamiento, este padecimiento produce severas consecuencias en diferentes órganos del cuerpo, así como en el sistema nervioso.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes, que por su tipología se clasifica en 1, 2 y gestacional, la padecen 422 millones de personas (si consideramos las estadísticas actualizadas hasta 2014), y solo en 2015 "fallecieron 1,6 millones", como consecuencia directa de dicha enfermedad.
Los síntomas, en el caso de la diabetes tipo 1, tal y como especifica el organismo interncional de salud, pueden ir desde la "excreción excesiva de orina, sed, hambre, pérdida de peso, trastornos visuales y cansancio", hasta el tratamiento popularmente conocido para esta enfermedad que consiste en el suministro de dosis de insulina a través de inyecciones, porque el páncreas no es capaz de producirla por sí solo.
Pero, ¿y si existiera una píldora que facilitara el tratamiento a las personas que son insulinodependientes?
El pasado 7 de febrero, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) dio a conocer un particular tratamiento para la diabetes tipo 1, estudio que desarrollaron en conjunto con otras instituciones académicas y médicas de Estados Unidos y que está inspirado en el sistema de "autorientación" de las ya mencionadas tortugas leopardo.
"Esta tortuga, que se encuentra en África, tiene un caparazón con una cúpula alta y empinada, que le permite enderezarse si rueda sobre su espalda. Los investigadores utilizaron modelos digitales para crear una variante de esta forma para su píldora, que le permite reorientarse, incluso en el entorno dinámico del estómago", explican desde el MIT.
¿Y por qué es importante la forma en la que cae la píldora en el estómago? Porque "la base" de dicha pastilla (la zona que está en contacto directo con el organismo, por así decirlo), cuenta con una aguja de insulina comprimida que se inyecta en el tejido estomacal y que suministra la hormona.
El diseño, básicamente, es una optimización del trabajo realizado por el gastroenterólogo y médico asociado del Brigham and Women's Hospital, Giovanni Traverso, quien en 2014 dio a conocer a través del MIT una píldora con múltiples y pequeñas agujas para reemplazar el tratamiento por inyecciones.
Esta revolucionaria cápsula, creada en conjunto por Robert Langer, profesor del Instituto David H. Koch y miembro del MIT, y el anteriormente mencionado Traverso, contó con el apoyo de la farmacéutica danesa Novo Nordisk, quienes se involucraron en la financiación de dicho proyecto, así como en el proceso de pruebas y testeos del fármaco.
Cuando la píldora se encuentra en el interior del organismo, la aguja que forma parte de su composición y que está hecha de insulina liofilizada (proceso químico que permite que un producto previamente congelado pase de sólido a gaseoso sin intervención de líquido), se inyecta en la pared del estómago y la hormona se disuelve en aproximadamente una hora, según detalla el artículo del MIT.
Además, el estudio resalta que "los investigadores no encontraron efectos adversos" y que "después de que la cápsula libera su contenido, puede pasar inofensivamente a través del sistema digestivo".
Pero, ¿ese pinchazo de la píldora no es doloroso? Los investigadores explican en su estudio que las paredes estomacales "no tienen receptores de dolor" y que, por lo tanto, los pacientes que ingieran el fármaco no sentirán molestia alguna.
Los padres de esta innovación ya han pensando en futuras aplicaciones médicas para la cápsula y Traverso afirma que la motivación principal es: "Facilitar a los pacientes tomar medicamentos, en particular a aquellos que requieren una inyección", señala.
Además, segúnLars Fogh Iversen, vicepresidente senior de tecnologías de investigación global de la farmacéutica Novo Nordisk, "la compañía está considerando otras áreas además de la diabetes, incluida la obesidad, la hemofilia y las hormonas de crecimiento".
"Los planes preliminares parecen muy prometedores [...], sin embargo, son los primeros días y hay que trabajar más", agrega el directivo danés.
Por su parte, Traverso recalca que aunque las primeras pruebas, realizadas en cerdos, no mostraron inconvenientes, ya están trabajando en probar las dosis en animales de mayor tamaño, así como agregar sensores a las cápsulas para conocer, en detalle, su ubicación una vez dentro del organismo.
"Ambos pasos serán esenciales para convencer a los reguladores de que las cápsulas son lo suficientemente seguras y eficaces para reemplazar las inyecciones de insulina", puntualiza.
Aunque los creadores de esta cápsula, así como los institutos y empresas involucrados en el desarrollo de la misma, no han dado a conocer un plazo o periodo para el lanzamiento del fármaco (obviamente a la espera de que las autoridades sanitarias den el visto bueno), se trata, sin dudas, de un avance tecnológico y médico que podría cambiar la forma de ver un padecimiento como la diabetes, simplificando el día a día de las personas que son insulinodependientes.