No conforme con trabajar para masificar los autos eléctricos, reemplazar los techos de las casas con celdas fotovoltaicas, proponer medios de transporte ultra rápidos y enviar al hombre a Marte, Elon Musk sorprende con un nuevo anuncio: quiere mejorar nuestra comunicación con los computadores, reemplazando el teclado/mouse por un dispositivo lee directamente el cerebro. Así, busca en el futuro agregar a la inteligencia humana una capa de inteligencia artificial.
Anunció la creación de una nueva empresa llamada Neuralink, de la que él mismo será gerente y que busca acelerar la “fusión” hombre-máquina, creando dispositivos que nos ayuden a comunicarnos “con el solo hecho de pensar”. En su visión, inevitablemente el humano se fusionará con los computadores y su empresa solo ayudará a acelerar este proceso.
Su objetivo, es potenciar nuestras capacidades cognitivas a través de la inteligencia artificial. ¿Cómo? Implantando pequeños electrodos en el cerebro que nos conectarían a computadores y celulares, por ejemplo. Así, para escribir no necesitaríamos teclear palabras, sino simplemente pensar lo que queremos escribir para que aparezca en la pantalla. Y estos podrían incluso, en un futuro, llegar a descargar nuestros pensamientos. ¡Black Mirror alert!
Según mencionó el mismo Musk en una entrevista: “hoy somos cyborgs en cierto modo, si pensamos en las herramientas digitales que tenemos como el teléfono, el computador, aplicaciones y el hecho de que hoy podamos hacer preguntas obteniendo una respuesta instantánea”.
Varios años atrás fui a una charla en la V región, donde a una persona le colocaban un montón de cables y electrodos en la cabeza. Luego le pedían pensar en una letra y el sistema era capaz de mostrarla en pantalla. Estos sistemas se conocen como “interfaces cerebro-computadora”, han estado en investigación por décadas en los círculos académicos, pero aún alejados de simplificar el quehacer diario de las masas frente a todo tipo de aparatos.
Una persona que escribe rápido puede tipear 75 palabras por minuto; la mente lo podría hacer al instante. La idea puede sonar “descabellada”, pero tal vez no sea imposible. Podemos detectar parte la actividad eléctrica que ocurre en el cerebro con sensores, podemos aprender a “interpretarla” y en base a ello diseñar sistemas. La pregunta del millón es si será posible diseñar uno lo suficientemente interesante como para que una persona sana decida utilizarlo y si algún día nos comunicaremos “telepáticamente” gracias a la tecnología.
Por otro lado, una investigación de la universidad de Harvard trae esperanzas de grandes avances en nuestra comprensión del cerebro. Se trata de una tecnología electrónica e inyectable: una malla tan diminuta que se puede inyectar mediante una pequeña aguja para ir recubriendo el cerebro. Ha sido probada con éxito en ratones, quienes además de sobrevivir a la intervención, no presentaron ningún efecto adverso. Esta malla, que se acopla al cerebro y se amolda a sus cavidades, permitiría “grabar” actividad cerebral, pero aún faltan pruebas. La investigación fue publicada en la revista Nature el año 2015 y, como les comentamos en esta nota, es una de las tantas posibilidades que se abren gracias a la nanotecnología.
La empresa del genio de Tesla, que está en sus primeras etapas de existencia y no tiene presencia pública aún, busca utilizar este tipo de descubrimientos para lograr su objetivo. En primera instancia, los esfuerzos se enfocarán en crear implantes que permitan combatir enfermedades, lo que es una buena noticia para el avance en la lucha contra padecimientos como el Parkinson o la epilepsia.
Como ha ocurrido en sus otras empresas, hay muchos escépticos respecto a si será capaz de cumplir con su objetivo. Sobre todo por los obstáculos que presenta un órgano tan complejo y poco conocido como el cerebro. No obstante, con Musk nunca se sabe. Cuando anunció que fabricaría cohetes reutilizables, surgían dudas desde personas que llevaban décadas en el rubro. Era una aventura con bajísimas probabilidades de éxito, que finalmente se convirtió en una alternativa real que hoy abastece a la estación espacial internacional con suministros y lleva satélites al espacio. El objetivo final de SpaceX es llegar Marte, pero mientras se aproxima a él, irrumpe prestando servicios a la NASA y resolviendo problemas que tenemos en la actualidad para conquistar el espacio.
Aparentemente Neuralink sigue la misma lógica, el objetivo final es fusionar al hombre con la máquina, pero como primer paso se centrará en encontrar mejores tratamientos para enfermedades cerebrales. Esperemos que esta noticia efectivamente sea precursora de nuevos avances en nuestra comprensión de la máquina más compleja que alguna vez hemos conocido: nuestro cerebro.