Se dice que el destacadísimo autor de El Quijote, Miguel de Cervantes, tenía tertamudez, y que se expresaba mucho mejor por escrito que hablando y como él, hay millones de personas que viven con esta condición. Se calcula que son cerca de 76 millones en el mundo.

Tartamudear es algo que acompleja a muchas personas. A veces, si el tartamudeo es muy notorio, se avergüenzan, prefieren esconderlo y muchas veces terminan aislándose. Es una condición que todavía no tiene cura, pero sí existen técnicas para poder llevarlo de una mejor manera.

¿Por qué hay personas que tartamudean?

Algo tan simple como querer pedir una Coca-Cola, puede ser ultra complejo para una persona que tartamudea. De hecho, para ahorrarse problemas, probablemente pedirá agua u otra bebida con un nombre que sea más fácil de decir.

Situaciones como la anterior, viven día a día millones de personas con tartamudez. A algunas esto les afecta más que a otras, pero todas conviven con una lucha interna por poder hablar con mayor fluidez.

El tartamudeo es un trastorno del habla y se caracteriza por la repetición de los sonidos, sílabas o palabras. También tiene que ver con la prolongación de sonidos y bloqueos. En realidad, una persona que tartamudea sabe exactamente lo que quiere decir, pero tiene problemas para hacerlo. Además, esto puede estar acompañado de parpadeo rápido de los ojos o temblor de los labios, por ejemplo.

Antes se creía que todos los casos de tartamudeo eran causados por un trauma emocional, sin embargo, se sabe que esto no es algo común. La verdad es que todavía no hay certeza de qué es lo que provoca esta condición, aunque se cree que podría ser algo genético. Y como dato curioso, afecta más a los hombres que a las mujeres.

El error de buscar la fluidez

Uno de los programas que ha tenido bastante éxito y que ha ayudado a miles de personas con tartamudez desde 1924, es McGuire, que a través de diferentes metodologías recopiladas por el holandés Dave McGuire, ha logrado quitarle los miedos a personas de más de 25 países del mundo. Y afortunadamente, Chile es uno de ellos.

Cada año, llegan al programa personas que buscan mejorar su fluidez. Sin embargo, en McGuire dicen que ese no es el objetivo, que lo primero es la autoaceptación y que, aunque suene curioso, cuando las personas dejan de enfocarse en la fluidez como objetivo principal, muchas veces logran obtenerla como un subproducto. Por eso, ellos aseguran que la meta debe ser la elocuencia.

Las personas con tartamudez son demasiado conscientes de su condición, tanto, que identifican perfectamente cuáles son las palabras o letras que les cuesta decir. Y, a veces, en ese esfuerzo por pronunciar bien, todo resulta peor. Viven pequeñas frustraciones diarias y, en ocasiones, algunos aspectos de su vida se ven condicionados por la tartamudez, por ejemplo, al momento de elegir una carrera.

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¿El programa que promete maravillas?

Desde 2015 que McGuire realiza cursos en Chile. El director del programa en Latinoamérica, Alfredo González, cuenta a El Definido, desde México, en qué consiste el trabajo que realizan.

González explica que el programa dura 48 horas divididas en tres días y medio de trabajo, y que está enfocado para adolescentes y adultos. En ese periodo cortísimo de tiempo, los asistentes aprenden distintas técnicas físicas y estrategias mentales que los ayudan a vivir su tartamudez de una mejor manera.

Sí, en solo 48 horas los resultados son impactantes y esto es algo que provoca desconfianza en un comienzo. ¿Cómo es posible que un hábito tan arraigado como la forma de hablar se quita así, en un abrir y cerrar de ojos?

Una de las técnicas que utilizan, por ejemplo, es hacerlos repetir su nombre varias veces y decir que tienen tartamudez. Como en este caso a continuación:

González, al igual que la mayoría de quienes se inscriben, dudaba que en tan poco tiempo pudiera cambiar radicalmente, pero se atrevió y en 2013 participó en el curso en Ciudad de México. Desde ahí que ha estado involucrado con el programa que, según él, le cambió la vida.

En el curso le entregan a las personas todas las herramientas para que pierdan el miedo a hablar y les sea mucho más fácil desenvolverse cuando lo hacen. “Uno ve los testimonios en internet y dice 'guau que maravilla', pero no es más que un condensado de bastante trabajo y sustituir hábitos", nos explica.

