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Imagen: Los Niños de Maite Alberdi

Luz, cámara, inclusión: “Los Niños” la película que Chile debe ver

El nuevo documental de Maite Alberdi ya está en las carteleras locales. Un maravilloso registro que nos cuenta las vivencias, emociones y pesares de un grupo de adultos con síndrome de Down en el Chile de hoy. Eso sí, desde el humor, la ironía y la más pura pulenta honestidad. Andrés “Chaya” Simón (Nerdix.cl) nos cuenta por qué es un imperdible.

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Se abre el furgón escolar, suenan violines de fondo, ¿lleva niños con cara de sueño? No, ¿niños con cara de aburrimiento? En parte, porque sí están lateados, pero no son niños, bordean los 50 años. “No puedo hacer toda la vida lo mismo” dice Anita María, quizás la más representativa de este grupete y el corazón de Los Niños, documental de la directora y guionista Maite Alberdi (34) que se adentra en el Taller de Gastronomía del Colegio Coocende (para personas con necesidades especiales y discapacidad intelectual), o en un curso de adultos con Síndrome de Down. Llegando, mezclando, amasando, batiendo, horneando, decorando, por cuarenta años. Como dice la bacana de Anita con su delantal de chef: haciendo siempre lo mismo.

“Ríe, aunque tengas pena”

Canta Cucho Lambretta de 31 Minutos en quizás el tema más irónico, pero a la vez sincero del programa familiar. En un tono nostálgico, pero cómico que te llega y encanta. Como pasa con este documental, que sugiere su nombre a esta idea de infantilizar la figura de las personas con síndrome de Down, donde entran las categorizaciones de “uy que amoroso, uy que cariñoso” y nada más. Pero no, el cuento es más colorido, gris y grande, y el registro de Alberdi se la juega al mostrar todo este panorama, sin dramatizar ni victimizar, para nada, sino desde la más grosa honestidad y naturalidad, así tal cual; forma que obviamente te saca sonrisas, y una que otra lágrima.

Donde las cabras y cabros del taller son los protagonistas, con una cámara que oficia de espectador y conector de anécdotas y problemáticas que nos pasan absolutamente a todos: desde sentir celos porque te están ojeando a tu pinche, sufrir la pérdida de un ser querido, hacer cohecho para salir electo presidente, pegarse un buen carrete bailable, tener más lucas para independizarse, querer a casarse o simplemente poder tener sexo. Todo ahí, fresco y creativamente trabajado, con escenas y momentos notables, y lo más importante, representando el verdadero concepto y uso de la palabra inclusión, en toda su construcción y mensaje.

El Club de los Cinco

Ahora, ¿qué es lo más genial de Los Niños?Es lo que pocas veces pasa al ver un documental, y es la sensación de creer que estás al frente de una película de ficción, donde cada personaje, acto o diálogo te pega un papel en la frente preguntándote: ¿Y esto es de verdad, de veritas, pasó así? Bueno, sí, efectivamente es así, destacando por sobre todo los personajes de la película, con la pareja protagonista elegida. Anita María, una mujer que está chata de ser tratada como una niña, que lleva 40 años en esta “burbuja” colegio y desea nuevos desafíos y retos, como casarse con su pololo y mandarse a cambiar; con frases y caras maravillosas, de una fuerza, carácter, crudeza y un amor/rabia por su madre que te desencaja y te reconoce. Talento puro, contrátenla. Y su Romeo, o Andrés, que proyecta al típico galán chilensis a la antigua, bien machote, bien machista, pero tierno y paternal, el que se las sabe todas, pero necesita una señora que le dé hijos y un buen plato de comida.

Le siguen Ricardo, quizás el más centrado y adorable del team, mateo del curso, que tiene la razón un paso más adelante que las emociones, consolando a sus pares, buscando trabajo y elucubrando qué le falta para ser un mejor profesional y adulto. El amigo de todos. También tenemos a Rita o la alma joven y libre, quien debe estar a dieta pero igual se roba un chocolate, que todos le dicen qué hacer, pero igual hace lo que quiere; un poco romántica, un poco mimada, un poco celosa, un poco Barbie, un poco Chapulín Colorado. Comediante perfecta. Y cerramos con Rodrigo, cuya apariencia es de película por sí sola: canoso, silente, seriote, un observador y sidekick por naturaleza. Cinco perfiles y cinco luces que retratan las bondades, vicios y roles universales en toda comunidad y en todo buen guión, apoyándose de otros y otras almas de la escuela, como ese eterno bailarín del patio.

La Tía Maite

Lo de Maite Alberdi es escuela. Partió metiéndose en la arena con su documental El Salvavidas (2011) donde desde la playa del Tabo y toda su fauna, descubríamos la vida un salvavidas que le temía al agua, mezclando chilenidad y humor. Continuó con la aclamada La Once (2014) sentándonos con su abuela y otras octogenarias para revivir una memoria y época que se extingue desde la conversación y las diferencias culturales; similar aire que buscó con Yo no soy de aquí (2016) y una viejita vasca en un asilo. Vibra que acá también hace guiños, en una escena donde participa Ricardo, develando desde la comedia negra un Chile que está, pero ocultamos y oscurecemos, el de la tercera edad, o en esta caso, el de las personas con capacidades diferentes.

Seis meses de investigación en terreno, dos años de trabajo total, nulo ejercicio de orientar a sus protagonistas, una cámara, un sonidista; y el acercamiento al tema por una tía con síndrome de Down. ¿Resultado? Los Niños, el Premio a Mejor Dirección Femenina en el Festival de Amsterdam, el cariño de la prensa especializada y un aplaudible trabajo junto a Pablo Valdés (Fotografía) y Miguel Miranda (Música). Seca.

La ley de “Los Niños”

Como todo documental aquí hay contingencia y crítica, hay ventanas que muestran a un Chile en vías de la inclusión, pero de a poco, que le falta mucho y necesita este tipo obras, sobre todo tan bien logradas y emotivas. Porque en realidad nuestros personajes tienen un sueldo simbólico a la hora de trabajar, y si llegan a ocupar puestos en empresas, se les paga menos del mínimo. Legalmente. Una situación que se busca cambiar con toda una campaña que promueve el film, y que esperemos logre sus objetivos (puedes leer del tema aquí).

Los hechos están, frente a la pantalla, demostrándonos que estas personas tienen sueños, problemas, deberes y responsabilidades como cualquiera. No por nada los otros personajes aquí se ven desenfocados o sólo como voz en off, cual profesores de Charlie Brown. No son relevantes y es sólo el grupo curso con sus tiempos y formas de expresión lo que le da naturalidad y realidad a la narración. Mención especial para los tutores de la escuela (sobre todo la Tía Paty) que se relacionan con Anita y los demás de forma cercana, sencilla, natural, sin cuidados especiales o desde la autoridad. Somos iguales.

¿Por qué hay que ver Los Niños entonces? Como dice el director de Cinechile.cl, Marcelo Morales: “Porque las películas de Maite buscan con mucho ingenio conectar con el público y después de hacerlo, transmite escenas e ideas que le hablan directamente. Conmueven, enrostran, reflexionan. Aquí hay comedia, melodrama y mucho de Chile que aparecen entre personajes entrañables y registrados con una gran delicadeza”. Levántate, y anda.

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