El 27 de diciembre del año pasado la princesa de la Fuerza nos dejó. ¡Corazón ñoño roto que aún duele! Carrie Fisher quien fuera la icónica Leia Organa de la saga de Star Wars viajó a su galaxia muy, muy lejana, dejando un legado: ser la más importante de las “princesas no tan princesas” del cine. Acepción, que inventamos hoy, para definir a esas mujeres e hijas o familiares de castas o realezas que luchan por ellas y sus propósitos (su pueblo, su tierra, su gente), dejando de lado un rato el amor, la bruja malvada, el pololo fornido y los castillos embelesados, sin complicarse por tomar un arma, maldecir o despeinarse.

Y como el verano es sinónimo de tardes o noches en familia frente a la pantalla grande o chica, aquí te damos cinco películas animadas que entran en esta categoría para disfrutar y hasta analizar con los peques de la casa, aprovechando además un nuevo estreno de Disney Studios en las salas locales que calza perfecto, y con tambores polinésicos sonando de fondo, en este listado.

Moana: un mar de aventuras

“No soy una princesa, soy la hija del jefe de la aldea”. Textual. Así lo proclama la morena protagonista de la más reciente cinta de la casa Disney que se puede ver en cartelera desde esta semana. Visualmente increíble, de historia emotiva y colorida, esta muchacha y sus aventuras entretiene, conmueve, saca sonrisas y enseña. La flora y fauna de la milenaria isla Motunui está en peligro, y sus pobladores ya no surcan más allá del arrecife por miedo a las salvajes oleadas y bestias; todo porque un semidios, Maui, robo el corazón del océano. Y Moana es la única que puede devolverlo. Joven de 16 años que tiene a su abuela como maestra, no quiere ser lo que el destino de su padre le ofrece, y que debe aprender a navegar de manera apremiante.

Dirigida por la dupla Ron Clements y John Muskers (La Sirenita, Hércules, Aladdín) que se manejan como tortugas marinas en el agua en el género, nos encontramos con toda una referente de estas “no tan princesas”, pues esta crespa adolescente no cuenta con un enamorado o pinche que la debate en su interior, tampoco con el clásico amigo-mascota que la aconseja, de hecho, es un gallo bien torpe. Y lo mejor, es que realza a la líder femenina dentro de unas de las sociedades originarias más “macho alfa” que se conoce, como la polinésica y todo su culto al Haka. Destaca el co-protagonista, el multiformas Maui (que en la versión gringa cuenta con la voz de Dwayne “La Roca” Johnson), un egocéntrico, chistoso y fornido ser que hace todo por la fama y ser idolatrado, ocultando un solitario pasado.

Otro de sus puntos brillantes es su música, que tiene a los compositores Mark Mancina (Tarzán) y al premiado Lin-Manuel Miranda (que ganó todo el año pasado con su musical Hamilton) con canciones que van desde ritmos tribales y baladas, hasta cosas muy de Broadway. Finalmente este film vuelve a contar con un enfoque que apoya las tradiciones y el amor por la naturaleza, además de obviar la figura de los villanos, muy del estilo de don Hayao Miyazaki con obras que priman en textos, sentidos y el rol de la mujer, más que en la acción y el humor.

La Princesa Mononoke

Mencionamos al gran maestro Jedi anteriormente, por lo que aprovechamos de sentarlo una vez más en su trono de árboles, kodamas y hierbas para alabarlo y pedirle un autógrafo. Porque si hay alguien que ha trabajado este espíritu fílmico y artístico es este canoso viejito de recientes 76 años, cabeza de esa maravillosa fábrica animada llamada Studio Ghibli. Especialmente con su historia sobre la letal y poderosa San, soberana de los lobos y guardiana de los mágicos y ancestrales bosques del Japón Medieval. Quien prefiere continuar con su misión y amor por la tierra que seguir su camino junto al príncipe Ashitaka.

Bellamente contada y jamás igualada (¿cierto? Blanca Nieves y el Cazador), mostrando la sutileza y nostalgia de la animación 2D con la musicalización perfecta de Joe Hisaishi, aquí tenemos a una joven guerrera que nos adentra con animales divinos y gigantes, defendiéndolos de la oscuridad de las armas de hierro y la humanidad. Si hubiera una escuela de “no tan princesas”, Mononoke Hime sería su directora, con estatua incluida.

Valiente

Esta pelirroja postulante llega representando a otra, y quizás la más importante, compañía animada de sueños, personajes e historias entrañables: Pixar. Es la primera y única protagonista netamente humana y mujer de todo su historial cinematográfico (Los Increíbles era una familia y con superpoderes). Es decir, Mérida la lleva. Acá la clave es la relación y vínculo hija-mamá, abogando por el derecho a ser ellas con sus complicidades, dones y decisiones. Un cuento de hadas oscuro, simbólico y de mucho corazón. Mérida cabalga, es arquera y tiene su pelo de fuego libre y suelto; por nada del mundo desea casarse, aunque de esto dependa la paz y seguridad de los pueblos escoceses. La reina Elinor cae en un maleficio donde se convierte en una osa, perdiendo más y más su humanidad; y desde este estado también defiende –cual madre osa- a su pequeña y su destino.

Mulán

Amamos a Ariel, Jazmín, Tiana, Pocahontas y ese ramillete de princesas donde todas tenían su voz y bandera. Pero Mulán en 1998 marcó precedente, además de ser una producción con una animación y trazo realmente único, simple y sumamente oriental. La primera soldado de Disney que para salvar a su padre se hace pasar por hombre para sumarse al ejército chino contra el despiadado y maléfico Shan Yu, general de los Hunos. Con canciones notables (“Mi reflejo” y “Con valor” son para encuadrar) y escenas de acción sacadas de un animé, esta muchacha tiene aires de clásico del género. Tanto que ganó un Globo de Oro en su momento como Mejor Película Animada. Nació como un cortometraje, cuyo argumento realmente era triste, y del poema “La canción de Hua Mulán”.

El Techo en el Mundo

La carta europea del listado. Íntima, hermosa, especial y de un estilo de color y gama cromática representativo de los cómics franceses de los 70´s y las pinturas de vanguardia. Escrita y dirigida por Rémi Chayé (que participó en otras joyitas como El Secreto de Kells y La Pintura), esta producción franco-danesa del 2015, ganó premios en festivales y certámenes internacionales por su mensaje y arte.

Sasha de niña adora las aventuras que le cuenta su abuelo, un marino y explorador de océanos y los fríos parajes del norte de Europa. Ella es una aristócrata de una prestigiosa dinastía rusa del siglo XIX, y justo cuando sus padres deciden que debe contraer matrimonio por el bien de su familia y estirpe, su abuelo desaparece y la rubia joven deja todo para ir en busca de su paradero, a pesar de la terrible cruzada naviera que el Gran Norte representa. Así, contra viento, marea y una tripulación que la maldice, se sube a un rompehielos para lograr su cometido. Ídola.

¿Qué otras películas sumarías a la lista?