El caso de uno de los creadores de “Es de roto”: una disciplina deportiva

Algo parecido le ocurrió a Juan Pablo Villagra, el co-autor de los libros y el sitio de Facebook e Instagram Es de roto. Él fue al curso en 2015, luego de varios intentos fallidos con psicólogos, fonoaudiólogos, psiquiatras e incluso hipnosis.

Por internet se enteró de la existencia de McGuire y apenas supo que impartirían un curso en Santiago, se inscribió. Temía volver a ilusionarse, invertir una suma considerable de dinero y no tener resultados, pero esta vez fue distinto. "Para mí fue un switch que me cambió radicalmente la vida", confiesa a El Definido.

Al principio, “obviamente desconfíe”, dice Villagra, aunque cuenta que había visto reportajes por internet de cadenas importantes de televisión de otros países en que demostraban su eficacia. Lo que terminó convenciéndolo de que podía ser una buena alternativa, fue cuando conoció el testimonio del famoso cantante británico Gareth Gates; a él sí que le creyó.

Antes de participar en el programa, Villagra siempre buscaba alternativas para no comunicarse mucho con las personas. Para él, la tartamudez era un freno que afectaba la forma en que se desenvolvía laboralmente. “Después del curso me siento más cómodo en todo sentido, me he podido desarrollar en lo que yo quiero y no solo en lo que me alcanza", asegura.

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Por las vueltas de la vida, ahora es locutor de radio, ha tenido que hablar en público presentando su libro e incluso se ha dado cuenta de que le encantan las cámaras. "Yo antes de esto, jamás hubiese podido hacerlo, no me hubiese atrevido", dice.

Instagram

Para Villagra, lo que hace que este programa sea tan exitoso, es que tiene un tratamiento similar al de una disciplina deportiva.

“En estos cuatro días que uno está ahí, aprendes a hablar prácticamente desde cero con una nueva técnica y practicándose hasta un nivel de agotamiento bien alto. Yo creo que la repetición y el ejercicio constante, ayuda a que sea un curso que es sostenible en el tiempo, porque uno siempre tiene que estar practicando” nos cuenta.

González es enfático en aclarar que esto "no es una cura para nuestra tartamudez, sino que aprendemos a convivir mejor con ella, a tener herramientas que nos ayuden a comunicarnos de manera más eficiente, pero está lejos de ser un remedio milagroso", explica González.

De hecho, a pesar de los tremendos avances que los participantes muestran después del curso, el trabajo continúa, es necesario practicar. Quienes se gradúan, pero no siguen practicando y aplicando la técnica de respiración, podrían continuar con problemas para hablar. "Esto es como un deporte, si no practicas, no puedes ser un buen deportista, en este caso, si no practicas, no puedes ser un buen orador", dice Villagra, quien además ha participado ayudando a los alumnos nuevos, en todos los cursos que McGuire ha realizado en Chile.

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En octubre, McGuire estará nuevamente en Chile y dictarán un curso para niños y otro para adultos. Quienes estén interesados, tendrán que romper el chanchito, porque tiene un costo de 1.320 dólares (equivalente a 872.520 pesos), lo que además, les permite convertirse en miembros vitalicio del programa. Pero ojo, porque si al segundo día decides que no es para ti, te devuelven tu dinero. Sí, es caro, pero los testimonios recabados por El Definido, indican que vale la pena.

Bonus: ¿cómo hablar con alguien que tartamudea?
A veces nos toca hablar con personas con tartamudez y nos complica no saber si prefieren que los ayudemos a terminar las frases o si simplemente quieren que mejor nos tomemos el tiempo para escucharlos. La Fundación Stuttering entrega algunos consejos:
● Evita los comentarios como: "disminuye la velocidad", "toma aliento" o "relájate”. Estos no ayudan.
● Hazle saber a la persona con la que estás hablando, que estás escuchando lo que dice y no cómo lo dice.
● Mantén el contacto visual natural y espera con paciencia hasta que la persona termine de hablar.
● Es normal que sientas la tentación de terminar oraciones o de completar palabras, pero intenta no hacerlo.

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