*Esta nota fue publicada originalmente en 2017.
Personas vestidas de astronautas reciben a los niños en un edificio lleno de colores, estrellas, planetas y naves espaciales. Al entrar, los niños pasan a una salita de juegos donde les narran el cuento de Ragú, un marciano que explora el universo y las galaxias junto a sus amigos. Luego los visten con trajes coloridos y uno a uno van pasando a vivir la experiencia mágica a las salas especiales, de las que todos salen contentos.
No se trata de una obra de teatro o de una visita al Planetario. Lo anterior es una visita al doctor, una ida a un centro médico para realizarse radiografías, una resonancia magnética o un scanner. Aunque diferente, con médicos astronautas y máquinas en forma de naves espaciales.
Se trata del nuevo centro Anestimagen, que abrió sus puertas este lunes en la comuna de San Miguel, gracias al esfuerzo de un grupo de médicos y profesionales de la salud, quienes se unieron y juntaron sus propios recursos para dar vida a un espacio único que busca cambiar la cara de la salud en Chile. ¿Cómo?
Con equipamiento de primera calidad, espacios amplios, inclusivos y acogedores, médicos cercanos y amantes del buen trato; y lo mejor, a precios éticos para todos, con convenios con todas las instituciones privadas de Salud y Fonasa.
La cabeza de este tremendo proyecto, que tiene por lema “Un precio ético y un trato digno” es el doctor Patricio Mardonez, quien luego de trabajar más de 15 años como médico en salud pública, especialmente con pacientes con capacidades diferentes; se dio cuenta que urgía en Chile un lugar como éste, para que nunca más un niño asocie la ida al médico con el miedo y la ansiedad.
En El Definido conversamos con él, y esto fue lo que nos contó de su experiencia.
A la derecha, el doctor Patricio Mardonez |
“Nació después de trabajar más de 15 años en la salud pública, y darme cuenta que este sistema no está preparado para recibir ni para atender pacientes con capacidades diferentes. No cuentan con espacios ambientados para ellos como baños para pacientes que llegan en camilla o silla de ruedas, y no se les da el tiempo suficiente de atención que merecen, porque 15 minutos claramente no es lo óptimo (…)
Este espacio nace entonces en San Miguel, porque es en el sector sur de Santiago donde existe el 23% de los pacientes con capacidades diferentes, y hay una lista de espera tremenda para realizarse resonancias magnéticas, procedimientos con sedación, escáners, ecografías, etc. Y si bien está enfocado para niños, cualquier persona puede venir a atenderse aquí, pagando un precio ético por un servicio de salud de calidad asegurado”.
“Con costo ético nos referimos a un costo que se puede pagar por todos, y por eso trabajamos con Fonasa, respetando sus aranceles. Esto porque como prestadores de salud debemos asegurar una salud de calidad, pero también debemos velar por contener los costos de atención en la salud, optimizando los recursos. No es posible que una resonancia magnética tenga una diferencia de precio de más del 200% entre una clínica A y una B”.
“Cuando íbamos a los bancos nos pegaban un portazo en la cara, entonces decidimos que debíamos levantarlo con fondos propios, con recursos de nuestros propios bolsillos, y con la esperanza de que a futuro, se nos reconocerá como un servicio ético, bueno, de calidad y de calidez humana”.
“Queremos humanizar la medicina dando una visión diferente de lo que es la atención de salud. Queremos que ir al médico no sea sinónimo de miedo. Los niños cuando ven una bata blanca se asustan y lloran. Nosotros queremos que los médicos y profesionales de la salud nos pongamos en el lado del paciente y busquemos cómo bajar el nivel de estrés y ansiedad para que ellos nos vean como amigos y no como amenaza (...)
Para dar vida a Anestimagen nos enfocamos en cuatro puntos importantes: la calidad de atención (exámenes de óptima calidad), la calidez de la atención (tenemos que darnos el tiempo de atenderlos como les corresponde), la humanización del proceso de atención (un trato personalizado y amable); y por último, la inclusión de todos los pacientes (con espacios necesarios y ambientados a sus necesidades)”.
“Es frustrante saber que existe una enorme lista de espera que impide que, por ejemplo, un niño que convulsionó, deba esperar un año para realizarse un examen. O que pacientes de Chiloé tengan que viajar a Santiago, porque en sus regiones este tipo de exámenes o no se hacen o son impagables. Por ejemplo, una resonancia magnética puede llegar a costar 1 millón de pesos. Aquí, con el arancel Fonasa, nosotros lo hacemos por 70 mil pesos y con máquinas de primer nivel”.
“Los niños no vienen a realizarse un examen, vienen a viajar al espacio. Se les viste con traje de astronauta en lugar de la típica bata de género. Nuestros resonadores han sido animados como naves espaciales, se les cuenta un cuento antes de entrar, se les permite jugar en las salas ambientadas para las distintas edades, con juguetes didácticos y decoración alegre con personajes animados. Entonces, en lugar de una visita al médico, ellos viven una experiencia entretenida, lúdica, cálida y afectuosa. Y los pacientes adultos llegan a salas climatizadas, cómodas y con un trato cercano”.
“Yo conocí a Patch Adams personalmente y vi cómo la risoterapia era la base de su medicina y los efectos que traía en sus pacientes, y quise rescatar el tema de humanizar el sistema de salud. En Chile tenemos muy buenos médicos, pero creo que necesitamos sacarnos la bata blanca y colocarnos una nariz roja de vez en cuando. Tenemos recursos limitados frente a necesidades ilimitadas y por eso debemos todos, en conjunto, remar para el mismo lado, humanizando la atención y entregando el mejor servicio posible, a pesar de las limitaciones existentes”.
El centro de San Miguel es el primero de exámenes de alta complejidad en abrir sus puertas al público en la comuna, pero Patricio nos cuenta que la idea es extenderlo a otros lugares donde se necesita con urgencia, como en zonas más aisladas del sur o regiones donde hay mayor porcentaje de niños con capacidades especiales. Y también ampliarlo a otro tipo de servicios médicos, como consultas e incluso hospitalizaciones.