refugiados, Europa, inmigración, migración, Siria, crisis humanitaria, Andrew Galea Debono, derechos humanos, DDHH, guerra, violencia, abusos, violaciones
Imagen: Andrew Galea Debono

"Esta no es una crisis de migración. No hay crisis en Europa, sólo muy poca voluntad y falta de planificación"

Él es Andrew Galea, un abogado maltés especializado en derechos humanos, que toda su vida ha trabajado con refugiados de todo el mundo. Aquí nos cuenta su experiencia y lo que viven a diario miles de personas que arriesgan todo en una verdadera “ruleta rusa” intentando encontrar algo de paz.

Por Macarena Fernández | 2015-09-07 | 11:53
Tags | refugiados, Europa, inmigración, migración, Siria, crisis humanitaria, Andrew Galea Debono, derechos humanos, DDHH, guerra, violencia, abusos, violaciones
"La sociedad de hoy en día parece admirar a celebridades “de plástico” con nada positivo que decir y demoniza a estos refugiados que son, a menudo, héroes en su lucha por la supervivencia”
Relacionadas

“En primer lugar, hay que describir la situación con las palabras adecuadas. Esta no es una crisis de migración. No hay crisis en Europa. Europa cuenta con la capacidad necesaria para acoger a la cantidad de personas que llegan; allí hay sólo muy poca voluntad y falta de planificación. En comparación con el número de refugiados en otras regiones o países, Europa está recibiendo números mucho más bajos".

"En segundo lugar , la mayoría de las personas que tratan de entrar en Europa no son migrantes, sino refugiados. La diferencia está que éstos últimos son personas que escapan de la guerra, de la tortura y de la muerte. No son personas que sólo buscan un mayor bienestar económico. Así que podemos decir que es una situación de refugiados; y lo primero que debe hacer Europa es aceptar esto y luego mostrar la voluntad de organizarse”.

El que habla es Andrew Galea Debono, un abogado de 37 años, nacido en Inglaterra, que vivió toda su vida en la isla de Malta, por lo que hoy lleva ambas nacionalidades. Andrew, tras obtener el título de abogado, quiso de inmediato dedicarse a hacer una diferencia en la vida de las personas, por sobre ganar dinero. Siempre estuvo muy interesado en lo relacionado a los derechos humanos, y justo en ese tiempo los refugiados en Malta vivían una situación muy difícil. Eran cientos de personas detenidas por un tiempo ilimitado viviendo en condiciones precarias, por el hecho de entrar al país sin los documentos necesarios.

A raíz de esto, Andrew decidió estudiar un Máster en Derechos Humanos y, tras recibirse, comenzó a trabajar de voluntario ofreciendo asistencia legal y humanitaria a los solicitantes de asilo detenidos. Ahí notó el sufrimiento y el daño causado por las políticas de detención y con la ayuda de una compañera, abrió una causa judicial en contra del gobierno de Malta, logrando que se redujera la duración de la detención de un período ilimitado a 18 meses (hoy la detención casi no existe). Este fue el inicio de su carrera y desde ahí que no ha cambiado de rumbo. Los refugiados y sus derechos se han convertido en su lucha diaria. Aquí su historia.

Codo a codo con los refugiados

Actualmente Andrew se dedica a identificar y entrevistar a los refugiados que se enfrentan a grandes dificultades en sus países de asilo, presentando estos casos a terceros países para trasladarlos y reasentarlos en las mejores condiciones posibles.

Ha trabajado con refugiados de distintas partes y conflictos del mundo y hace unos días se trasladó a la República Democrática del Congo, país que a pesar de cargar con graves problemas propios, acoge a más de 120.000 refugiados de los países vecinos. Cuenta que “a diferencia de lo que mucha gente piensa, la gran mayoría de los refugiados están siendo acogidos en países en vía de desarrollo”.

- ¿En qué conflictos has trabajado y de qué forma?

