Permítanme ser claro, para que todos entendamos de qué se trata esta columna: esto NO es una defensa al sistema de AFPs, que en definitiva, ha fallado en entregar las pensiones que se prometieron en su momento y que veo muy difícil de reparar sólo a punta de las soluciones que se han estado discutiendo en los últimos años (subir edad de jubilación, eliminar lagunas de cotización, aumentar la cotización mensual de los trabajadores, AFP estatal). El problema estructural del sistema no es el sistema en sí (reinvertir tu plata muchos años), sino el hecho de que la mayoría de los chilenos gana sueldos tan malos y tiene trabajos tan precarios, que jamás acumulará suficiente plata para pensionarse bien.
Eso sí, tampoco creo que volver al sistema de reparto sea la solución, porque es simplemente imposible de sustentar financieramente en el largo plazo.
Personalmente, creo que lo mejor para el país sería un sistema mixto, el cual detallé en esta otra columna y que tomaría lo mejor de ambos sistemas, proveyendo un aporte basal del Estado al inicio de la vida de cada chileno (reparto), que se reinvertiría y multiplicaría a lo largo de su vida en un fondo de pensión y que además sería complementado con las cotizaciones obligatorias individuales de cada trabajador al llegar a la vida adulta (capitalización individual).
Así que esta columna lo que busca no es abogar ni en favor ni en contra del sistema. Lo que busca es que, dado que ya estamos en este sistema (y estaremos por un buen rato), seamos capaces de entenderlo bien para no meter las patas escuchando a falsos expertos y malos consejos, y terminar con pensiones aún más malas que las que hubiésemos tenido originalmente.
Así que detallo a continuación 4 mitos muy extendidos que encuentro francamente preocupantes.
Cada vez que veo las discusiones online referentes al sistema de pensiones, me queda claro que la gente no entiende nada, pero NADA de cómo funcionan los instrumentos de inversión. O el mercado, de hecho.
Partamos por entender que no existen las inversiones seguras. Sólo hay unas menos riesgosas que otras. Tu cuenta de ahorro puede parecer muy segura, hasta que tu banco quiebra y la plata desaparece. Meterla bajo el colchón puede parecer una buena idea, hasta que tu casa se incendia y tu dinero con él. Nada es seguro con la plata, NUNCA. Por lo tanto, cualquier sistema que invierta nuestros ahorros requiere asumir alguna cuota de riesgo. Incluso los fondos estatales están invertidos y sujetos a riesgo.
Segundo, entendamos que hay inversiones de corto plazo (es decir, inversiones en que sacarás el dinero que invertiste en pocos días o meses), de mediano plazo (un par de años) y de largo plazo, como es el caso de las pensiones, en que tu plata estará DÉCADAS en un fondo; que se deben evaluar con criterios distintos.
Y lo tercero que debemos entender es que las herramientas de inversión más riesgosas (lo que se le llama "renta variable", como las acciones), son propensas a desplomarse de la noche a la mañana, pero también a despegar como cohetes al día siguiente. Y aunque son completamente impredecibles en el corto plazo; en el largo plazo, son definitivamente más rentables que las herramientas de inversión más seguras ("renta fija"), siempre y cuando estén bien diversificadas (o sea, repartidas en muchas inversiones pequeñas).
En otras palabras, esto es exactamente lo opuesto a jugar a la ruleta. En la ruleta, las probabilidades están en tu contra. Mientras más juegues, más probable es que pierdas todo. Por el contrario, en las inversiones (asumiendo que tengas un portafolio de inversión bien diversificado, como de hecho ocurre con los fondos de pensión) las probabilidades están a tu favor en el largo plazo, y mientras más riesgo asumas, más ganarás... en el largo plazo.
Gráfico: Así se ve hoy la rentabilidad real de los fondos de quienes entraron en nov. de 2002 al sistema de AFP (fuente: Cuprum). Aunque el fondo A (rojo) se pegó el peor porrazo de todos durante la crisis del 2008, rápidamente recuperó gran parte de su valor y ya el 2010 sus usuarios acumulaban más rentabilidad que la que acumulan hasta hoy en día los del "fondo E" (azul). |
Lo anterior es verdad incluso considerando que los fondos riesgosos pueden pasar uno o dos años enteros en números negativos. El problema es que la gente insiste en evaluar cómo le está yendo a sus pensiones –que son inversiones de MUY largo plazo–, con análisis de corto plazo.
Me explico. Cada cierto tiempo aparece un titular alarmista en un diario que dice así "Fondo A pierde en junio todo lo acumulado en el año". Y ¡tate! todo el mundo salta, se cambia al fondo E y piden quemar vivas a las AFP. Obvio, perder en un mes lo acumulado en un año es evidentemente un retroceso. El problema es que ningún medio menciona que, al mes siguiente, el fondo A recuperó todo lo perdido el mes anterior, e incluso creció más que los otros fondos, así que la suma total es favorable. Como la prensa sólo menciona los fondos cuando caen, la gente se queda con la sensación de estar permanentemente perdiendo plata, cuando en realidad no es así, lo que les lleva a tomar malas decisiones, como pasarse al fondo menos rentable (E) cuando la pérdida ya ocurrió, perdiéndose el rebote.
