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¿Fuera las empresas o fuera las comunidades? Así se concilian los intereses en Chile

Casa de la Paz se dedica a mediar entre empresas y comunidades, para lograr un desarrollo sustentable donde nadie pase a llevar al otro con sus intereses y todos salgan beneficiados.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2014-05-09 | 11:00
Tags | Empresas, comunidades, medioambiente, sustentabilidad, negociación, acuerdos, Casa de la Paz, Ximena Abogabir, Ashoka
"No se trata de parar el desarrollo e irse todos a cultivar la huerta orgánica en la granja, porque somos demasiados"
Claves
- Identificar intereses de ambas partes

- Redactar un documento neutral

- Instalar el diálogo con compromisos concretos

- En la sustentabilidad todo ganan, pero también deben ceder
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¿Se acuerdan el caso de Freirina? La planta de Agrosuper en dicha comunidad tenía serias irregularidades, los sistemas de tratamiento no funcionaban bien, se criaban más cerdos de los autorizados y se generaba olores insoportables para los vecinos, etc. La comunidad no aguantó más e hizo oír sus legítimas quejas, tomándose caminos y bloqueando accesos a la planta. los medios acudieron en masa, los políticos llegaron a imponer sanciones y exigencias, los más exaltados pedían que se cerrara para siempre. Incluso quedaron molestos con algunos ambientalistas, ya que su idea era exigir derechos, pero tampoco querían perder su trabajo. 

Hoy, un año después, 74% de los vecinos consultados declaró desear que la empresa regrese, según una encuesta de la Universidad de Atacama.

Probablemente, si Casa de la Paz hubiera estado ahí, la historia hubiera sido diferente. 

Esta fundación lleva 30 años buscando generar un diálogo basado  en el respeto de derechos, transparente, informado, inclusivo con el foco puesto en el desarrollo sustentable de las comunidades. Eso implica una negociación entre lo social, lo ambiental y lo económico, para una vida equilibrada y justa, donde ninguno gana completamente, sino que se llegan a acuerdos que permitan estar a todos mucho mejor. 

¿Es la pugna empresas y comunidades irreconciliable? Casa de la Paz ha probado que no, posibilitando acuerdos entre diversas empresas (mineras, forestales, energéticas, etc.) y comunidades, para lograr consenso. Hablamos con Ximena Abogabir, una de sus fundadoras y la primera Ashoka Fellow certificada en Chile, por el impacto que ha estado generando. Nos contó cómo debiéramos entender el panorama y qué es lo que hacen para que todas las partes queden razonablemente satisfechas. 

¿Cómo comienza un proyecto en Casa de la Paz? 

"Nada nos pone más feliz cuando una empresa se adelanta y nos pide ayuda en la primera etapa del proyecto (…) Pero muchas veces nos toca bailar con las feas, porque ya han cometido muchos errores, generalmente, involuntarios", explica Ximena, refiriéndose a los casos de empresas y comunidades que ya están en conflicto.

"Muchos errores se cometen por desconocimiento. Antes sólo se evaluaba la factibilidad económica, a lo más la ambiental. Si una empresa que quería instalar sus plantas, se preguntaba. ¿Dónde es más seguro? Necesito estar cerca de un puerto. ¿Cómo es más factible económica e incluso ambientalmente? Pero no incorporan la variable social, ahora se meten en un lío tremendo".

De la pelea, al acuerdo ¿Cómo actúan?

No es fácil lograr un acuerdo donde todos los interesados queden conformes. Sobre todo cuando esos intereses se contraponen, como pasa en muchos casos entre industrias y comunidad. En su experiencia, Ximena cree que, dependiendo de la complejidad de la situación, se necesitan alrededor de tres años, un tiempo suficiente para generar confianza, atendiendo las preocupaciones de ambas partes e ir puliendo el proyecto.

"Primero hay que entender los temas que están involucrados o los intereses que ellos afectarían. Una vez que tienes ese diagnóstico, entiendes quiénes son las personas que podrían representarlos (…) Normalmente ahí uno conversa con ellos y ahí entiende su disposición de participar y cómo ellos ven el asunto. Con eso haces una suerte de historia de la situación, haces un documento. Ese documento neutral, que es el resultado de las entrevistas hechas, de construcción colectiva, se pone al debate. Sobre eso vas construyendo una agenda que vas tratando con mesas de trabajo". 

Y el rol de Casa de la Paz es…

Acompañar y articular todo el proceso que se necesita. "Educación y acuerdos resume bastante bien lo que nosotros hacemos. Acuerdos en los que generamos esta articulación y esta capacidad de diálogo. Y también para nosotros la educación es transversal, cuando nosotros trabajamos con una empresa nos interesa abrirles la comprensión de lo que son las implicancias de su quehacer en el territorio, que empaticen con los vecinos, que respeten el derecho de las comunidades de incidir en las decisiones que les afectan. Cuando trabajamos con una comunidad, nos interesa que ellos entiendan la importancia del rol de los emprendimientos y cuáles son las limitaciones que ellos también tienen", destaca Ximena.

¿Qué demandan las comunidades en general?

"Las comunidades cambian, antes lo que querían era que les hicieran la cancha de baby fútbol. Hoy día ya no, porque entendieron el juego (…)". Abogabir explica que las empresas tienen que cambiar de foco: "Hay que sentir que, con este emprendimiento que vas a estar de por vida, como una minera por ejemplo, tú ya no solamente quieres ser un buen vecino que una vez al año invitas a una fiesta y les entregas dulces para la navidad, sino que tienes que ser un socio con tu comunidad. Si a ti te va bien, que a la comunidad también le vaya bien. Si a ti te va bien, que le vaya bien a los que se tienen que aguantar los camiones que pasan, que el agua se vaya para otra napa, el polvo… etc.".