“He trabajado con gente que ha huido de los conflictos en Somalia, Myanmar, Sri Lanka, Costa de Marfil, Libia, Colombia, así como de la dictadura en Eritrea. Algunos de estos conflictos se han calmado en los últimos tiempos, mientras que otros todavía siguen. Generalmente trabajo con las personas que cruzan las fronteras en busca de seguridad en otros países, como parte de organizaciones (ya sean ONGs o ACNUR) que buscan soluciones duraderas para estas personas. Estas soluciones duraderas consisten en la integración local en el país de acogida o, si la situación en el país de acogida sigue siendo peligrosa o extremadamente difícil, tratamos de ver si un tercer país está dispuesto a acoger a estas personas. Una vez que el conflicto en el país de origen termina y es seguro volver, muchas personas quieren regresar a sus hogares y nosotros los ayudamos en ese retorno”.

- ¿Cómo es la vida de un refugiado que quiere cruzar el Mediterráneo?

“He trabajado con muchas personas que cruzaron el desierto del Sahara y luego el mar Mediterráneo. Todos ellos hablan del gran temor que sentían antes y durante el viaje, y de la desesperación que les llevó a arriesgar sus vidas de tal manera. Antes del viaje, la mayoría tratan de convencerse de que no van a morir, que Dios los protegerá. Otros están dispuestos a arriesgarlo todo, incluso si son conscientes de que pueden morir, porque lo que dejaron atrás es aún peor que la muerte. Por lo tanto, se enfrentan a una situación de ruleta rusa donde saben que pueden morir, pero si sobreviven pueden empezar una nueva vida. Es horrible pensar que tienen que pasar por este horror sólo para obtener lo que cada persona debe aspirar como normal. Una vez que sobreviven a la brutal travesía del Sahara, a menudo se ven obligados una vez más a arriesgar sus vidas. Las condiciones de los refugiados que viven en el norte de África son muy duras y tienen pocos o ningún derechos. Es casi imposible encontrar trabajo, muchos sufren discriminación y deportación, mientras que las mujeres se enfrentan a abusos sexuales durante el viaje”.

Historias que lo han marcado para siempre

A lo largo de su carrera, Andrew ha conocido a cientos de refugiados con los que ha compartido sus difíciles historias. Muchos de ellos han logrado salir adelante en países de acogida, pero el camino que han tenido que recorrer, no ha sido fácil. Cada uno cuenta con una historia de vida marcada por la guerra, tortura, dictaduras, familiares muertos, hogares destrozados, rechazo insistente, deportaciones, etcétera; pero si hay algo que el abogado rescata de cada uno de ellos, es la increíble fuerza interna que tienen y el hecho de no perder jamás las esperanzas de encontrar un lugar seguro para vivir, aunque esto signifique un riesgo constante de muerte.


Andrew, de camisa celeste, junto a Zac, un joven refugiado de Sudán, que viajó solo a Europa siendo un menor de edad. Llegó a Malta a salvo, pero fue trasladado a Alemania, donde murió después de unos años por problemas de salud. Andrew lo recuerda como un “joven alegre y positivo, que tuvo una vida muy dura”.

“En un campo de refugiados en Malta, conocí a un hombre somalí que parecía muy extraño, casi desagradable, pero los demás somalíes lo trataban con especial cuidado y respeto. Me sorprendió esto. Poco a poco, traté de acercarme más a este hombre para ver si podía ayudarlo de cualquier manera. Finalmente, descubrí que el señor había visto a su esposa y siete de sus nueve hijos brutalmente asesinados delante de él por extremistas en Somalia. A partir de ese día nunca se recuperó emocionalmente y entró en su propio mundo. No puedo ni imaginar el dolor que debe haber sentido y, sin embargo, el señor cruzó el desierto del Sahara y el mar Mediterráneo, arriesgando su vida para ofrecer algo de esperanza a sus dos hijos sobrevivientes”.

