El pasado 24 de marzo se estrenó en Netflix una de las series mas descarnadas que ha liberado el streaming en el último tiempo; 13 Reasons Why o las trece razones que Hannah Baker dejó grabadas en cintas de cassette antes de cometer suicidio, razones que se van dilucidando capítulo a capítulo y que en tres semanas ya se convirtió en un fenómeno adulto-adolescente.
La serie está basada en la novela de Jay Asher del mismo nombre publicada el 2007 (época en que las redes sociales y el cyber bullying no tenían tanta importancia como ahora). Entonces, ¿por qué esta adaptación es tan llamativa?, ¿qué la hace diferente a los otros títulos del género?, ¿por qué todos hablan de ella?
La vimos, la analizamos y le damos replay ¡Ahora, ya!
Hay series entretenidas, hay series alucinantes, y hay series que te dejan pensando. De todas, creo que las mejores son las últimas, porque cuando la historia es capaz de traspasar la barrera de la ficción, cuando los diálogos tocan la fibra, es cuando en definitiva estamos frente a una buena obra.
No, tampoco es una historia como las de John Green (Bajo la Misma Estrella, Ciudades de Papel). 13 Reasons Why es una historia más adulta que adolescente, porque quizás muestra ese conocido dicho de "tocar fondo", no con un romance teenager o situaciones clichés de verano. La historia de Hannah Baker, (la chica suicida interpretada por Katherine Langford) es mucho más que lamentos gratuitos de una mentalidad inmadura, es un mensaje duro sobre las consecuencias, y una oportunidad de hacer lo correcto antes de que sea demasiado tarde.
Las grabaciones cuentan detalles privados de la vida de Hannah; sus amigos, sus miedos, sus alegrías, sus amores, y sobre todo sus pesadillas. Esas mismas experiencias que provocan su muerte van desde una simple broma adolescente, hasta violentos escenarios que terminan por destruir su cuerpo, mente y alma. Bien dice ella: "¿Cómo se puede vivir después de eso?".
El éxito de la serie no viene simplemente por la factura, si no que además por la buena calidad interpretativa de los actores. La mayoría ronda los 20 años y sus papeles son una verdadera gama de personalidades (que por supuesto son el puñal que termina por matar a la protagonista), estilos de vida, crianza y secretos que se van esclareciendo a medida que las cintas se van reproduciendo en los oídos de Clay (el otro protagonista interpretado por Dylan Minettem), el héroe no-tan-héroe que da el sentido a esta historia y que nos lleva por este pasadizo oscuro al que nadie quiere entrar.
Hay un tema exquisito con la fotografía y la dirección de arte que tiene que ver con los paralelos entre los recuerdos de Clay y el presente. Uno de esos detalles es que la temperatura de colores aumenta cuando viajamos al pasado (cuando Hannah aun estaba viva), y baja considerablemente cuando volvemos a la realidad de Clay. De esa forma, los cambios bruscos son los que nos indican que "ciertas decisiones" del pasado repercuten en el presente de los protagonistas como un efecto mariposa.
A propósito, la serie se complementa con buena música. La banda sonora suena con Joy Division, un par de covers de The Cure, y bandas promesas como Woodkid y Lord Huron.
El 31 de marzo la serie alcanzó 3,5 millones de tweets, y hoy en día existen cientos de páginas fans que reparten la palabra de Hannah Baker.
En Brasil, la serie aumentó en 100% las llamadas al Centro de Valoración de Vida, organización de apoyo emocional y prevención del suicidio. ¿Por qué digo esto? Porque todas estas cosas –evidentemente– son un síntoma provocado por la serie, mil veces más potente que una campaña de gobierno, y mucho más masivo que cualquier libro de auto ayuda. 13 Reasons Why es la fórmula que quizás hacía falta para educar a nuestros jóvenes (que viejo sonó eso jaja) sobre el peso de las palabras, y sobre las consecuencias de estas.
Algunos no se sintieron conformes con el primer capítulo, y tienen razón porque 13 Reasons Why es una serie que va in crescendo a medida que se van conociendo más detalles del círculo íntimo de Hannah. Por lo mismo, el primer capítulo no cuenta mucho, porque la idea es que uno vaya hilando los acontecimientos cinta a cinta. De esa forma, la percepción es que uno está siendo testigo de una tragedia sin poder hacer nada para impedirlo, sensación amarga a veces y conmovedora en otras, porque Hannah es amor y dolor, es la víctima de lo peor de nosotros.
Hay escenas de hecho, que dan ganas de no mirar. Quizás la violencia es demasiado explícita, pero personalmente creo que es necesario si consideramos que la gracia de esta serie es mostrar las razones que llevaron a una niña de 17 años, –a una semana de salir del high school– a suicidarse, teniendo todo un futuro por delante.
Hannah no se detiene, lucha en trece episodios por dar vuelta al destino, pero pareciera que cada paso que avanza son tres en retroceso, y nadie hace nada. Ahí pega fuerte, ahí es cuando uno como espectador sabe que falla como ser humano, (como ser emocional) al permitir a diario que el vecino, amigo, compañero, esté siendo acosado. Todos conocemos a esa "Hannah Baker" y tal vez no estamos siendo capaces de cuidarla a tiempo.
Créanme que luego del tercer episodio no la van a poder soltar, más o menos como a la mitad de la temporada la historia toma un rumbo mucho más oscuro, y el final es absolutamente desolador. No les voy a tirar un spoiler, pero pienso que esta serie está hecha para ser consumida en una sola temporada y nada más, una segunda sería contar el chiste de nuevo y no tendría sentido ver "más razones" de las necesarias.
Pero la serie no ha estado exenta de controversias. Tal como señalan en La Tercera, citando al estudio “Seis razones por las que me preocupa una serie de televisión”, del Hunter Institute of Mental Health, la exposición a una escena de suicidio tan gráfica como la que muestra la película (no es spoiler, se sabe desde el inicio) podría aumentar el riesgo de cometerlo por personas vulnerables. Estamos hablando particularmente de niños. ¿Conclusión? No es en ningún caso una serie para menores, pero si son adultos, resulta ser una lección de vida.
13 Reasons Why es un ejemplo de hacer una buena serie; directa, responsable, educativa y adictiva. Si no la han visto, es momento de que lo hagan, en una de esas, sus vidas comienzan a cambiar para bien...
Por ahora les dejo la pregunta…