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Saber a ciencia cierta si es el ser humano es bueno o malo por naturaleza, es un debate que tiene muchos siglos, y donde se han dado argumentos de todo tipo: filosóficos, antropológicos, sociológicos, etc. Es un problema que, a pesar de su antigüedad, aún es muy actual, y bueno, naturalmente la ciencia también metió su nariz en esto (¡obvio!).
Y al parecer, hay algunos resultados interesantes sobre el asunto. Veamos qué nos tiene que decir.
Durante los últimos años, científicos de Harvard y Yale, se han abocado a la tarea de averiguar si somos buenos, o somos malos “de adentro” (como dice mi mamá). ¿Qué quiere decir eso? Que si nuestras primeras intenciones respecto a los demás, son egoístas, o son desinteresadas, y queremos ayudar al resto.
Para esto, los científicos distinguieron dos aspectos: la intuición (o reacción instintiva), y la reflexión. La intuición, para ellos, son las reacciones que realizamos sin ningún esfuerzo y en forma automática, sin que la reflexión tenga que mucho que ver en ella.
En cambio, la reflexión involucra nuestro pensamiento consciente: detectando costos y beneficios, y decidiendo en forma racional. Por lo tanto, la pregunta que se hicieron es la siguiente: ¿Cuál comportamiento es intuitivo, y cuál racional, el egoísmo o la generosidad? En otras palabras: Cooperamos, ¿porque es nuestra naturaleza, o porque hacemos un esfuerzo consciente para no ser egoístas? ¡Excelente pregunta, científicos!
Y bueno, ¿cómo distinguieron entre intuición y reflexión? Pues de una manera muy sencilla. Resulta que la intuición es instantánea, en cambio, la reflexión toma un poco más de tiempo. Así que aprovecharon eso para averiguar esa elusiva verdad.
El dilema del prisionero, que explicaré a continuación. BBC. |
Primero, realizaron 5 estudios con 834 personas. A todos les aplicaron el famoso “dilema del prisionero”, y un juego llamado “del bien público”. El dilema del prisionero, es un juego muy interesante. Para captarlo bien, fíjense en la figura que está un poquito más arriba en este artículo.
Trata de lo siguiente: un amigo y tú son ladronzuelos (¡Oh no!). Son capturados por la policía, y puestos en habitaciones separadas. Se te acerca un policía, y da las siguientes opciones: si confiesas contra tu amigo, quedas libre, pero tu amigo recibe una condena de 20 años. Si no confiesas, y tu amigo te culpa, tú recibes la condena de 20 años. Si ambos callan, reciben una condena de 1 año ambos. Si ambos se culpan mutuamente, reciben una condena de 5 años.
Entonces, si los dos piensan sólo en su beneficio personal, recibirán 5 años de condena. En cambio, si piensan en el otro, sólo recibirán 1 año de condena. Se trata de un juego muy interesante, que pone a prueba el bien común versus el bien individual.
El “juego del bien público”, consiste en lo siguiente:
Hay cuatro participantes (puede ser cualquier número). Al comienzo del juego, nos regalan dinero por participar. Por ejemplo, 1 millón de pesos. Entonces, nos ofrecen la posibilidad de aportar dinero, puede ser todo o en parte, a un proyecto común donde cada peso que aportemos, se multiplicará por dos. Luego, sin importar si aportamos dinero o no al proyecto, todo el dinero se repartirá en forma equitativa entre todos. Ningún participante se puede comunicar entre sí. Entonces, la pregunta es ¿qué porcentaje de nuestro dinero aportaremos?
Ambos juegos, que nos permiten aprender tanto de la naturaleza humana, pertenecen a un campo del conocimiento llamado “teoría de juegos”, ¡que es interesantísimo! y que tiene aplicaciones desde la sociología, hasta la economía y la biología.
Pero me desvío del tema.
Una vez que los involucrados participaron de esas pruebas, se les sometió a una variante, que esta vez se relaciona con la intuición y la reflexión. A un grupo de 891 personas, se les sometió al juego del “bien público”, obligándolas primero a responder muy rápido (en 10 segundos o menos), y luego, a responder más lento (después de 10 segundos). De esta forma, la primera respuesta, sería una respuesta “intuitiva”, y la segunda, una respuesta “reflexiva”. La actitud que más predominara en la respuesta “intuitiva”, sería entonces nuestra tendencia más básica, de acuerdo al diseño del experimento.
Además, las conclusiones luego se corroboraron con otro estudio, esta vez con 343 participantes.
Y bueno, ¿qué resultados se obtuvieron de todo esto?
Capítulo dedicado a la Moral en los seres humanos, de la serie "El Cerebro y Yo". Productora La Brújula. |
Ambos estudios mostraron el mismo patrón. ¡¡Sííííí, se los diremos!! ¡Ahora ya! Resulta que las personas al actuar en forma intuitiva, siempre daban mucho más dinero al fondo común, que cuando les hacían pensar un poco más sobre sus opciones.
Además, en el estudio respecto al juego del dilema del prisionero, se obtuvieron idénticos resultados: mientras más rápidas e intuitivas son las decisiones, se tiende a actuar de forma más cooperativa y desinteresada. En cambio, si los participantes lo “pensaban más”, tendían a actuar de forma más egoísta.
Ahora bien, si se considera el total de estudios realizados, que fueron 7, con un total de 2.068 participantes, vemos que los resultados son todos consistentes, y parecen indicar que no somos seres egoístas en una primera instancia. Claro que acá uno puede preguntarse si esto ocurre, sólo porque hay una recompensa al trabajar en equipo.
Se hizo otro estudio dentro del set de investigaciones, para comprobar esto. Se les preguntó a 341 personas si su forma de actuar era cooperativa, y se les sometió a los mismos tests anteriores. Se encontró que quienes decían actuar de forma cooperativa en su vida cotidiana, respondían en forma intuitiva de manera cooperativa también. ¿Qué quiere decir esto? Que quizás haya un condicionamiento social para actuar de esa forma.
Pero, se ha comprobado además, que existe una relación entre la oxitocina (neurotransmisor con efectos antidepresivos, que participa cuando nos sentimos enamorados y al momento del parto) y el establecimiento de lazos afectuosos con los demás, lo que se manifiesta como generosidad y desinterés. Por lo que también puede haber una predisposición biológica a actuar de esta manera.
Asimismo, existen numerosos estudios que muestran que incluso ya cuando somos bebés, preferimos ayudar antes que perjudicar a otros, y que la moral básica de los pequeños, es altruista.
Sin embargo, esto no resuelve el problema digamos metafísico, de si somos buenos o malos por naturaleza. Más bien, la ciencia nos dice que en los hechos, tendemos a comportarnos de forma cooperativa, y que esa es nuestra primera tendencia: a ser buenos.
No dice nada sobre el origen de ello, o la naturaleza de esa tendencia, sino que nos dice cómo actuamos en la práctica. Por lo tanto, estos estudios no cierran el debate filosófico al respecto, pero nos dan una información muy valiosa: que las personas, tendemos a comportarnos en forma cooperativa y generosa, si hacemos caso a nuestro primer instinto. Y eso, es algo muy bello de saber. A pesar de todo, somos buenos. Por lo tanto, confiemos más en los demás. Seamos empáticos. Está en nuestra naturaleza.
Experimento para establecer el sentido moral de los bebés, de la serie "El Cerebro y Yo". Productora La Brújula. |