“Otra historia que nunca olvidaré es la de una familia colombiana, cuyo hijo de 18 años desapareció tras negarse a ser reclutado por un grupo guerrillero. Al recibir información anónima, la familia descubrió su cuerpo y tuvo que sacarlo de la tierra donde estaba enterrado. A los padres les resulta tan difícil describir lo que sintieron al ver el cuerpo en descomposición del que fue su querido hijo... Después de recibir ellos mismos amenazas de muerte, tuvieron que huir de Colombia con sus dos hijos sobrevivientes. Finalmente les ayudamos a ser reasentados a Uruguay gracias a un programa establecido con el gobierno de ese país. Tuve la oportunidad de visitar a esta familia en Uruguay y me quedé sorprendido de verlos haciendo su mejor esfuerzo por comenzar una nueva vida y ser positivos, a pesar del trauma vivido. Los padres encontraron rápidamente un trabajo mientras que los niños se centraron en continuar sus estudios. También fue maravilloso ver la forma en que los vecinos de la pequeña ciudad a donde se trasladaron, los aceptaron como amigos y han hecho lo mejor para ofrecerles todo el apoyo que está en sus manos. Esta es la solidaridad humana en su mejor forma”.

“Siempre me acuerdo también de la historia de un hombre camerunés, cuyos amigos murieron en el desierto del Sahara después de que fueron abandonados por contrabandistas en el medio de la nada. El hombre se desplomó en la arena y estaba seguro de que iba a morir también, ya que estaba perdiendo el conocimiento. Mientras yacía allí en el vasto desierto, tuvo la suerte de que un nómada tuareg lo encontró y lo salvó. Lloró profundamente mientras me contaba esta experiencia cercana a la muerte. Pero sus tragedias no terminaron allí. Con el tiempo llegó a la costa norte de Marruecos y trató de nadar hacia el enclave español de Ceuta, ayudando a una joven embarazada a nadar también los dos kilómetros hacia su destino. Después de haber nadado durante toda la noche, fueron vistos por la policía española y fueron trasladados en un barco. En vez de ser ayudados, ambos fueron llevados de vuelta cerca de la costa marroquí y fueron arrojados de nuevo al mar. La mujer perdió a su hijo no nacido como consecuencia de ese episodio. El hombre finalmente llegó a Europa en otra ocasión. Había pasado por demasiados traumas para no tratar de lograr, al fin, su sueño de llevar una vida normal”.

“Dejemos de ver a los refugiados como una piedra en el zapato”

- ¿Qué opinas de lo que está pasando hoy en Europa?

“Cuando hay guerras, la gente huye a lugares seguros. Siempre ha sido así. También sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la gente huyó de países europeos. En el último par de décadas, ha habido un flujo constante de personas que huyen de guerras en África y el Medio Oriente, con algunos de los refugiados en dirección a Europa. El número de personas huyendo para buscar seguridad en Europa ha aumentado recientemente, ya que las guerras en Libia y Siria son geográficamente más cercanas y el número de personas desplazadas por esos conflictos es grande. Sin embargo, debemos tener en cuenta que Europa sólo recibe un porcentaje pequeño de los refugiados que huyen de Siria. La mayoría (casi 2 millones) están acogidos en Turquía, mientras que Líbano acoge a más de un millón de personas. Egipto, Irak y Jordania comparten otro aproximadamente millón de personas”.

“Creo que cada país debe desempeñarse en ayudar a las víctimas del conflicto sirio en un momento de gran tragedia. Europa también tiene que ayudar, pero en cambio está cerrando sus fronteras, incluso más de lo habitual y fingiendo que no hay nada más que se pueda hacer. Poco a poco, esta tendencia a cerrar las fronteras parece estar finalmente cambiando a medida que la conciencia pública está haciendo comprender la magnitud de la tragedia humanitaria que se está desarrollando - pero no todos los países europeos están mostrando una actitud positiva hacia una respuesta europea conjunta. Al cerrar las fronteras a países seguros, estamos convirtiendo el acceso a la protección en una lotería donde la muerte es inminente”.

- ¿Qué es lo más urgente para ayudar a los refugiados?