Okey, desde el aspecto puramente teórico, esto tiene todo el sentido del mundo. Si yo sé que el mercado se va a ir a la reverenda mierda (perdonen mi francés), lo mejor que puedo hacer es refugiarme en un fondo seguro. Y cuando se viene el rebote, entonces meterme a los fondos riesgosos que rentan más. No hay nada errado en esta lógica.
El problema, sin embargo, es de orden práctico: NADIE puede predecir con certeza el mercado. Y digo NADIE. Ni siquiera los más expertos economistas, corredores o administradores de fondos. Por algo a todos ellos, la crisis subprime, la peor desde la gran depresión, los pilló con los pantalones abajo. Si no vieron venir el mayor "tsunami económico" de la historia moderna, difícilmente pueden predecir vaivenes más sutiles. Ellos pueden decirte dónde es mejor invertir dentro de las condiciones actuales del mercado, pero no qué pasará en el futuro con esos mercados.
De hecho, un estudio realizado por el profesor de psicología Phil Tetlock a 284 expertos en política y economía, que se ganaban la vida haciendo predicciones (recopiló 82.361 predicciones), llegó a la conclusión de que no existía ningún dominio en que las predicciones humanas fueran más confiables que un simple algoritmo que extrapolara el presente hacia el futuro (es decir, asumir que todo seguirá igual). De hecho, cuando los expertos aseguraban estar 100% seguros de sus predicciones, se equivocaban una de cada cuatro veces. Y estamos hablando de predicciones tan básicas como "¿cree que la economía se acelerará, desacelerará o permanecerá igual?". Imagínense con decisiones más complejas.
Así que cuando la gente de Felices y Forrados, o cualquier asesor financiero, te promete "avisarte a tiempo" sobre lo que ocurrirá con el mercado, recomendándote cambios de fondos riesgosos a seguros, o vice versa, ahí sí que estás jugando a la ruleta. Puede que la predicción le atine, pero puede que falle groseramente y pierdas mucha, mucha plata.
Una de las predicciones fallidas de Felices y Forrados, que hizo a sus clientes comerse completa una caída del IPSA, y luego perderse el "rebote" que pudo hacerles recuperar todo lo perdido. Fuente: Twitter de @AlephEdu |
Para empeorar lo anterior, el cambio de fondo no es instantáneo. Desde que lo solicitas, pasan varios días para que el cambio efectivamente ocurra, por lo que incluso si te avisaron "a tiempo" sobre una potencial caída del mercado, y tú reaccionaste inmediatamente, igual podrías terminar cambiándote cuando el mercado ya tocó fondo, y simplemente perderte el rebote.
En definitiva, aunque en la teoría uno debería predecir al mercado y protegerse ante posibles caídas, en la práctica lo único que haces es reaccionar tarde a cosas que ya pasaron, y dejar tu futuro en manos de gente que, en promedio, logrará resultados peores que simplemente no hacer nada. (Aclaración: no digo que sea imposible que alguien pueda hacer ciertas predicciones acertadas que te salven de una gran crisis. Digo que no se puede garantizar que no metan la pata y te dejen peor).
Por eso, la recomendación es, en general, repartir los huevos en muchas, muchas canastas y luego olvidarse de ellos por varios años. Y eso es precisamente lo que ocurre con la plata que metes en tu fondo de pensión: cada uno reparte los fondos en miles de pequeñas inversiones.
Esta es otra de esas cosas que suena muy bien a primera vista, pero que si analizamos los efectos que podría tener, puede terminar empeorando las cosas.
La lógica detrás de este argumento en bien simple. Nos parece injusto que la comisión de las AFP sea a todo evento, independiente de si logran que nuestros fondos suban o bajen. Así que pareciera una buena idea para "forzarlas" a hacer mejor su pega, que si sus clientes no ganan plata, entonces ellas tampoco puedan cobrarte comisión. Así todos vamos en el mismo bote, ¿verdad?. Ley pareja no es dura.
Dejemos de lado, por el momento, lo absurdo que es suponer que las AFP –cuyo negocio y razón de existir es administrar nuestros fondos y lograr las máximas rentabilidades posibles– saben cómo podrían invertir mejor la plata, pero no lo hacen por... ¿flojera? ¿mala voluntad?, para centrarnos en otro aspecto fallido de este razonamiento.
Déjenme hacerles una pregunta de sentido común: ¿uno debería tomas sus decisiones importantes en la vida pensando sólo en el corto plazo, o debería pensar más bien en el largo plazo? Creo que la mayoría de nosotros estará de acuerdo en que, para las cosas importantes, pensar en el largo plazo es mejor.
