"¡A quinientos los desatornilladores!" estaba cantando el vendedor ambulante en una micro santiaguina, mostrando un juego de seis destornilladores de metal en miniatura impecablemente empacados. Una ganga como esa en los años noventa era difícil de creer, y sin pensarlo dos veces compré uno. Obviamente, la segunda vez que los usé se desarmaron por completo y hasta ahí llegó la inversión.
Esta ingenuidad (y el ingenio de los falsificadores para explotarla) es lo que le está ocasionando pérdidas de dinero, lesiones, enfermedades y en ocasiones hasta la muerte a millones de personas en China, el país donde hay versiones falsificadas de prácticamente todo.
Si bien en el Reino Unido se armó un escándalo porque se estaba vendiendo carne de caballo como de vacuno, esto habría sido un lujo en China. En este último país ha habido innumerables casos donde se descubrió que comerciantes sin escrúpulos estaban usando carne de zorro, visón y rata y agregándole químicos para venderlos como carnero (en algunos casos teniendo ganancias estimadas de 2 millones de dólares en el proceso). También hay chancho y pato alterado con químicos que se venden como vacuno o cordero.
Mención especial a la carne de cerdo fluorescente que brilla en la oscuridad y que, según las autoridades chinas, es comestible si se cocina bien. La causa del brillo es desconocida, aunque se le atribuye a bacterias ricas en ese mineral presentes en la carne.
El escándalo por la leche en polvo china adulterada con melamina en el 2008 dio la vuelta al mundo. Para aumentar el contenido proteico de la leche en polvo, varias compañías le comenzaron a echar melamina a su producto, un químico de uso industrial utilizado para hacer plásticos, pegamentos y barniz. El resultado: 294.000 bebés enfermos y 6 muertos, según cifras oficiales.
Es pan de cada día en el gigante asiático, que haya gente intoxicada por ingerir fideos falsos, hechos de elementos como cera de parafina, plástico y hasta tinta de impresora. De más está decir que las imitaciones de alimentos alteradas químicamente representan una amenaza directa a la salud, con casos de intoxicaciones a la orden del día en toda clase de restaurantes que intentan abaratar costos al comprar carne o ingredientes de dudosa procedencia.
El que se lleva los laureles en términos de lo bizarro son los huevos falsos. Así es, huevos que se ven y sienten como huevos, al quebrarlos tienen yema y clara que se pueden freír o cocer, pero son hechos en base a algas, químicos y colorantes. Puedes ver un video de la fabricación aquí.
Al parecer, hacer estos huevos falsos es varias veces más barato que el proceso natural. Las consecuencias incluyen (pero no están limitadas a) daño severo al hígado y daño neurológico que puede resultar en demencia temprana.
Imagen extraída de anythingbeautiful.blogspot.com
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades en China estima que, al año, unas 300 millones de personas sufren algún tipo de intoxicación por productos alimenticios adulterados, lo cual tiene un costo asociado de 13 mil millones de dólares por gastos médicos y pérdidas de producción.
Las falsificaciones de fósiles, antigüedades y objetos arqueológicos se han vuelto tan sofisticadas que los mismos expertos dicen que, a no ser que se haga un análisis en laboratorio de la pieza en cuestión, es prácticamente imposible determinar si es original o no.
Y, como si lo anterior fuera poco, a comienzos de este año un incidente en el metro de Beijing dejó expuesto un producto que llevaba años vendiéndose en relativo silencio: los vientres de embarazada de silicona. Los pasajeros del metro quedaron un tanto atónitos al ver cómo el vientre de embarazada de una mujer de apellido Zhang se le soltó y cayó al suelo.
Imagen: Huffington post
Los vientres para simular embarazos falsos tienen varios usos en China: desde que te cedan el puesto en el bus o metro, hasta para simular un embarazo antes de adoptar un hijo. Vienen en distintos tamaños, dependiendo de qué período del embarazo se quiera fingir y pueden costar el equivalente a entre 40 mil y 125 mil pesos chilenos.