“Tenemos que crear sistemas en que la asistencia a los refugiados está organizada y bien planificada. No podemos abandonar a la gente en lugares difíciles sin recursosy esperar que se queden allí por muchos años. Por ejemplo, Europa podría establecer un buen programa de reasentamiento con todos los países que toman un número justo de refugiados y que planifican su llegada. De esta manera, vamos a estar preparados y los refugiados no se verán obligados a arriesgar sus vidas para acceder a la seguridad. Sin embargo, otros países del mundo con los recursos necesarios también deben ayudar. Por ejemplo, ninguno de los países del Golfo, que son países ricos por el petróleo, está haciendo algo para ayudar a los refugiados sirios. Este es un problema mundial y todos los países deben tratar de ayudar, incluso los países en América del Sur. Ayuda financiera y material también debe ser enviada a países como Turquía y Líbano que están recibiendo a la mayoría de los refugiados sirios y que están encontrando dificultades para hacer frente a esta situación.

- ¿Por qué hay países tan reacios en acoger a los refugiados?

“Hasta ahora, en mi opinión, hay una mala o ninguna planificación y esto viene de la falta de voluntad para dar amparo a los refugiados. Muchos europeos tienen miedo de que lleguen demasiadas personas y cambien la cultura europea, ya que son de diferentes razas o religiones.Los europeos también tienen miedo de que los refugiados les quiten sus puestos de trabajo. Los políticos responden a la opinión pública y, a menudo, tienen miedo de perder votos si son demasiado acogedores con los refugiados y con los migrantes económicos. Ellos piensan que al hacer más difícil la entrada a Europa para los refugiados y migrantes económicos, lograrán disuadir a la gente de tratar de llegar allí. Y en realidad no ha sido así y estas restricciones sólo han obligado a la gente a tomar más riesgosen sus viajes y como resultado, muchas personas mueren en el trayecto.Para superar estos miedos y la idea de que Europa está siendo inundada, uno puede mirar estadísticas y queda claro que, efectivamente, Europa tiene capacidad de sobra para acoger a los refugiados que están llegando, si los mecanismos adecuados se implementaran”.

- ¿Conoces casos de éxito de políticas públicas que hayan permitido integrar a los refugiados de forma productiva?

“Hay muchas iniciativas que pueden ayudar a las personas a integrarse en la sociedad de acogida. EE.UU. tiene una larga historia de aceptar a refugiados de diferentes culturas a través de su programa de reasentamiento y hacen un buen trabajo. Ponen el aprendizaje de la lengua local como una parte importante de las obligaciones de los refugiados y les permiten obtener los permisos de trabajo a su llegada. También asignan trabajadores sociales para las familias de refugiados y tratan de ayudarles a encontrar trabajo”

“En Suecia, a las diferentes localidades se les da la responsabilidad de establecer buenos sistemas de acogida para los refugiados y estas localidades se eligen de acuerdo a sus capacidades. Aquí, también se da mucha importancia al aprendizaje del idioma. Creo que ofrecer una vivienda adecuada, buena orientación cultural, el acceso al trabajo o la educación y el aprendizaje de la lengua local, son todas claves para la integración de los refugiados. También es necesario imponer obligaciones a los refugiados de desempeñar su papel, para asistir a clases de lengua y hacer todo lo posible para encontrar trabajo tan pronto como sea posible. Una vez que los refugiados están trabajando y pagando impuestos, ya no son una carga para el estado, sino que en realidad están contribuyendo al país anfitrión. Sin embargo, aceptar y acoger a los refugiados no sólo debe ser realizado para obtener una fuerza de trabajo más grande que paga impuestos. Los países también deben tratar de ayudar a los refugiados que están enfermos o que tienen capacidades diferentes y aceptar que algunos de ellos no serán capaces de trabajar. El reasentamiento de refugiados debe ser primero y ante todo, un programa humanitario. Por último, es esencial que la población local tienda la mano a los refugiados, sino habrá el riesgo de aislar a la población de refugiados y de que se creen guetos”

- ¿Cuál sería la estrategia ideal, en tu opinión, para resolver este problema?