Pues bien, si amarráramos los ingresos mensuales de las AFP a los resultados de los fondos ese mes, lo único que lograríamos sería fomentar en ellas una mirada de cortoplacista, en que claro, privilegiarían inversiones "seguras" para evitar perder plata y todos estaríamos muy contentos de ver que nuestros fondos nunca "bajan" demasiado, pero por otro lado, terminaríamos todos con rentabilidades acumuladas mucho más bajas, porque como vimos en el Mito 1, las inversiones más seguras, en el largo plazo, son las de peores rentabilidades. En otras palabras, nos estaríamos disparando en el pie. Si las AFP apuestan a inversiones seguras, todos tendremos peores pensiones (es cosa de ver los resultados del fondo E comparados con el A en el gráfico de arriba).
Además, como las AFP no manejan el mercado (tal como los meteorólogos no manejan el clima), ante una crisis bursátil prolongada que arrastre a todo el mundo, en que los fondos estuvieran en rojo varios meses o incluso un par de años, muchas AFP se irían simplemente a la quiebra o deberían despedir a muchos empleados y analistas por no poder pagar sus sueldos, empeorando el servicio y la competencia, precarizando el sistema y poniendo en riesgo los fondos de sus pensionados.
Por último, dado que el valor de las comisiones las determinan las AFP, si les obligáramos a asumir pérdidas en los meses malos, se cae de obvio que entonces cobrarían mucho más caro en los "meses buenos" para compensar la pérdida. De hecho, no sólo cobrarán lo necesario para compensar la pérdida, sino que le incorporarán una prima de riesgo, encareciendo aún más las comisiones. Y por lo tanto, tu sueldo sería siempre incierto, pues un mes podrían no cobrarte comisión, pero al otro estaría pagando una comisión carísima para compensar el "riesgo".
Además, las AFP ya asumen riesgos junto con sus clientes. Eso se llama el "encaje". Las AFP están obligadas a poner recursos propios en los mismos fondos que sus clientes, para compensarlos en caso de obtener rentabilidades peores que las del resto del sistema. ¿Cuánto deben poner? El 1% de la plata que haya en cada fondo. Uno por ciento puede sonar a poco, pero considerando el tamaño de cada fondo, es muchísima plata. Por ejemplo, entre todos los clientes de AFP Hábitat, hay $ 3.598.760.308.943 en su fondo A (eso se lee 3 billones de pesos), por lo que sólo en ese fondo, la AFP debe poner 35 mil millones de pesos de su propio bolsillo (auch). Y eso en sólo uno de sus 5 fondos.
Si se trata de ahorrarnos la comisión, mucho mejor es lo que hacemos actualmente: licitar la cartera de clientes nuevos a la AFP que ofrezca la tasa más baja. Desde que se inventó este sistema, la comisión pasó de estar como mínimo en 1,36% (2009), a apenas 0,42% (hoy).
Wow. Esta es una de las afirmaciones más arrogantes que pueden salir de la boca de una persona.
Si más del 50% de los chilenos ni siquiera entiende lo que lee y, como vimos en los 3 mitos anteriores, la mayoría de nosotros no entiende (casi) nada de inversiones (63% ni siquiera tiene un dominio básico de matemáticas), casi nadie lleva contabilidad de sus propios gastos y algunos toman decisiones tan brillantes como meter toda su plata en negocios inverosímiles (como los quesitos mágicos) o en estafas piramidales, ¿realmente sería una buena idea dejarles sacar la plata y gastársela como quisieran?
"Bueno, es problema mío" dirá más de alguno. Claro, es problema suyo hasta que lo pierde todo y luego ¿quién debe rescatarlo? El Estado, con nuestros impuestos.
El efecto Dunning-Kruger, que padecemos todos los seres humanos (si, todos, tú y yo incluidos), nos hace creer que somos más competentes de lo que realmente somos en aquellas cosas que no conocemos. Cuanto menos sabemos de un tema, más creemos saber. Y hay pocas cosas respecto a las que la gente entienda tan poco, como de inversiones. Creer que todos nosotros seremos capaces de gestionar nuestros fondos más sabiamente que toda una industria con décadas de experiencia es, simplemente, un autoengaño.
Cierto, algunos chilenos (muy pocos) podrían efectivamente hacer un mejor trabajo que las AFP, pero, ¿cómo decidir de antemano quién está o no capacitado para manejar sus fondos? La cosa es para todos o ninguno. Y si abrimos las puertas para todos, ¿quiénes creen ustedes que serán los primeros en sacar la plata y meterla en la inversión más absurda imaginable? ¿Aquellos sabios y experimentados, o gente que no entiende nada, pero que cree que sabe? Hagan sus apuestas.