Entonces es menos complicado llegar a un acuerdo de lo que parece…

"Es que no queda otra, porque si tú te haces el leso con este proceso inicial, esto te va a rebotar después y probablemente vas a tener detenido tu proyecto en la Suprema. Yo no puedo construir confianza diciendo, Ya po', rapidito, confía en mí. Todo lo que estoy diciendo es cierto, así que créeme. No funciona así (…) Necesitas tiempo para que la comunidad tenga la evidencia que cumples tus compromisos, que eres transparente en mostrar también lo malo que puede ocurrir, que tienes medidas de mitigación y de control".

Para eso hay que trazar un procedimiento, nos explica Ximena. Poniendo a los actores sobre la mesa, entendiendo los puntos más importantes y creando un documento colectivo para entender cuál es la situación y cómo se va a proceder.

"Y ahí empezamos a trabajar juntos te das cuenta que el resultado es otro".

"La lucha ambientalista es algo romántico" ¿Qué opinas de ese pensamiento?

La educación ambiental ha avanzado mucho, cuenta Ximena, pero lo que menos ha avanzado es el cambio en la conducta, en los ámbitos cotidianos. "Hoy día la gente ya sabe… sin embargo los ves a todos haciendo cola en el auto uno por persona, les da lata reciclar, las casas están llenas de luces prendidas. Si no nos hacemos cada uno responsable de su propia huella, el problema puede llegar a un punto de no retorno, a mí me angustia cuando veo a mis nietos. Porque en algún minuto nos van a preguntar ¿Por qué no hicieron esto? ¿Qué les vamos a contestar? ¿que tratamos? (…) La defensa del medioambiente no es un capricho elitista hippie". 

¿Ustedes trabajan con las empresas o en contra de ellas?

"Siempre el empresario ha sido visto como el "malo", pero ¿quién hoy día tiene realmente el timón del desarrollo? ¿Los gobiernos, la sociedad civil? Son los empresarios los que están con la impronta de la innovación, del emprendimiento. Por lo tanto, trabajemos con ellos en la medida en que sean sinceros en su disposición de avanzar y crear valor no sólo para ellos, sino también en la comunidad. 

A nosotros nos interesa que no manipulen a la sociedad y que haya sinceridad en cuanto a querer superar los problemas (…) No se trata de parar el desarrollo e irse todos a cultivar la huerta orgánica en la granja, porque somos demasiados (…)

El hecho mismo de haber trabajado en publicidad, me hacer entender muy bien la lógica de las empresas, ahí entendí yo por qué estuve ahí 12 años. No encuentro que todos estén movidos únicamente por ganar plata, no encuentro que son todos unos malvados, sino que es gente que está haciendo su pega y, al igual que en todas partes, hay gente maravillosa".

¿Cuál ha sido el rol de la ciudadanía? 

"Me encanta ver a la comunidad empoderada, porque creo que es la única manera que los políticos y los empresarios entiendan. Me preocupa que la gente descubrió que la única manera de defender los grandes temas es movilizándose (…) A continuación vienen los políticos y cambian la norma, pero lo primero es tener una ciudadanía que se informa, se vincula y defiende sus intereses". 

Para Ximena, el año 2011 fue el gran año donde se rompieron paradigmas que para ella eran invencibles. La búsqueda de cambio y apertura que se ha dado en los temas de educación, democracia, en la ética empresarial, incluso en la Iglesia Católica. 

"Me tiene muy ilusionada este proceso de dejar estas presiones mentales en que estábamos y abrirnos a la posibilidad de que otro mundo es posible (…) Me fascina ver cómo el antiguo paradigma se cae a pedazos y lo único que queda es algo nuevo. La pregunta es cuánto dolor falta para que algo nuevo se materialice y se instale".

¿Qué piensas de hoy y del futuro a corto plazo?

"Tenemos que inventar una nueva manera de producir, una nueva manera de consumir, eso es lo que me impacienta. ¿Cuánto falta para que la gente despierte? Este proceso necesita ser mucho más rápido de lo que va.  Yo veo los síntomas, veo los brotes, pero quiero que se apure. Tengo una tremenda impaciencia, pero por otro lado, desde acá veo tantas cosas maravillosas pasando. Nos llaman desde muchas partes de Chile, cada vez más y es tu generación, que están impacientes por tomarse el poder ahora.

La historia de las Empresas B, por ejemplo, es espectacular. Nunca te hubieras imaginado que algo así pudiera existir. Están pasando muchas cosas buenas y yo siempre prefiero poner la mirada en la mitad llena del vaso, porque de ahí sale el optimismo y la fuerza, si tú miras todo lo que falta, te bajoneas y te paralizas".

¿Qué has aprendido en tu vida y en Casa de la Paz?

"Lo que más me costó fue salir de los estereotipos y dejar de decir frases hechas. Porque el medioambiente está lleno de esas. Dejar de decirlas y entender que las cosas eran mucho más complejas (…)

La otra cosa, es enojarme con los problemas y no con las personas. Entender que cada persona es resultado de su circunstancia y cuando hay un delincuente, no me enojo con él, sino con sus circunstancia. Nunca entro a un conflicto perdiendo mi paz personal, porque entiendo que somos todos víctimas de nuestra deriva".  

¿Crees que lo que hace Casa de la Paz debería convertirse en el modo de proceder siempre? ¡Difunde lo que hacen!

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