“La opinión pública parece que está cambiando, sobre todo después de las trágicas fotos de niños muertos que se han mostrado en los medios de comunicación en los últimos días. Ahora es el turno de los políticos para comenzar a avanzar en hacer algo. Tienen que organizarse y comenzar un programa de reasentamiento realista, en la que todos los países desempeñen su papel. Para obtener ideas sobre cómo desarrollar un programa de este tipo, pueden mirar los ejemplos de EE.UU. y Canadá que durante años han tenido programas de reasentamiento muy positivos y grandes. Los europeos no tienen que inventar algo nuevo, sino simplemente mirar las buenas prácticas que otros países ya han estado haciendo desde hace varios años. Pero creo que la ayuda no debe parar con Europa. Creo que todos los países del mundo deben desempeñar su papel de acuerdo a su capacidad. Sé que algunos países de América del Sur ya están ofreciendo asilo a los refugiados sirios. Después de todo, si no somos solidarios con los demás seres humanos en extrema necesidad, entonces, ¿qué dice eso acerca de nosotros y nuestras sociedades?Qué triste sería nuestra vida si sólo existiéramos para vivir con comodidad y no hacer nada para ayudar a los demás.

- ¿Cuáles han sido las mayores lecciones de este trabajo para ti?

“Siempre me sorprende lo fuerte que son las personas y cómo logran sobrevivir a los acontecimientos más horribles. He conocido a muchas personas que han visto a los miembros de su familia siendo asesinados frente a ellos, o a mujeres que han sido violadas brutalmente. El hecho de que muchos de ellos todavía tengan la esperanza de una mejor vida y, a veces, hasta logren sonreír y trabajar duro para mejorar su situación, demuestra que nada es imposible. Lamentablemente, en lugar de alabar a estas personas increíbles y resistentes, la sociedad de hoy en día parece admirar a celebridades “de plástico” con nada positivo que decir y demoniza a estos refugiados que son, a menudo, héroes en su lucha por la supervivencia”.

Dejemos de ver a los refugiados como una piedra en el zapato. Dejemos de ver el asilo como un tema de caridad. Los refugiados son personas como tú y como yo que sólo quieren rehacer sus vidas en un país seguro para brindarles un mejor porvenir a sus familias.Una vez que ellos comienzan a trabajar y a pagar impuestos en los países de acogida, están contribuyendo a la economía local. Son personas con tremendas habilidades, experiencias y gran potencial. Albert Einstein y Sigmund Freud son sólo dos de los muchos refugiados que han cambiado el mundo para mejor”.

¿CÓMO TE DEJÓ ESTE ARTÍCULO?
Feliz
Sorprendido
Meh...
Mal
Molesto
ESTADÍSTICAS: APOYO A FRASES DE ESTE ARTÍCULO
Estas estadísticas sólo se le muestran a los usuarios que ya han dado su opinión con un click sobre alguna de las frases rojas destacadas en el texto del artículo.
Comentarios
Marcia Mella | 2015-09-14 | 20:04
0
"Qué triste sería nuestra vida si sólo existiéramos para vivir con comodidad y no hacer nada para ayudar a los demás" . Qué idea tan potente para la sociedad que hemos creado. Es tan común escuchar a la gente decir "no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti". En el fondo, queremos vivir sin molestar a nadie para que, a su vez, nadie nos moleste. Qué distinto del consejo que dio Jesús: " todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos" (Mateo 7:12).
responder
denunciar
apoyar
Amanda Carrillo | 2015-09-16 | 00:07
0
Lo más triste de esto es que me pongo a pensar en una situación hipotética en la que (nuevamente) países europeos desarrollados estuviesen en esa situación, y cuán distinta sería la actitud del resto de los países (de todo el mundo) al ofrecer ayuda. Se los pelearían...
responder
denunciar
apoyar
* Debes estar inscrito y loggeado para participar.
© 2013 El Definido: Se prohíbe expresamente la reproducción o copia de los contenidos de este sitio sin el expreso consentimiento de nuestro representante legal.