Los premios de la Academia son la mayor distinción en el mundo de la industria del cine. Al menos como espectáculo, es el momento en que las cámaras del mundo se voltean hacia la alfombra roja, y donde nosotros los "ñoñitos" comenzamos a prever quién va a ganar en cada una de las veinticuatro categorías.

Pero, ¿qué pasa cuando un ganador se niega a subir al escenario?, ¿qué pasa cuando la presión social/personal puede más que el orgullo hollywoodiense? A continuación, les contamos algunos de los casos más conocidos en la industria (momentos en que todo se puso de cabeza), aprovechando la antesala de este domingo, cuando se desarrolle la versión número 90 de los Oscar.

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El primer indignado: Dudley Nichols

"Aceptarlo sería darles la espalda a mil miembros del gremio de escritores, sería retroceder en convicciones a las que he llegado honestamente e invalidar tres años de lucha juntos", dijo Dudley Nichols luego de rechazar el Oscar a Mejor Guion por la película El Informante en 1936.

En octubre de 1929 la bolsa de Wall Street se quebró y Estados Unidos entró en una Gran Depresión económica. En Hollywood, los guionistas eran considerados como "artistas" propiedad de los estudios, y sus obras eran utilizadas una y otra vez sin ningún crédito. Ahí mismo, en los Oscar, fue cuando la Academia apoyaba a los productores, versus los guionistas y actores que luchaban sin descanso por una mejor renta.

Para sorpresa de todos, el premio a Mejor Guión se fue dado al título que era apoyado a rabiar por los trabajadores. Así Mutiny on the Bounty perdió contra El Informante y Dudley Nichols ganó, pero decidió no recibir en sus manos la ansiada estatuilla dorada.

La diva: Elizabeth Taylor

La tía Elizabeth ha sido desde la siempre un símbolo de glamour, belleza, y por supuesto de carácter.

Por el año 1966 realizó uno de sus papeles más recordados como una alcohólica empedernida en Who's Afraid of Virginia Woolf?, el cual le dio el merecido derecho de ganar el Oscar a Mejor Actriz (el segundo de su carrera después de Una Mujer Marcada). Sin embargo, y con todo lo que a ella le gustaba lucirse en los escenarios, decidió no asistir a la ceremonia luego de que Richard Burton (también nominado ese año) la convenciera a no ir, porque temía "no poder soportar una derrota contra su oponente".

Al rechazar la invitación, Elizabeth Taylor también rechazó de forma indirecta el Oscar. En marzo del 2003, Elizabeth Taylor rechaza nuevamente la invitación, pero esta vez como una forma de protestar contra la Guerra de Irak. ¡Crack!

El irreverente: Woody Allen

A estas alturas, La Academia debe saber que a don Woody Allen no hace falta enviarle una invitación, porque simplemente nunca participa de la ceremonia.

Al neoyorquino le ha tocado estar nominado veinticuatro veces no solo como director, sino que también como actor, guionista y productor. De las cuatro veces que ha ganado,consiguió obtener el premio a Mejor Guión Original gracias aMedianoche en París (2011), sin embargo, nadie lo ha visto sostener la estatuilla con sus propias manos. Sin ir más lejos, fue en esa ocasión se lanzó un comentario para el recuerdo:

"De verdad siento que no saben lo que hacen, cuando veo que grandes artistas no ganan este premio, veo lo insignificante que es", dijo para la revista Mental Floss.

Cuando ganó el Oscar por su película Annie Hall, dijo que no podía ir porque estaba tocando clarinete (ja,ja). Sin embargo, la única excepción en que asistió al Teatro Kodak fue el 2002 cuando se hizo un homenaje a las películas filmadas en Nueva York (muchas de sus cintas son filmadas ahí) y donde asistió para unirse al tributo cinematográfico a propósito de los ataques a las torres gemelas del 9/11.

El duro: George C. Scott

La escena del General Patton en Patton (1971) está inserta en el inconsciente colectivo de los estadounidenses. Una, porque representó a uno de los generales más temidos del ejército americano en la Segunda Guerra Mundial, y otra porque más tarde ganó el Oscar a Mejor Actor.

Galardón que fue bien aplaudido, pero que Frank MacCarthy (productor de la película) tuvo que salir a recoger en nombre de Scott, porque este se negó a hacerlo hasta el último minuto.

"La ceremonia de los Óscar es un desfile de carne", dijo. Dicen por ahí que ni siquiera vio la transmisión en vivo, porque a la misma hora daban un partido de hockey por otro canal.

La leyenda: Paul Newman

Antes de su fallecimiento en 2008, Paul Newman estuvo nominado en diez oportunidades en los premios de La Academia, sin embargo y a pesar de su gran trayectoria, el reconocimiento como Mejor Actor llegó con su papel de Eddie "Fast" Felson en El Color del Dinero de Martin Scorsese (1986). Para entonces, el mítico actor de la época dorada de Hollywood dijo para Associated Press: "Es como perseguir una hermosa mujer por ochenta años. Y finalmente cede, y uno dice "lo siento mucho, pero ahora estoy muy cansado".

Un reconocimiento que llega demasiado tarde, ¿no?

La dama dorada: Katharine Hepburn

En 1933 Katharine Hepburn ganó su primer Oscar como Mejor Actriz en la película Morning Glory. Ella le pidió a su agente, Leland Hayward, que rechazara su premio y que leyera una carta, en donde explicaba que ella no creía en los premios y que no sentía la necesidad de competir con otros colegas. Leland, haciendo caso omiso a esa petición (o simplemente por nervios, nadie sabe) guardó la carta en su bolsillo y tras recibir la estatuilla dorada dijo: "¡Muchas gracias! Para Katharine esto es un honor".

Más tarde estuvo doce veces nominada, ganó cuatro estatuillas, y aunque nunca más volvió a rechazar un premio, nunca se subió al escenario a recibirlos. "No fui por cobardía. Me daba miedo ganar...", confesó alguna vez en The Dick Cavett Show.

El grande de grandes: Marlon Brando

Antes que Robert De Niro y Al Pacino se convirtieran en leyendas de las películas de mafiosos bacanes, Marlon Brando estaba ganando un Oscar por su inmortal papel de Vito Corleone en El Padrino.

Por ese año (1972), Marlon, un fiel defensor de grandes causas sociales como los derechos contra la segregación racial en Estados Unidos, y de la protección de las tierras indígenas americanas; dio el golpe maestro más recordado en la historia de los Oscar.

En vez de ir a recibir su estatuilla dorada, envió a una india nativa llamada Sacheen Little Feather con un poderoso mensaje a todos los estados del país:

"Con mucho pesar vengo a decirles que Marlon Brando no puede aceptar este generoso premio y esto se debe al trato que le da la industria cinematográfica y la televisión a los indios americanos y también por lo ocurrido recientemente en Wounded Knee (una masacre de indios en Dakota del Sur)", dijo la activista en medio de tímidos abucheos.

El momento de oro está a continuación. Por favor, denles un minuto de su tiempo:

Existen otros casos en que directores, actores y guionistas no quisieron ir a recibir la estatuilla del "pilucho dorado". Algunos como Stanley Kubrick por 2001: Odisea en el Espacio o Roman Polanski, quien no se atrevió a asistir a la ceremonia por tener problemas con la justicia estadounidense en 2002. ¿Agregarían otro a este listado?

Felices estamos de leer sus opiniones y apuestas sobre quién ganará el Oscar a Mejor Película. Como sea, ¡nos vemos el domingo en una nueva entrega de los Oscar! Esperamos eso sí, que al equipo detrás de Una Mujer Fantástica no se le ocurra rechazar un posible premio...