Es bien sabido que en China abundan las imitaciones de marca. ¿Cuántas personas han ido a China y no han vuelto con un Rólex de diez dólares? (de hecho, algunas imitaciones de relojes se ganan elogios de relojeros occidentales por lo detalladas y bien hechas). Lo mismo con carteras Louis Vuitton, lentes Ray-Ban y zapatillas Nike.
Mientras que en apariencia estas falsificaciones pueden ser idénticas a las originales (y muchas veces hechas en el mismo país), la gran diferencia es la calidad. De las tres poleras "Polo" made in China que me regalaron (costaron algo así como 6 dólares cada una), dos se comenzaron a desteñir a los 6 meses y la tercera se comenzó a deshilvanar poco después.
Pero si creías que imitar un producto era mucho, en China lo han hecho con tiendas enteras: En la ciudad de Kunming (al sur del país) se abrió una tienda Apple con todo el diseño arquitectónico de la compañía, productos y hasta empleados vestidos con el logo de la manzana… sólo que Apple no tiene tiendas en esa ciudad, sólo revendedores autorizados. Luego de destaparse el elaborado engaño, en que hasta los empleados creían que estaban trabajando para la multinacional norteamericana, las autoridades encontraron otras 22 tiendas falsas de Apple en la misma ciudad.
Por otro lado, la gigante electrónica japonesa NEC se enteró en el año 2004 de que algunos productos piratas estaban vendiéndose en China usando su propia marca sin autorización, y tras investigar un poco se encontraron con que no sólo eran productos piratas, sino que alguien había falsificado la compañía entera: la compañía NEC "falsa" tenía más de 50 fábricas en China y Taiwán y estaban haciendo productos nuevos y lanzándolos al mercado. Lo más destacable es que la gente de NEC en Japón admitió que los productos falsificados eran, sorprendentemente, de buena calidad.
París y su torre Eiffel, pintorescas villas holandesas, los canales de Venecia, la isla de Manhattan, completa con toda su arquitectura y hasta la propia Casa Blanca (de hecho, varias de ellas) tienen lo chinos, en lo que se ha convertido en un verdadero pasatiempo nacional: la construcción de réplicas de ciudades occidentales.
Lejos de avergonzarles, las imitaciones son motivo de orgullo para sus habitantes, que las ven como un símbolo del poder que ha alcanzado el país, e incluso el gobierno está involucrado en su construcción. De hecho, no pocos edificios públicos son réplicas de sus pares estadounidenses, afirma el diario The Atlantic, que denomina el fenómeno "duplitectura".
Puedes ver una galería de estas impresionantes copias en FastCo.
Imagen: Portada del libro Original Copies, por Bianca Bosker.
Hoy en día existe la impresión (algo justificada) de que prácticamente todo está hecho en China (hasta los emboques que venden en algunos supermercados en Chile), y que a menudo son cosas de inferior calidad.Sin embargo, hay muchos productos hechos en este país asiático que son buenos, resistentes y duraderos: todo depende de los estándares de calidad de las compañías.
Si ves un producto bueno, bonito y barato hecho en China, tienes que estar plenamente consciente de que existe una buena probabilidad de que no te vaya a durar mucho. He escuchado a varias personas describir esto como la "ruleta rusa" china: puede que el producto se te rompa al par de días, justo cuando se te acabe la garantía (si es que tiene) o que te dure un buen tiempo.
De todas formas, y por mucho que los precios de alimentos estén caros en nuestro país, la situación de China nos hace apreciar el hecho que en Chile al menos no tenemos que estar revisando espárrago por espárrago, marraqueta por marraqueta o huevo por huevo para ver cuál es verdadero y cuál falso.
Y un último consejo: no confíes cuando veas algo extremadamente barato. A fin de cuentas, lo barato puede salir caro. Muy caro.